Los primeros minutos del encuentro fueron de tanteo entre ambos equipos, pues ambos estaban teniendo amplias fases de posesión en campo contrario, sin crear el menor peligro ni por las bandas ni por el centro del ataque. Pese a todo, estaba siendo el conjunto dirigido por Jürgen Klopp el que estaba manejando la posesión del cuero, bajo un ritmo muy bajo de intensidad fomentado sin duda por la lentitud con la que ambos conjuntos estaban circulando la redonda. Pasaron los minutos, y el conjunto red siguió teniendo la posesión, aunque pasó algún aprieto para mantenerla ante la mayor presión que estaba realizando el conjunto local, que únicamente presionaba en el primer tercio del campo, y que se replegaba en los últimos 30 metros cuando el combinado del noroeste de Inglaterra superaba la primera línea de presión.

Dominio inicial de los locales, que controlaron muy bien la situación

El 0-1 del conjunto visitante llegó por medio de Dejan Lovren, que remató con la pierna derecha en el segundo palo un centro de Philippe Coutinho desde el costado izquierdo. Tras el tanto, el conjunto local adelantó sus líneas de presión, y empezó a llegar con más efectivos a terreno de juego contrario. Después de unos minutos, el efecto de reacción tras el primer gol se esfumó, y el equipo dirigido por Jürgen Klopp retomó el dominio de la pelota, y volvió a encerrar al Chelsea en su área a base de tocar y de abrir el juego hacia las bandas, aunque esos intentos fueron inútiles, pues el cuadro dirigido por Antonio Conte se estaba replegando bien en su área y apenas estaba mostrando fisuras. Cuando el enfrentamiento se acercaba a la media hora, el equipo que estaba por debajo en el marcador tuvo unas fases de ataque posicional, a raíz de una buena presión alta que propició un mayor número de recuperaciones de balón en campo contrario.

En los últimos minutos de juego del primer tiempo, el equipo local siguió dominando el encuentro, a base de controlar la posesión del cuero y de no dejar salir de su campo al conjunto visitante, que se veía incapaz de salir con la redonda controlada, pues estaba echando en falta a jugadores como Coutinho, Henderson y Lallana, que no estaban siendo capaces de aparecer en escena. Aunque aun así, el Liverpool aprovechó una de las pocas ocasiones en las que pudo salir de su propio terreno de juego en esa fase del encuentro, y logró hacer el 0-2 de la mano de Henderson, que batió a Courtois con un disparo con el interior de la pierna derecha desde 25 metros, tras recoger un rechace de Ivanovic que se anticipó a Lallana en una internada Nada pudo hacer Courtois, excepto admirar la bellísima factura del gol que le estaban marcando. Tras el segundo tanto, el conjunto red empezó a ejercer un mayor dominio sobre su rival, rebajando la intensidad del duelo en muchas fases, con posesiones largas en terreno de juego contrario.

Dominio blue, control red

El segundo tiempo comenzó con dominio de balón de un Liverpool muy bien posicionado sobre el terreno de juego tanto con el esférico como sin él, con un ritmo más bajo de intensidad que en ocasiones le perjudicaba a la hora de recuperar la posesión de la redonda. Después de los primeros minutos, el Chelsea se empezó a adueñar del encuentro con la posesión de la pelota, aunque estaba teniendo serias dificultades para profundizar en las fases de ataque posicional, pues su mayor blanco para atacar estaba siendo la banda derecha, donde procuraba aprovechar la inexperiencia de Milner como lateral izquierdo, con un Ivanovic incisivo. Tras esa fase de dominio, el equipo dirigido por Antonio Conte logró completar una buena fase de posesión, marcando el 1-2 de la mano de Diego Costa, que remató en el área pequeña un pase atrás de Matic desde línea de fondo. 

Tras el gol, un Jürgen Klopp acongojado por la idea  de encajar el empate cada vez más latente, a raíz de los acercamientos del Chelsea que llegaba con peligro tocando, cambió el esquema táctico de su equipo al 4-1-4-1, dejando a Henderson como único mediocentro, y colocando a Wijnaldum y Lallana como interiores. Con ese cambio, logró taponar la hemorragia de llegadas por el centro, e incluso tuvo oportunidad de controlar más el partido con la pelota, gracias a la fructífera asociación entre los interiores, que estaban siendo decisivos para el equipo, en este tramo de juego, con Mané y Coutinho, este último en menor medida. Pasaron los minutos, y el Liverpool consiguió frenar el ímpetu local, adelantando las líneas, de forma que impidió el progreso blue, entre líneas. 

En los últimos minutos de juego, el conjunto visitante siguió dominando el encuentro, controlando la posesión del balón, y creando mucho peligro por las bandas, especialmente por la izquierda, por la que Milner, que estaba teniendo una gran participación en ataque, estaba siendo un apoyo constante. Después de unos minutos, el Chelsea recuperó el control de la situación, dominando el balón en los últimos minutos, y sitiando el área red en los últimos minutos, generando mucha sensación de peligro por ambas bandas, pese a que no estaba rematando todas las jugadas que generaba. Los últimos segundos de juego fueron de asedio local, aunque todas sus jugadas terminaban cuando alguno de los laterales o de los extremos centraba el balón al área.

Finalmente, los de Klopp asaltaron Stamford Bridge y se colocaron con los mismos puntos que los locales en la clasificación.