La marcha del escocés David Moyes al Manchester United en el año 2013, produjo que ese mismo año un entrenador llamado Roberto Martínez que había logrado una FA Cup con el Wigan y su posterior descenso a la Championship, se hiciera con los mandos del conjunto de Liverpool.

Las expectativas puestas en Roberto Martínez para la temporada 2013/2014 eran muy grandes, cosa que sin saberlo, iba a perjudicar enormemente su trayectoria las próximas dos campañas. El Everton iba a acabar esa temporada en la quinta posición de la tabla, por delante de equipos como Tottenham o el mismo Manchester United de David Moyes. Con la quinta posición en la mano y el billete directo para la Europa League, Roberto Martínez creó un equipo para la siguiente campaña a su medida y que en sus propias palabras, tenía la mejor columna joven de toda la Premier League. Jugadores ahora de renombre como Romelu Lukaku, John Stones o Ross Barkley, eran en gran parte fruto de su obra.

Foto: express.co

Muy cerca estuvo de alcanzar esa misma temporada el objetivo que se había marcado a su llegada al conjunto toffees, que no era otro que alcanzar la UEFA Champions League. Estuvo cerca,  muy cerca, batiendo el récord histórico de puntos del Everton (73), que en otra temporada le hubiera bastado para entrar directamente. El objetivo nunca llegó, ni este, ni el de un título que contentara al aficionado blue, a pesar de quedarse una vez más, cerca, muy cerca, llegando a unas semifinales de FA Cup y de Capital One Cup.

Con la llegada de la temporada 2014/2015, las expectativas alrededor de su figura, eran aún mayores que a su llegada a Liverpool la temporada anterior, pero nada más lejos de la realidad. El equipo acaba la temporada en el undécimo lugar de la tabla y en la Europa League acaba eliminado en octavos de final ante el Dynamo Kyiv con un resultado global de 6-4. Con ello, iban a llegar los primeros síntomas de una tragedia anunciada en las inmediaciones de Goodison Park.

Comenzaba la temporada 2015/2016 y en los alrededores de Goodison Park ya no se percibía el éxtasis de temporadas anteriores, a pesar de los cambios realizados en el club ese mismo verano. El equipo acaba la temporada aún peor que la temporada anterior, cosechando la duodécima posición en la tabla y siendo el sexto equipo más goleado del campeonato, demostrando claramente una fragilidad defensiva no permitida a un equipo que quiere optar a los puestos altos de la clasificación. Si a esto se le suma los descalabros resultados de este final de temporada: la goleada recibida en Anfield ante el Liverpool (4-0) o la derrota ante el Leicester (3-1) en la celebración del título ligero, dan como resultado una destitución para una afición que ya había dictaminado sentencia mucho antes.

Foto: dailymail

Un once que no produjo los resultados esperados

Hablar del equipo de Roberto Martínez es hablar de dos caras, tanto es su estructura como en su comportamiento dentro del campo. Martínez siempre ha utilizado el mismo estilo de juego en base a un 4-2-3-1, que durante sus años en el Everton no supo evolucionar.

Línea por línea es un equipo bastante curioso el que ha armado durante sus tres temporadas al mando. La portería siempre ha sido para el veteranísimo portero estadounidense Tim Howard, aunque debido a las lesiones, el español Joel Robles lo ha suplido sensacionalmente esta temporada, incluso arrebatándole el puesto cuando el estadounidense ya se encontraba recuperado.

La línea defensiva es la que ha pasado por más apuros, no solo esta temporada, sino también años anteriores. El año pasado la pareja de centrales la formaban Jagielka y Stones, intocables para el míster, pues, la veteranía de Jagielka tapaba los errores de un joven Stones que aún se estaba haciendo al equipo. Por desgracia Jagielka se lesionó a principio de temporada, dando paso al internacional argentino Funes Mori. Una pareja nueva no podía traer nada bueno y así fue, las lagunas defensivas que mostraban eran preocupantes y un fuerte dolor de cabeza para el técnico.

El lateral derecho era para Seasmus Coleman, dueño total del carril derecho. Fuerte, rápido y con gran proyección ofensiva, a sus 27 años ha alcanzado la madurez futbolística. Al contrario que el carril derecho, la banda izquierda no se encontraba del todo definida. Comenzaba la temporada supliendo al lesionado Baines, el joven Galloway, pero su poca experiencia no lo ha dejado asentarse definitivamente en el carril izquierdo. Por otro lado se encontraba el ya mencionado, Leighton Baines, leyenda del club y que a sus 31 años ha dado muestras de encontrarse en la cuesta abajo de su carrera deportiva. Con esta falta de dueño, aparece otro actor a escena, Bryan Oviedo, que también puede jugar de volante izquierdo y que a pesar de tener un gran dominio con las dos piernas, no le ha servido para asentarse en el lateral.

Para el mediocampo había un titular indiscutible llamado Gareth Barry y otros (McCarthy, Cleverly o Besic) que entraban a escena dependiendo de las circunstancias del partido. A pesar de estar dando los últimos coletazos en su carrera, Gareth Barry ha sido pieza fundamental en el esquema de Martínez durante toda la temporada, viendo en él la referencia en el eje de su equipo.

Foto: Skysports

En la línea de ataque es difícil negar la brillantez ofensiva. La banda derecha no hubiera tenido rival si a Gerard Deulofeu le hubieran respetado las lesiones. Posiblemente uno de los jugadores más desequilibrantes en el uno contra uno, capaz de salir tanto por izquierda como por derecha y colocar centros medidos que son un regalo para Lukaku. Sin duda uno de los jugadores más determinantes de la plantilla pero que debido a su escasa producción defensiva y a las lesiones, no terminaron por asentar en la banda derecha.

La mediapunta es indiscutible para Ross Barckley, uno de los jugadores ingleses con mayor proyección y en el que muchos poderosos equipos europeos ya han puesto sus ojos. Dispone de una conducción de balón y una gran llegada al área gracias al fuerte tren inferior del que dispone. Como extremo izquierdo comenzó jugando Arouna Koné pero no terminó de encajar por lo que habían muchas variantes de jugadores como Mirallas, Pienar o Cleverly, este último haciéndose con la titularidad en la mayoría de los partidos. Por último, la punta de ataque ha sido indiscutible para el delantero belga, Romelu Lukaku, desde la pasada temporada. Gran juego aéreo, potencia en carrera, juego de espaldas y juego asociativo, son las señas de identidad de un completo delantero de tan solo 22 años.

Gestión Institucional

A pesar de que como entrenador a Roberto Martínez se le puede achacar varias cosas, como gerente del Everton ha hecho una gestión institucional muy correcta. Gastó millones que había que gastar en jugadores para optar a cotas más altas e incluso batió el récord de cantidad pagada por un jugador, Romelu Lukaku, al cual trajo por una cantidad cercana a los 35 millones de euros, arrebatándoselo a equipos como el Real Madrid, Juventus o el Atletico de Madrid. Con el fichaje de Lukaku efectuado, el técnico centró sus esfuerzos en producir la vuelta de Gerard Deulofeu y el fichaje de un jugador que ya había tenido consigo durante su paso por el Wigan, James McCarthy. Ambos realizados con éxito. A esto hay que sumarle la confianza que les dio a los jóvenes futbolistas, en especial a Ross Barckley y John Stones, consagrados ya en el Everton. Igualmente, el técnico pudo retener a piezas importantes de su plantel como fueron, Leighton Baines (oferta del Manchester United) y John Stones (oferta del Chelsea), ambos con ofertas mayores a las que no podía llegar el Everton. 

En definitiva, la trayectoria de Roberto Martínez desde el punto de vista de la gestión del club se podría calificar de correcta. Ha hecho todo lo posible por hacerlo correr pero han sido pocas las veces que verdaderamente lo ha hecho.