El Gil Vicente empezó el derbi de Braga conocedor de que su máximo rival en la lucha por la permanencia, Arouca, había caído a domicilio ante Vitória Guimarães y de conseguir derrotar al Sporting de Braga se habría puesto a tan sólo un punto de la salvación. Y con esa idea en mente empezaron los locales con mucha energía. Tanta, que en el minuto 3, Diogo Viana cometió un penalti claro que transformó Zé Luis, bigoleador y héroe de la noche. A los locales les costó reaccionar y el delantero cabo verdiano sentenció minutos más tarde en una buena combinación de los visitantes.

Con la vista en la semifinal de copa

Un Sporting de Braga con Sérgio Conceição dando instrucciones desde la grada saltó al Estádio Cidade de Barcelos con varias caras poco habituales. Entre lesiones, sanciones y jugadores reservados para la semifinal de Taça da Portugal ante Rio Ave, los visitantes empezaron el partido más pendientes de su rival que de hacer su juego propio. Pero todo se les puso de cara a los 3 minutos, cuando el defensor de Gil Vicente cometió una falta clara dentro del área sobre Djavan, muy activo durante el partido, y Zé Luis se encargó de transformar la pena máxima.

A partir de ese momento el Sporting de Braga decidió esperar en su campo a un Gil Vicente mucho más necesitado de puntos que intentó arrollar a su rival con más ganas que con un patrón de juego definido. Y en un saque de banda aislado, los visitantes consiguieron entrelazar una buena jugada que terminó en un gran gol del protagonista de la noche, Zé Luis.


Los locales nunca se rindieron

Lejos de lo que se pueda pensar con un 0-2 en contra en el primer cuarto de hora ante un equipo de la parte alta de la tabla, Gil Vicente nunca se rindió. Lo intentó por todos los medios, con más corazón que cabeza, mientras que el Sporting de Braga se dedicó a trabar el partido y salir a la contra. En la primera parte se vieron 5 tarjetas amarillas y pudieron ser muchas más. Ambos equipos entraban al choque sin miedo, lo que hizo que el partido estuviese lleno de interrupciones para atender a varios jugadores. El partido estaba exactamente donde los visitantes querían. Cada vez que los de Barcelos conseguían llegar a la meta de Kritsyuk, que estuvo muy seguro durante todo el encuentro, el Sporting de Braga replicaba con una ocasión más peligrosa aún. Y ahí es donde se vio la gran diferencia entre ambos equipos: la calidad. En el minuto 24 los locales pudieron recortar distancias tras una mala cesión al portero que el arquero ruso, que hoy jugaba en sustitución de Matheus, supo cubrir con solvencia. Igual ocurrió en el minuto 39, donde los gilistas tuvieron la ocasión más peligrosa del partido. El brasileño Jander, de los mejores de su equipo durante todo el partido, lanzó un misil a 117 km/h que el guardameta del Sporting de Braga tocó lo justo para enviar al larguero.

Una segunda parte de intercambio de golpes

Ambos equipos saltaron en el segundo tiempo más conscientes del resultado, y ya con Pedro Tiba en el terreno de juego, el Sporting de Braga empezó a tener más el balón. Los visitantes estaban muy cómodos sobre el terreno de juego con la amplia renta de dos goles, aunque el conjunto entrenado por José Mota seguía teniendo muchas ocasiones. Mientras que a los locales les costaba un mundo llegar arriba para luego perdonar y fallar ocasión tras ocasión, el cuadro de Sérgio Conceição ponía a prueba a Adriano con muy poco esfuerzo. El portero brasileño fue el mejor de su equipo, pues a pesar del trabajo gilista, la ventaja al final del partido pudo ser más amplia.

Un claro resumen del encuentro fue la jugada del minuto 73, una triple ocasión donde Zé Luis estuvo a punto de convertir un hat trick, pero su disparó se estrelló en un defensa para que posteriormente Rubén Micael no acertará a rematar y finalmente Adriano hiciese una parada digna de enmarcar al tiro de Pedro Santos. No era la noche de los aciertos cara a puerta.

De este modo el Sporting de Braga se afianza en su cuarta posición manteniendo la distancia con sus perseguidores y pudiendo centrarse en el vital partido de copa de la semana que viene, y a Gil Vicente le queda una final menos para obrar el milagro. El panorama es preocupante, porque en el día de hoy pudieron merecer más en muchos tramos del encuentro, pero les penalizó su poco acierto de cara al gol.

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