Históricamente, el Oporto nunca ha guardado un buen recuerdo de sus eliminatorias de Champions League ante el Bayern de Munich. Portugueses y alemanes se han visto las caras en Europa tres veces en su historia, y curiosamente dos de ellas en los cuartos de final de la máxima competición europea de clubes. En ambas eliminatorias el conjunto bávaro ha sabido imponerse (1-3 en el global en la temporada 1990-91 y 2-3 en el global en la temporada 1999-2000). Sin embargo, el conjunto portista guarda un muy buen recuerdo de uno sus enfrentamientos con los germanos, dado que la primera de las dos Champions que posee hasta la fecha la consiguió al imponerse precisamente al Bayern de Munich.

Hay que remontarse a un ya lejano 27 de mayo de 1987 para recordar esta histórica final. Ambos conjuntos se veían las caras en Viena, donde el conjunto bávaro llegaba como gran favorito para alzarse con el título. Los alemanes habían iniciado a principio de temporada una marcha triunfal en la Copa de Europa, eliminando en su camino a equipos como el PSV Eindhoven, el Austria de Viena, el Anderlecht belga e incluso al Real Madrid, al que golearía en semifinales.

El Oporto, por su parte, no se esperaba ni mucho menos que llegara a la final de Viena, y se le achacaba su fortuna en los emparejamientos que había tenido en las eliminatorias anteriores: había eliminado al Ajax Rabat de Malta, al Viktovice checoslovaco, al Brondby danés y a un Dinamo de Kiev que por aquel entonces pertenecía a la URSS.

El camino del Oporto hacia la final de Viena

Eliminatoria Partido Partido de Ida Partido de Vuelta Global
1/16 de final Oporto-Ajax Rabat 9-0 1-0 10-0
1/8 de final Oporto-Viktovice 0-1 3-0 3-1
1/4 de final Oporto-Brondby 1-0 1-1 2-1
Semifinales Oporto-Dinamo Kiev 2-1 2-1 4-2

De esta manera, germanos y portugueses se veían las caras en el Estadio Prater de Viena (ahora Ernst Happel). El partido sería un encuentro marcado por las importantes bajas en uno y otro equipo, dado que el capitán de los bávaros, Klaus Augenthaler, era baja por sanción, mientras que el delantero estrella de los portistas, Fernando Gomes, se quedaría sin jugar por lesión.

El encuentro fue también un duelo entre los dos entrenadores. Tanto Udo Lattek como Artur Jorge plantearon la misma formación táctica. Un 4-3-3 bastante claro donde destacaba el legendario Paulo Futre en el extremo derecho y el reconocido Lothar Matthäus en la mediapunta.

Alineaciones del encuentro

Bajo la atenta mirada de más de 62000 espectadores, el belga Alexis Ponnet dio inicio a una de las finales con el guión más previsto de la historia. Pese a que el Oporto salía en teoría con tres centrocampistas, en la práctica se vio como tanto Futre como Magalhaes atrasaban su posición, quedando en un 4-5-1 bastante claro.

El Bayern, que tuvo el control del partido desde el minuto uno, se limitó a tener la posesión de la pelota y a esperar que algún pase rompiera la férrea defensa portista, muy bien plantada desde un principio pero que luego vería como los alemanes tardaban poco menos de 25 minutos en adelantarse en el marcador.

El tanto bávaro llegaría desde una forma muy poco común. Un saque de banda a priori sin peligro alguno pero que acabaría con el tanto de cabeza de Ludwig Kögl. Pflüger la pondría desde la banda con un saque con bastante potencia, la zaga lusa despeja sin demasiada contundencia y el esférico le cae a un Kögl que con un remate en plancha no perdona.

Foto: 41.media.com

En un intento desesperado por igualar el partido antes del descanso, Artur Jorge cambió la posición de Futre, que pasó de ser interior a ser la referencia en la punta de ataque. Y aunque de nada serviría este cambio posicional, las combinaciones en ataque del jugador portugués con Madjer serían un adelanto de lo que pasaría en la segunda mitad.

Ya en la segunda parte, Artur Jorge salió a por todas y entraron Juary y Antonio Frasco por Quim e Inácio. Con tan sólo tres defensas y con dos puntas diferenciados, Futre volvió a la banda, donde pudo tener mayor libertad de movimiento y donde en el ecuador de la segunda mitad sorprendió a Viena con una jugada sensacional en la que dejaría atrás a Nachtweih, Eder y Pflügler.Sin embargo, el gol no llegó y tendría que ser una genialidad de Madjer la que decantara el choque.

El taconazo que dio la vuelta al mundo

Corría el minuto 77 cuando Madjer entró en la leyenda. Juary, imitando la jugada de Futre, se marchó en velocidad en el pico del área de Pflügler y encaró a Éder y también a Pfaff, que había salido de su portería para impedir el avance del jugador. Sin embargo, Juary llegó a disparar a puerta, rozando el balón el guardameta alemán.

Pelé: "Pudo haber sido el mejor gol que haya visto nunca"

El esférico, que cayó muerto en la forntal del área pequeña, le cayó a un Madjer que no se lo pensó dos veces y, con un taconazo sublime, mandó el balón al fondo de la portería ante la impotencia de Flick, que tras la salida de Pfaff se había quedado en la línea de gol para defender la portería. El gol dio la vuelta al mundo, y hasta el propio Pelé reconoció la espectacularidad del tanto: "Pudo haber sido el mejor que haya visto en mi vida, si él no hubiera mirado hacia atrás". El gol, que pasó a conocerse como "el tacón de Alá" se ha convertido junto a la volea de Zidane ante el Bayer Leverkusen en el mejor tanto en las finales de la Champions League.

Aún así, la mágica noche de Madjer no acabaría, tan solo empezaba a fraguarse. Sin apenas asimilar este gol del empate, el Bayern vio impotente como en apenas dos minutos recibían el segundo y definitivo tanto de la final. El argelino recibiría el balón en la banda izquierda, y tras una gran cabalgada en la que se fue con bastante facilidad de Winklhofer, puso un gran balón al segundo palo ante la salida de Nachtweith para que, libre de marca, Juary fusilara Pfaff con un disparo que se colaría por la escuadra.

El Oporto marcaría sus dos goles en apenas dos minutos

Dos goles en dos minutos con Juary como protagonista y con Madjer como héroe a un Bayern sin capacidad de reacción no le quedó otra que ir a la desesperada en busca del gol del empate. Udo Lattek dio entrada al danés Lunde, que sustituiría a Flick, un cambio que sería en vano, dado que apenas tendrían ocasiones para empatar el encuentro. De esta manera, el Oporto se alzaba con su primera Copa de Europa y se convertía en el segundo equipo portugués en conseguirla tras el Benfica.

Ahora, 28 años después, los papeles apenas han cambiado. El Bayern encara la eliminatoria como claro favorito para pasar a semifinales, pero el Oporto, que todavía no ha perdido en la presente edición, tiene en sus filas a un argelino que, al igual de Madjer, puede ser decisivo. Yacine Brahimi, que está cuajando buenas actuaciones esta temporada, será una de las claves de un Oporto que lo tiene bastante difícil pero, como ya se ha visto, no imposible.

Foto: UEFA.com
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Sobre el autor
Nehemías Dorta
Periodismo en la ULL. Coordinador adjunto de las redacciones de la UD Las Palmas y Portugal. El fútbol portugués como gran pasión. Aprender haciendo lo que más quieres, eso no tiene precio. ¡Nos leemos!