En una jornada atípica en la que Oporto se había dejado los tres puntos en Funchal y Benfica empató con Gil Vicente, Sporting afrontaba el del José Alvalade con la clara intención de lograr coger en la cabeza de la clasificación al conjunto encarnado. Además tenía la historia a su favor, puesto que en tan sólo siete ocasiones se había impuesto el conjunto estudiantil a los leones, pero lo cierto es que dejó escapar una oportunidad de oro, sobre todo, teniendo en cuenta que la próxima jornada se enfrenta al equipo de Jorge Jesús.

El empate de hoy transforma el clásico por excelencia de Portugal de importante a capital y más si observamos la igualdad que existe entre los primeros clasificados de la Liga Zon Sagres.

Lo que ocurre es que los leones no fueron los de siempre. Les faltó fluidez en el juego y sobre todo les faltó acierto de cara a la portería de Ricardo. En la segunda mitad, tuvo oportunidades más que de sobra para adelantarse en el marcador, pero la ansiedad y la falta de paciencia, convirtió cada oportunidad en un parto con complicaciones. En el 52 estuvo a punto de llegar el primero después de que Montero combinase con Cedric y la pelota quedase de nuevo a su merced para que la estrellase en Joao Real, con Ricardo batido y con el público casi celebrando por fin el primero. Pero no fue, como no lo fueron ni la de Martins en el 56, ni la Dier en el 72. Todas acabaron en las manos de Ricardo. Todas sucumbieron ante la muralla de Coimbra.

Posiblemente, la segunda parte habría sido sólo un trámite, si en la primera el fútbol no hubiese sido de futbolín.

Porque ver la primera parte del partido ha sido como estar expectante ante una partida de futbolín en la que la pelota corre, va de un lado a otro pero en realidad no pasa nada. Y es que lo cierto es que durante una parte considerable de la primera mitad el balón ha estado en el mediocampo, de Sporting a Académica y de Lisboa a Coimbra, como en esas jugadas interminables en las que bolas de futbolín se enredan en las piernas de los jugadores mientras los dueños de sus movimientos los agitan de un lado a otro para que no salga de ahí o para conseguirlo.

 Eso sí, el juego, fue alegre, propio de un partido sin dueño que busca amo, pero sin demasiado peligro. En ocasiones el balón llegaba a la los laterales, veía las esquinas y se encontraba muy cerca de la meta: el gol.

Sin embargo, todo cambiaba cuando la pelota se encontraba con los pies de Montero, un avançado con tanta clase como peligro. De hecho, suya fue la primera ocasión en el minuto 7, después de un gran pase de Adrien, pero el pie de Ricardo evitó que los leones estuvieran más cerca de coger en lo alto de la tabla a Benfica.

Ahora bien, como en toda partida alocada, siempre hay peligro en las dos áreas y aunque sea poco, Académica, logró poner a prueba a Rui Patricio. Tanto que, de facto, fue la gran ocasión de la los primeros 45 minutos. Ivanildo sirvió para Marcelo, que mando el balón fuera por poco. Y claro, a fuerza de creérselo fue creciendo el conjunto de Coimbra, tanto que acabó llegando más que el Sporting y reclamando un penalti en el área en el minuto 45, pero el árbitro consultó a su linier y decidió que se siguiese jugando.

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Sobre el autor
Miguel Á. Ortiz
Licenciado en periodismo, antes seducido por la historia y con un máster en Periodismo deportivo, sigo buscando la oportunidad de contar historias. He encontrado el mejor sitio: Vavel.