Está claro que en estos últimos años, el fútbol portugués ha estado más en alza que nunca. A parte de las grandes gestas a nivel de clubes, en el plano internacional, la Seleção ha dado un golpe sobre la mesa y se ha puesto a la altura de los más grandes del mundo del balompié. Este trayecto por las últimas Eurocopas que han disputado los lusos llega a un punto de inflexión. Este viaje tiene como propio destino Lisboa. Así es, toca analizar las aventuras (y al final desventuras) de Portugal en la Euro 2004.

Al no ser sede de ningún Mundial en toda su historia, cuando Portugal fue seleccionada como sede de una Eurocopa, todo el país vecino se volcó en que fuera el año de los lusos. Desde Faro hasta la frontera con Galicia, tan solo se respiraba fútbol en tierras lusas. La elección no fue nada fácil, por supuesto. Los portugueses competían con España y con una candidatura conjunta formada por Austria y Hungría. Estos dos aspirantes partían por delante en las apuestas, pero para sorpresa de todos, el comité de la UEFA, reunido en la ciudad alemana de Aachen, miró con buenos ojos la propuesta portuguesa.

Portugal se impuso a España como sede contra todo pronóstico

Un proyecto increíblemente ambicioso y pionero en el fútbol moderno con diez sedes, tres de ellas en Lisboa. Además, empezaban las obras de una de las mayores catedrales del balompié: el Estádio da Luz. Una obra arquitectónica sin precedentes, con un presupuesto fuera de lo normal y con capacidad para más de 65000 espectadores. El buque insignia de una candidatura que venció a sus rivales y que se preparaba para un mes lleno de fútbol.

Obras en el Estádio da Luz. Fotografía: JN.pt

Desde luego, se pretendía que la edición fuera un espejo donde mirarse para futuras competiciones y sin duda alguna se logró, incluso en el ámbito disciplinario. Los mejores árbitros del viejo continente, desde Italia hasta Suecia, pasando por Francia, Suiza y Eslovaquia, serían encargados de dirigir tan emocionantes partidos. Representando a España, acudió Mejuto González. Y pese a que el fútbol luso era muy poco conocido y la Liga NOS era considerada como una dictadura de los tres grandes, todas las sedes no dejaron de sorprender. Tan sólo un estadio tenía una capacidad inferior a los 30000 espectadores, lo que hacía ver la importancia del fútbol en el país.

Ya desde el sorteo de la fase de grupos la emoción ya estaba servida. Enfrentamientos de grandísimo nivel desde la primera jornada y con viejos conocidos con cuentas pendientes. Portugal y España quedaron enmarcadas en el Grupo A, Inglaterra y Francia hicieron lo propio en el Grupo B, Suecia, Dinamarca e Italia competían en el Grupo C, considerado el grupo de la muerte; Holanda y Alemania se veían las caras en el Grupo D y con la República Checa como amenaza. Las cartas estaban ya repartidas y puestas en la mesa. El espectáculo daba comienzo.

Fotografía: Wikipedia

Alfa y omega. Principio y fin. Y aunque pueda parecer increíble, la Eurocopa empezaba de la misma forma de la que empezó. Primer cara a cara entre Portugal y Grecia y primera machada de los helenos. Primero Karagounis y después Basinas daban la sorpresa en el Dragão en la primera jornada. El gol de penalti de Cristiano Ronaldo apenas redondearía el resultado. Un fútbol muy espeso de los portugueses, que no encontraban la forma de romper la muralla griega que se les levantaba. En el otro partido, a España le bastaba Valerón para vencer por la mínima a Rusia (1-0). Primera jornada y ya Portugal era colista de se grupo.

El segundo envite de la fase de grupos sirvió para ver la luz al final del túnel. Charisteas y Morientes ponían las tablas en el Grecia-España y Portugal, de no ganar a Rusia, quedaba matemáticamente eliminada de la competición. Por momentos parecía que los rusos se aprovechaban del miedo en las gradas del Estádio da Luz, pero nada más lejos de la realidad. Primero Maniche y sobre la bocina, Rui Costa. 2-0 y a un sólo punto de la clasificación. Esperaba una tercera jornada no apta para cardiacos.

Aún no se había llegado a lo más gordo del torneo y Lisboa presenciaría uno de los partidos más emocionantes de la competición. Portugal-España. El derby ibérico. A todo o nada, lusos y españoles se lanzaron al campo de batalla en un combate épico durante 90 minutos. Una primera parte de tanteo, con mucho respeto al rival. Con el tiempo de descanso, ambos equipos sabían que Rusia vencía a Grecia (2-1). De mantenerse así las cosas, un gol de Portugal dejaba fuera a España y metía en cuartos a griegos y lusos. Y así fue. Nuno Gomes desataría la locura en el Alvalade y anotaba el único tanto del partido. Portugal creía. El eterno rival caía y para mayor alegría, pasaban como primeros de grupos. Lisboa era alegría y esperanza.

Fotografía: UEFA

Sin duda, esta era la Eurocopa de las sorpresas. España quedaba fuera a las primeras de cambios pero no era ni mucho menos la única. En El Grupo C, la dupla nórdica formada por Suecia y Dinamarca noqueaba a una irreconocible Italia y firmaba su pase para los cuartos de final. Y ya en el Grupo D, eran los alemanes los que se despedían de Portugal. Una fase de grupos incontestable de la República Checa unida a la fe holandesa también dejaba fuera a una de las favoritas. Tan sólo se habían cumplido los pronósticos en el Grupo B, y Francia e Inglaterra seguían con paso firme hacia los cuartos de final.

Ya sólo quedaban ocho equipos en la competición, y los emparejamientos de cuartos estuvieron cargados de tensión y de morbo. Dinamarca se las veía con la República Checa, Suecia y Holanda medían fuerzas y Francia tenía que enfrentarse a Grecia. Y ya el partido por excelencia quedaba para Portugal. Tocaba sufrir ante los inventores del fútbol, Inglaterra. Sin duda, uno de los partidos más trepidantes del torneo. Un partido de poder a poder, sin favorito alguno. Michael Owen silenciaba el Estádio da Luz nada más comenzar el partido pero, al borde de la bocina, Hélder Postiga dejaba el partido para la prórroga. Un tiempo extra cargado de emoción y también goles. Rui Costa desató la locura al marcar en el 110 de partido, pero pocos instantes después, Frank Lampard calmaba los ánimos. Tocaba sufrir en los penaltis.

Fotografía: UEFA

Sin duda, el héroe en la sombra sería Ricardo Pereira. El guardameta portugués, criticado en la fase de grupos, alcanzaría el Olimpo en los penaltis. No sólo por provocar los fallos de David Beckham y Darius Vassell, sino que provocaría el éxtasis total en Lisboa marcando el gol del triunfo, el tanto definitivo. James adivinó su disparo, pero iba a tal potencia que fue imposible de atajar. Portugal batía a los inventores del deporte rey, el sueño era aún posible.

En la otra punta de la capital portuguesa, Grecia volvía a dar la campanada. El Alvalade era testigo de cómo una impotente Francia no podía batir a Nikopolidis, y cómo el Hércules de la selección helena, Angelos Charisteas, anotaba el único gol del partido y prolongaba la gesta griega. En los penaltis tuvo que decidirse también el Suecia-Holanda, llevándose la gloria el cuadro tulipán; tan sólo la República Checa era capaz de vencer con solvencia (3-0 a Dinamarca).

La estrategia, y sobre todo la fe, hacían que Grecia siguiera viva

Semifinales. Cuatro equipos vivos. Portugal, después de sufrir ante Inglaterra, recibía a los holandeses, que llegaban al Alvalade tras sufrir en los penaltis. Sin embargo, en una competición como es la Eurocopa, y más aún si se trata de la de 2004, da igual como se haya llegado. Tan sólo importa el partido, y en los 90 minutos, los portugueses ofrecerían más fútbol y, finalmente, más goles. Primero fue Ronaldo, y ya en la segunda parte haría lo propio Maniche. El gol en propia puerta de Andrade ponía los nervios en las gradas, pero Portugal resistió y obtuvo la victoria. La final estaba ahí, los portugueses lo habían conseguido. Lisboa vería a los suyos en la batalla final.

Fotografía: UEFA

Sin embargo, la noticia no estaba en Lisboa. Estaba en Oporto, en el Estádio do Dragão. Porque sí, la gesta de los helenos continuaba de una forma increíble. Esta vez era la República Checa la que no podía derribar el muro. Ni Jan Koller ni Milan Baros. Nikopolidis salvaba todas las ocasiones de gol y cuando parecía que la defensa griega no aguantaría más, aparecía el gol de Traianos Dellas en el tiempo de descuento de la primera parte de la prórroga. Un tanto decisivo, pues el formato de la competición en la fase final era con gol de plata y al terminar los primeros quince minutos adicionales con el marcador favorable para los griegos, el partido se daba por finalizado.

90 minutos de intenso fútbol quedaban de competición. Las espadas en lo alto. El partido que cerraba el torneo era el mismo con el que empezaba la fase de grupos. Nuevamente Portugal y Grecia. Los lusos, después de haber destronado en su casa a Inglaterra y Holanda, partían como favoritos. Grecia, a intentar repetir las machadas que le habían llevado al Estádio da Luz. Un partido con exactamente el mismo guión que el resto. Los lusos iban en volandas hacia la portería defendida por Nikopolidis. La zaga helena se mantenía firme, y cuando por un momento Portugal intentaba respirar para coger fuerzas, Grecia aprovechó para asestar el puñal definitivo.

Fin. Todos los sueños, esfumados. Así, sin más. Las más de 60000 gargantas portuguesas enmudecieron. Grecia hacía la épica y dejaba sin título a la organizadora del torneo. Años de trabajo y de ilusiones forjadas terminaban con un sólo error en un córner. Un fallo de marcaje que Charisteas no perdonó. Una noche negra en toda Portugal que tardaría años en olvidarse. Cualquier cosa que no fuera el título era un fracaso para los portugueses, pero quedarse a las puertas de esta forma era algo inconcebible. Así, una generación entera se quedaba sin conseguir un título continental. Ni Figo, ni Deco, Maniche, Rui Costa o Andrade volverían a tener una oportunidad como aquella.

Es por ello que esta nueva generación de portugueses tiene el deber de conseguir lo que sus predecesores no consiguieron. Caer en semifinales en la última edición de la Eurocopa hace ver que la seleçao tiene el potencial suficiente para lograrlo, aunque en esta edición parece que no entren en las quinielas. Ronaldo, Nani, Quaresma, Pepe, Rui Patrício...un combinado muy completo en todas sus línas. Al tiempo.

Partidos

RONDA RESULTADO GOLEADORES
Fase de grupos Portugal 1-2 Grecia Ronaldo//Charisteas, Basinas
Fase de grupos Portugal 2-0 Rusia Maniche, Rui Costa
Fase de grupos España 0-1 Portugal Nuno Gomes
Cuartos de final Portugal (6) 2-2 (5) Inglaterra Postiga, Rui Costa//Owen, Lampard
Semifinales Portugal 2-1 Holanda Ronaldo, Maniche//Andrade (pp)
Final Portugal 0-1 Grecia Charisteas

Plantilla

DORSAL JUGADOR
1 Ricardo Pereira
2 Paulo Ferreira
3 Rui Jorge
4 Jorge Andrade
5 Fernando Couto
6 Costinha
7 Luís Figo
8 Petit
9 Pauleta
10 Rui Costa
11 Simão Sabrosa
12 Quim
13 Miguel Veloso
14 Nuno Valente
15 Beto
16 Ricardo Carvalho
17 Cristiano Ronaldo
18 Maniche
19 Tiago
20 Deco
21 Nuno Gomes
22 Moreira
23 Hélder Postiga