Julen Lopetegui advirtió en la rueda de prensa previa al partido lo trascendental de sumar los 3 puntos ante Belenenses, mucho más importantes que el partido ante el Chelsea en Champions. Podría haber firmado las mismas palabras el entrenador rival, Ricardo Pinto, que así habría encontrado una buena excusa para justificar la bochornosa derrota de su equipo ante la Fiorentina (0-4) en Europa League.

Gran comienzo local

El partido comenzó como se esperaba, dominando el Oporto en posesión y el Belenenses en ocasiones. Los primeros minutos de partido estuvieron marcados por el afán de control en mediocampo del Oporto, ante un equipo escondido en su campo esperando como un soldado en su trinchera la oportunidad de salir rápido al contrataque. El guion previsible en casi cualquier partido del Oporto en la Liga NOS. A los seis minutos de juego un remate de cabeza de Maicon estuvo cerca de adelantar a su equipo, como ya hiciera ante el Chelsea.

El partido pintaba bien para los de Lopetegui pero el Belenenses comenzó a adelantar sus líneas y dificultar la salida desde la defensa maniatando a los zagueros blanquiazules, principalmente el mexicano Layún quien con una falta, más por frustración que por necesidad, cortó las embestidas del conjunto rival. No estaba contento Lopetegui, un técnico que impone una consigna por salir si o si con el balón jugado y que observa perplejo desde la banda como uno de sus defensores se ve obligado a recurrir a la falta tras un fallo defensivo.

Fue presionando arriba como llegaron los mejores momentos de fútbol del Belenenses. El Oporto se dedicaba a transitar el balón entre Layún, Marcano, Maicon y Maxi, de vez en cuando Imbula, pero nunca Aboubakar, la referencia goleadora. En el minuto 13, el número de la mala suerte, un peligroso disparo de cabeza de Kuca sobre la portería de Casillas fue la confirmación de lo anterior. El de Móstoles sacó a relucir sus reflejos, esos que dice no entrenar porque vienen de serie, atajando la primera y única oportunidad clara de Belenenses durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Tambien fue la jugada que se esparció como la pólvora entre todas las redacciones deportivos de los medios españoles anti mourinhistas.

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El remate de Kuca sirvió como despertador para el conjunto de un enfadado, aún más de lo que de por sí es, Lopetegui. Los papeles se intercambiaron. El Oporto aceptó su rol de equipo favorito y junto al calor desprendido por su afición comenzó a estirarse y buscar la puerta de Ventura. Así llegaron las tímidas oportunidades del equipo local, tímidas pero oportunidades porque el partido no podía seguir igual. Cambio la dinámica y con esta vinieron los remates de Corona, Aboubakar y André André, futbolista fundamental obligado a dar dos pasos hacia delante para que su equipo diese uno. Gracias a Neves y A. André el Oporto logró hacerse dueño de la pelota, nada nuevo bajo el sol de Do Dragao, sin perderla a los cuatro toques entre la defensa, he ahí la novedad. La posesión voló de área a área, de Casillas a Ventura.

Los últimos quince minutos fueron un monologo de los de Lopetegui que se convirtieron en amos y señores del juego, acaparando las oportunidades, no excesivamente claras, ante un correoso Belenenses, deseoso en volver a probar a Casillas. Es curioso como un futbolista del Oporto fuera quien cortará de raíz, y nunca mejor dicho, la buena dinámica que había adoptado el equipo durante el desarrollo del partido.

El lateral argentino Maxi Pereira, fundamental en la banda diestra hasta la fecha, cometió una falta ingenua e impropia (lo que se dice siempre en estos casos) de un futbolista de su nivel. El defensor vio su quinta amarilla de la temporada, era el séptimo partido, lo que le privará de la difícil papeleta de su equipo ante el Braga, en la próxima jornada. Y así se llegó al descanso, donde el defensa central Maicon, uno de los bastiones del equipo tanto ofensiva como defensivamente, se lesionó al término de la primera mitad obligando a Lopetegui a dar entrada desde el banquillo a Danilo Pereira.

Arrollador el equipo de Lopetegui en la segunda parte

Antes de combinar las primeras jugadas tras la reanudación llegó el primer gol del Oporto gracias a un buen disparo del mexicano Corona del que nada pudo hacer el portero Ventura. Y al poco tiempo llegó el segundo gol del Oporto, mediación de Brahimi. El argelino aprovechó un gran centro de Maxi para marcar el siguiente gol de su equipo, ante las expresiones desesperantes de un inoperante Ricardo Pinto. A partir de ahí el partido fue un monologo del conjunto local. Como al principio del partido la posesión se cosió en las botas de los futbolistas blanquiazules, aún con la resaca de su victoria ante el Chelsea.

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Hubo oportunidades en ambos lados pero nada a destacar. Las miradas estaban en Casillas, solo faltaba que se luciera por segunda vez. Una por parte para deleite de su entregado público. No fue el caso. Se retiró del campo un desafortunado Aboubakar en sustitución del otro delantero centro del equipo, Daniel Osvaldo. El delantero africano no estuvo atinado de cara a puerta aunque en esta ocasión fueron sus dos compañeros de ataque quienes le cubrieron la espalda.

En el minuto 83 el argentino marcó su gol a pase de Tello, que había entrado minutos antes en sustitución de un ovacionado Corona. La guinda al buen partido de los líderes en Portugal la colocó con la cabeza el central español, al marcar el cuarto y definitivo gol de su equipo tras una buena asistencia del lateral izquierdo Miguel Layún. Y Casillas blocó un balón. El partido había terminado.

Concluyó el partido en Oporto, así como su semana fantástica. Primeros de grupo en Champions venciendo al Chelsea de Mou y primeros de liga goleando (4-0) goleando al Belenenses. Aunque escuchando a Lopetegui, esta victoria le hará más ilusión que la de hace unos días.

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