Cuenta la leyenda que un dragón yacía dormido. Acurrucado en su cueva, a la espera de desplegar las alas y volver a volar. Esa leyenda, narra también cómo la mítica bestia esperó durante un largo tiempo hasta, tras años en el reino de los sueños, despertó para volver a mostrarse. Para regresar a atormentar a los humanos, para escupir fuego y devorar a sus víctimas. Dejando de lado cuentos más propios de escritores de la taya de los Hermanos Grimm, las fábulas y la ficción, hay que centrarse en el fútbol.

El Oporto, temible rival durante años en Europa, no atraviesa su mejor momento en lo que historia reciente se refiere. Eliminado los dos últimos años por equipos españoles, este curso ha decidido nutrirse de futbolistas y de un entrenador de esta nacionalidad para poder aprender de los errores del pasado. También tuvo muy presente el mercado de la Liga BBVA, pues supo pescar bien, elegir a sus nuevas estrellas. Ahí es donde aparece Brahimi. El jugador argelino, que brillaba con luz propia en Granada, pero de forma intermitente, dio un salto en su carrera al firmar por el conjunto portugués. El Oporto, comandado por Lopetegui, supo ver en él un líder potenciable para el futuro, más cercano que lejano.

Hola, Champions

Tras superar la fase previa, en la que Brahimi ya mojó, el Oporto se presentó en la fase de grupos, acompañando a Athletic, Shakhtar y BATE Borisov. Un grupo asequible para los ibéricos, pero en el que ninguno se podía despistar por el poderío que ya ha demostrado el conjunto ucraniano en otras ediciones. Los bielorrusos, la cenicienta con mucho que pelear en su propio campo. Así, la máxima competición del fútbol europeo llegó a los pies del argelino.

A los pies, porque en su debut, ha conseguido algo inaudito. Algo que tan solo las grandes estrellas pueden lograr. Un hattrick, y no siendo un goleador habitual. La portería se ha hecho amiga del jugador argelino, que viste el 8 en do Dragao. El primero, tras un saque fallido del guardameta visitante y un espléndido recorte hacia fuera con su zurda. El segundo, en una cabalgada de oro desde el centro del campo y un disparo seco con la diestra. Y el tercero, en una falta disparada magistralmente, imposible para el arquero rival. Tres tantos, de tres formas diferentes, en la mejor noche de Yacine.

Contento estará Rabah Madjer, ex jugador argelino del Oporto que también consiguió esta proeza. El internacional por Argelia, en 1990, anotó cuatro tantos, vistiendo la zamarra del conjunto portugués, ante el Portadown, equipo norirlandés que fue goleado por 1-8 en su propio campo. Un rival de menor identidad que el bielorruso, pero que sitúa a Madjer y a Brahimi, al mismo nivel, el de haber conseguido un hattrick con el equipo de los dragones.

(Foto: FC Porto).

Así, Brahimi se une al selecto grupo de goleadores del Oporto, y lo hace encima siendo debutante en Champions League. Los Juary, Gomes, Madjer, Pena y Deco tienen un nuevo compañero en su sala de honor: Yacine Brahimi. El magrebí comienza a rugir con fuerza el año de su salto exponencial al fichar por el equipo luso, y es ya uno de los elegidos de la afición. Los dragones tienen un nuevo espécimen en sus filas, uno de origen argelino.


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