El Serbia - Portugal es uno de esos enfrentamientos de desconexión, tal vez por eso no juegue Cristiano, algo así como la calma venida después de una tormenta, ya que solo hay minúsculo honor en juego. Hace tan solo unos días se disputaba en Tirana, capital de Albania, uno de los partidos de futbol con más tensión de las ultimas décadas: Albania - Serbia. Hasta siete futbolistas de la selección de Albania nacieron en el territorio del Kosovo, país del que Serbia se niega a aceptar su independencia. Y no, no hay símil con Cataluña. Portugal llega a Belgrado después de cumplir con su principal cometido: estar en Francia el próximo verano. La selección lusa aprobó con un suficiente raspado ante Dinamarca gracias a un solitario gol de Moutinho en los minutos finales.

El fracaso de Serbia

En un partido con más lanzamientos de piedras por parte de la afición albana a las ventanas del autobús serbio que tiros a puerta, la selección de Serbia selló su particular venganza futbolística tras los bochornosos incidentes violentos de hace poco mas de un año en el partido de ida. Fue una victoria estéril, pues el combinado serbio hace tiempo que agotó sus posibilidades de estar en el cupo de equipos que dispute la próxima Eurocopa. Y aun así venció con goles de Ivanovic y Ljajic, el primero del Chelsea y el segundo del Inter, lo que pone aún más de manifiesto el fracaso de una selección que no ha cumplido con las expectativas generadas, justas y merecidas viendo su plantilla.

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Su máxima preocupación a las 18:00 de la tarde no será vencer a Portugal sino que Albania, que ya venció a Portugal, no derrote a Armenia y se clasifique por primera vez en su historia para la próxima Eurocopa. Una sensación parecida a la que sentiría un aficionado del Real Madrid después de derrotar al Barça en los dos cruces de Liga y ver como finalmente son los blaugranas quienes conquistan el torneo en la jornada final.

El alivio luso

En la selección lusa se respira el aroma de después de un examen final previo a las vacaciones de navidad, cuando falta todavía una ultima clase sin mayor trascendencia. ¿Quién va a ir? Pues eso. Cristiano no, ni su amigo Coentrão, por lesión, ni Tiago. El héroe nacional, alineado en el centro del ataque portugués, no jugó bien en el vital duelo ante Dinamarca. Tuvo un par de destellos, muy sonados, pero poco más. Aun así, Santos entendió su esfuerzo durante los noventa minutos y lo mandó en el primer avión de vuelta a Madrid para satisfacción de su otro entrenador Benítez, ese con el que no se habla.

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El resto del equipo osciló entre el bien y el mal, entendido en términos futbolísticos. Moutinho fue el motor del centro del campo, Danilo Pereira cuajó un gran partido como sostén del equipo y Bernardo Silva ilusionó con su calidad despampanante. Fernando Santos ha hecho solo, que ya es, lo que le exigió la federación: clasificar a la selección nacional para la próxima Eurocopa tras el fracaso de Paulo Bento. Y con récord incluido tras lograr seis de seis victorias en partidos de clasificación. Objetivo cumplido.

Precedentes

En el ultimo enfrentamiento entre ambos conjuntos, allá por el mes de marzo, la selección portuguesa se impuso por dos goles a uno al combinado serbio en el estadio de la Luz de Lisboa. En una autentica borrachera de futbol, la selección de un recién firmado Fernando Santos se adelantó gracias al gol del veterano defensa Ricardo Carvalho. Otro defensa, Nemanja Vidic, con bastantes batallas, y nunca mejor dicho, puso las tablas en la segunda mitad, y tan solo dos minutos después de la igualada otro defensa luso mas, Fabio Coentrão, marcó el segundo y definitivo gol del encuentro.

Alineaciones probables