West Brom y Everton se enfrentaron en la tarde el sábado por tres puntos que pueden ser vitalesa final de temporada para dos equipos que sin saber cómo, terminan logrando (o no) sus objetivos por muy poco.

Los balones parados

Inicio muy dinámico, ambos equipos se animaban a proponer,  partido parejo, muy trabado en el mediocampo. Los baggies querían seguir consolidándose como un outsider complicado, mientras que los toffees tampoco se quedaban atrás y aspiran a tener una gran campaña en esta nueva temporada.

En los primeros 10 minutos hubo muy pocas llegadas en ambas áreas y ninguno de los dos arriesgaba un poco más de la cuenta. No hubo un dominador absoluto, sólo chispazos futbolísticos por momentos. Fletcher intento marcar diferencia, se asociaba, buscaba a sus compañeros. Aunque la defensa del Everton se anticipaba, no hubo ocasiones claras hasta el momento peor aún ninguno se animaba a romper esquemas.

Tres minutos después, Salomón Rondón se perfiló sólo y estuvo cerca de anotar el primero, aunque fue el veteranísimo Gareth McAuley  capitalizó un tiro de esquina y le dio la ventaja parcial y West Bromwich se asentó mejor.

El Everton estaba muy golpeado, no encontraba como revertir la situación y  estaba muy distante de aquel rendimiento que mostró en la primera jornada ante Tottenham Hotspur.   Los toffees no se resignaban pese a estar en desventaja, nunca tiraron la toalla y de alguna manera le generaban complicaciones a la defensa del equipo local.   Ben Foster evitó el empate y los tiros libres fueron un dolor de cabeza constante.

Rondón se mostró como el jugador más activo en ataque para los locales, tuvo una ocasión más para extender la ventaja parcial y su remate salió desviado. Los baggies jugaban mejor, eran superiores a su rival. El rendimiento colectivo parcial fue aceptable, aunque tendría que mejorar las espaldas en el segundo tiempo.  

McAuley celebra su tanto con Fletcher. Foto: Premier League
McAuley celebra su tanto con Fletcher. Foto: Premier League

Remontada por calidad

El Everton estaba en serios problemas porque nunca arriesgó en el primer tiempo, tampoco tuvo volumen ofensivo y tendría que romper esquemas en los segundos 45 minutos. El partido arrancó de nuevo muy parejo, con pocas ocasiones y muy intenso en el mediocampo. La tónica pareció no cambiar y el marcador reflejaba lo que estaba pasando. Alguno de los dos tendría que animarse a tomar más protagonismo, y en el momento más inesperado, Kevin Mirallas con un golazo salvó a los toffees temporalmente.

En el segundo tiempo, West Bromwich entró más decidido y se asociaba más, parecía que el Everton sólo aspiraba a responder de contragolpe y aprovechar algunos errores defensivos del equipo local.  Aunque los toffees no pasaban del mediocampo hacia adelante, tendrá que ingeniárselas para generar peligro en el área rival.

Los visitantes por momentos recuperaban la memoria, aprovechaba el cambio de ritmo por las bandas pero continuaba sin profundidad ofensiva, lo más preocupante es que quedaba muy expuesto cada vez que perdía la posesión del balón. Los baggies eran protagonistas en cada acción ofensiva, le generaron constantes preocupaciones a la defensa de los toffees. El partido estaba mucho más parejo en comparación al  primer tiempo, ahora estaba para cualquiera porque la escueta diferencia no era argumento suficiente como para pensar que estaba cerrado el resultado.

A los 60 minutos, el Everton sorprendió a West Bromwich , Gareth Barry anotó el segundo y ahora el partido cambiaba por completo.  Los baggies dominaban y por un error puntual en defensa perdía sorpresivamente. Los visitantes se asentaron mejor y tomaron más iniciativa, un partido muy diferente, esto es lo que ofrece este maravilloso deporte. Con poco fútbol y mucha reacción fue capaz de revertir el resultado en contra.

Pulis y Koeman se saludan antes del partido. Foto: Premier League
Pulis y Koeman se saludan antes del partido. Foto: Premier League

El cuadro local evidenció muchas carencias futbolísticas, nunca encontró su mejor versión y peor aún no supo capitalizar las ocasiones que generó en el área rival.  Su última línea es un muy frágil.  Se confió mucho por le ventaja mínima y tuvo dos errores que le hicieron perder la ventaja.

Los baggies agonizaron  en cada ataque del Everton, una cosa de locos, pues en un partido que parcialmente fue favorable terminaba en una pesadilla que muy pocos nos imaginaban.  Fue un partido para el olvido y tendrá que mejorar muchísimo para cambiar el modesto nivel que mostró. En la tercera jornada que jugará entre el sábado 27  y domingo 28 de agosto, West Bromwich  será local ante Middlesbrough y Everton recibirá a Stoke  City.