Probablemente, el entrenador más carismático del panorama futbolístico. Jürgen Klopp aterrizó a principios de octubre en Anfield con el objetivo de devolver al Liverpool al lugar donde se merece estar, y a pesar de la temporada más que irregular que ha firmado su equipo en la Premier League, la final de la Copa de la Liga ante el Manchester City, y el encuentro contra el Sevilla el próximo miércoles que decidirá quién se lleva la Europa League a casa, salvan una campaña llena de altibajos para los "reds".

Menos de un año en Anfield Road, y Klopp ya ha sido capaz de llevar al conjunto de Merseyside a dos finales. Una europea y otra nacional. No obstante, la historia del curioso técnico alemán con esta clase de partidos viene de lejos, y ha marcado su carrera como entrenador para bien o para mal. Es por ello que, justo antes de que dispute su octava final en cinco años, no vendría mal realizar un repaso de las actuaciones de sus equipos en este aspecto.

Doblete en Alemania

El éxito y el prestigio de Klopp como entrenador nacieron en su etapa con el Borussia Dortmund. Después de varios años decepcionantes, logró llevar al conjunto alemán a la primera fila del plano europeo gracias a un comienzo espectacular con dos Bundesligas consecutivas y una Copa Alemana que redondeaba el doblete de la temporada 2011/12. Puede que dicha final ante el Bayern Munich, que se saldó con una victoria contundente y humillante por 5-2, haya sido el salto a la fama para la escuadra de la Renania. Los Kagawa, Lewandowski o Gündogan reventaron el Olímpico aquella noche y derrotaron al club bávaro sin contemplaciones. La conexión entrenador-plantilla era evidente y no tardaron en salirle novias al bueno de Klopp. La popularidad ya había llegado y no se iba a ir.

Lewandowski anotó un hat-trick aquel día. Foto: Bild
Lewandowski anotó un hat-trick aquel día. Foto: Bild

Asalto a la Champions

Tras dos años dominando Alemania, y con el fichaje de Marco Reus bajo el brazo, Klopp y los suyos se lanzaron a por la Copa de Europa. La polémica elminatoria ante el Málaga, y el 4-1 ante el Real Madrid en semifinales, llevaron al Borussia Dortmund a su primera final europea desde 1997, cuando lograron por primera vez la Champions ante la Juventus de Zidane. En esta esperaba el de siempre, el Bayern Munich. Con 1-1 en el marcador, el gol de Robben a falta de cinco minutos para el final otorgaba la "vendetta" continental al equipo de Jupp Heynckes por aquel entonces, y dejaba con la miel en los labios a los jugadores amarillos. 

Robben en el momento del gol. Foto: UEFA
Robben en el momento del gol. Foto: UEFA

Cara en la Supercopa 

La competición favorita de Klopp. Después de perder la final de la Liga de Campeones, el Borussia Dortmund se tomó su revancha personal al doblegar en la final de la Supercopa Alemana al Bayern Múnich por 4-2. El debut de Guardiola al frente del club de Baviera se saldó con una goleada en el Signal Iduna Park gracias a los tantos de Reus, por partida doble, Gündogan y van Buyten en propia puerta. Las características celebraciones de Klopp representaban un toma y daca brutal entre los dos gigantes del fútbol alemán que acaparaban la prensa futbolística.

Un año más tarde, los dos conjuntos volvían a verse las caras en la Supercopa Alemana con el mismo resultado. Victoria del club de la Renania por 2-0. Esa tarde, serían Mkhitaryan y Aubameyang los artífices de la victoria para que Klopp sumara su tercera medalla de oro.

Aubameyang después del gol. Foto: The Independent
Aubameyang después del gol. Foto: The Independent

Cruz en la Copa

A pesar del idilio con la Supercopa, la Copa de Alemania (DFB Pokal) se le resistía al Dortmund. Y es que después de haberla ganado en 2012, la tuvo en su mano hasta en dos ocasiones. En primer lugar, y con el Bayern Munich de nuevo enfrente, cae derrotado por 2-0 en una final para olvidar que certificó la salida del líder y máximo artillero del equipo, Robert Lewandowski. Y por otro lado, y en este aspecto mucho más reciente, la perdida ante el Wolsfburgo en 2015 por 1-3 con un Kevin de Bruyne desatado. 6 finales, 3 victorias y 3 derrotas. No es un mal balance pero tampoco es para echar cohetes. Quizás haya sido la cuenta pendiente de Klopp en Alemania. El Dortmund siempre fue competitivo en las finales, pero casi nunca gozó de la suerte necesaria que hace falta en esta clase de partidos para alcanzar la supremacía con la que cuentan las grandes potencias europeas.

Kevin de Bruyne celebrando el gol de la final. Foto: Bild
Kevin de Bruyne celebrando el gol de la final. Foto: Bild

Estreno en Wembley

Final a la etapa en tierras germanas y nuevo proyecto. Nuevo club, nueva plantilla, nuevo estadio, pero mismo tipo de afición. Si hay algo de lo que no se puede negar Jürgen Klopp, es de la suerte que ha tenido al trabajar en dos combinados cuya hinchada puede entrar en el Top 3, fácilmente, de las mejores aficiones del mundo. El hecho de coger a un equipo roto, y llevarlo a la primera final que podía disputar, habla mucho y muy bien de la labor de un entrenador adorado por el mundo de este deporte. Por primera vez se enfrentaba en una final a un rival que no fuese alemán, el Manchester City, el cual se encargó de darle la bienvenida. Derrota más que dolorosa en los penaltis y medio Wembley llorando. La balanza ya está desnivelada en contra del bueno de Klopp y algo tendrá que hacer para remediarlo.

El Machester City celebra la Capital One ante el Liverpool. Foto: Sky Sports
El Machester City celebra la Capital One ante el Liverpool. Foto: Sky Sports

Los Coutinho, Firmino, Lallana o Sturridge tendrrán la misión este miércoles de nivelar la balanza de un entrenador  que cuenta con más platas que oros y que hará lo que haga falta para reinar por primera vez en Europa. Su camino en el Liverpool en este sentido no ha empezado de la mejor manera, pero estamos seguros de que, si hay un técnico que puede darle la vuelta a la tortilla a esta situación, ese es, sin duda, Jürgen Klopp.