Nacional y Boavista se enfrentaron en el estadio de Madeira por un puesto en la zona a la que aspiran todos los equipos que quieren pero no pueden: la mitad de la tabla. Ambos conjuntos, con apenas 1 punto de diferencia, se enfrentaban ubicados más cerca del descenso que de Europa, una utopía, con el objetivo de alejarse de la zona peligrosa y estabilizarse entre los equipos de nivel medio. El cupo al que pertenecen y del que no pueden, ni quieren, salir. Todo ello bajo la atenta mirada del seleccionador nacional de Portugal, sentado entre las directivas del palco, Fernando Santos.

Una primera mitad sin juego

Sonó el pitido del árbitro y quien se lo iba imaginar pero a los 15 primeros minutos de juego el colegiado estaba siendo el principal protagonista del encuentro. Eso, desde luego, fue un buen síntoma para conocer como transcurrieron los compases iniciales. No por una falta que debió ser amarilla pero fue roja, un fuera de juego que no era, o un penalti señalado aunque el jugador fuese derribado fuera del área del portero. El encuentro se detuvo por un fallo en la comunicación entre árbitro y asistentes. Y poco más.

El duelo se reanudó con una presión más intensa de Nacional. Washington fue el más activo en el campo, provocando una serie de faltas y cayendo en fuera de juego tras los tanteos iniciales. Los minutos transcurrían entre faltas e interrupciones cuando en el primer tercio del partido los de Manuel Machado encontraron el premio a su juego, malo pero mejor que el de Boavista, en forma de disparo cruzado de Soares que rozó el palo derecho de la portería de Mika. Boavista reaccionó y 120 segundos después Nuno Henrique remató con la cabeza por encima del larguero de Rui Silva. ¿Si Nuno Henrique puede, porque yo no?, debió pensar Camacho cuando un minutó después remató de cabeza, también por encima, de la portería de Mika.

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El partido estaba completamente fracturado. Y así terminó la primera mitad, cuando mejor estaba, y más disfrutaba Jorge Jesús. Una sensación semejante a cuando en el momento de más tensión de una película saltan los anuncios durante siete minutos. Nacional y Boavista se encaminaron hacia la caseta de vestuario tras una primera parte en la cual los minutos de mayor tensión se produjeron tras dos intercambios consecutivos de cabezazos entre ambos equipos.

La segunda mitad, el esperpento

El encuentro se reanudó con la incertidumbre de saber si el partido regresaría siguiendo los cauces en los que había terminado. Hubo un cambio en el Nacional, Manuel Machado debió pensar entre vestuarios que para ganar el partido no bastaba con un par de cabezazos, y cambio a Camacho, uno de los cabeceadores, por Willyan. Y la sustitución funcionó. No llegó a 10 minutos cuando Willyan se internó dentro del área de Boavista siendo derribado. Su respuesta tras la acción, un irónico aplauso al árbitro asistente lo dice todo.

Petit no lo veía bien e hizo como su colega Machado hace 10 minutos, esperando una reacción parecida. El entrenador del Boavista sustituyó a un difuminado Diego Lima por Anderson Carvalho. Casi instintivamente reaccionó el míster de Nacional, metiendo un segundo refuerzo, Jota por Boubacar, a lo que Petit no tardó en responder quitando del campo a José Manuel e introduciendo a Renato Augusto. 3 cambio, en 9 minutos. 1 cada 3. En ausencia de goles el duelo parecía haberse traslado a los banquillo, hasta en eso empataban…

Tuvieron que pasar 70 minutos para que se produjera el primer acercamiento serio de Boavista, gracias a un pobre remate de Luisinho. En condiciones normales este disparo ni hubiese aparecido entre las jugadas más destacadas del encuentro, pero en tiempos de excepcionalidad brilla la escasez por su ausencia. Pasó 1 minuto cuando un reciente Renato Santos vió su primera amarilla, sesenta segundos después la segunda. 7 minutos y una expulsión. Fuera.

Si hace no mucho daba la sensación de que ambos equipos competían por ver qué conjunto realizaba más cambios, ahora parecía que era para ver quién era más veces expulsado. Y Jota pidió boleto, en un arrebato de inspiración en Renato Santos, siendo expulsado por roja directa. Al menos duró 4 minutos más sobre el césped. Algo es algo. Podía irse contento, ante el esperpento que se estaba viendo sobre el campo. De nuevo con el árbitro, muy acertado, como protagonista. Jorge Jesús seguía tomando notas.

Dentro de lo horroroso, Nacional lo fue un poquito menos. A falta de dos minutos para la conclusión del encuentro los chicos de Manuel Machado, en un duelo de 10 contra 10, dispusieron de una clara oportunidad para adelantarse en el marcador tras un remate peligroso de Joao Aurelio. El partido terminó como empezó, siendo el número de futbolistas lo único que cambió en un empate a nada en el que solamente faltó la expulsión de Jorge Jesús de la grada.

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