Según la definición de la RAE, atípico es todo aquello “que por sus caracteres se aparta de los modelos representativos o de los tipos conocidos”. Actualmente, podemos considerar futbolistas típicos aquellos que poseen un desorbitado número de tatuajes en su piel, cambian su extravagante look cada semana, realizan declaraciones elevadas de tono o los que se dejan ver con una novia despampanante.

Por el contrario, hay un pequeño reducto de jugadores de apariencia normal con tendencia a calificarlos de atípicos o "raros" porque no son los que abundan en el panorama futbolístico actual; a esta estirpe en peligro de extinción pertenecen nombres tan ilustres como Andrés Iniesta Luján, Xavier Hernández Creus o el protagonista con el que nos vamos a detener a continuación: Jonas Gonçalves Oliveira.

Foto: abc
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Este atacante nacido en la prolífica Brasil hace 31 años no tiene pinta de futbolista de élite si seguimos los cánones establecidos actualmente. No tiene tatuajes, tiene un pelo normal, no le atrae aparecer en la prensa, no le gusta salir de fiesta, no se conocen los detalles de su vida privada e incluso no mueve cifras desorbitadas por sus traspasos dentro de la enorme inflación que vive el mercado de fichajes a nivel mundial. En definitiva, es un tipo normal, familiar, de los de hablar en el césped. Su debut profesional y su salto a la élite fue tardío; hasta en esto es extraño Jonas, apodado “O Detonador” por su facilidad para perforar redes rivales.

Debutó con Guaraní en 2005 en la serie B brasileña anotando la para nada desdeñable cifra de 12 tantos en su año de debut. La temporada siguiente tuvo un efímero paso por el mediático Santos y en 2007 se incorporó a las filas del Gremio de Porto Alegre, tras un inicio difícil con alguna cesión inclusive, llegó la campaña 2009-2010, temporada que marcó un antes y un después en su carrera, ya que en esa campaña fue el máximo artillero del Brasileirao con, nada más y nada menos que 25 goles, que sumados a los 23 que consiguió en la temporada posterior le consagraron como goleador.

Su salto a Europa vino de la mano del Valencia

A partir de este momento fue cuando los ojeadores del Valencia en  Sudamérica investigaron y encontraron una cláusula en el contrato del goleador brasileño por el que podía quedar liberado de su club por solo 1,2 millones de euros; los dirigentes valencianistas hicieron efectiva esta cláusula (o chollo, como prefiera el lector) y Jonas llegó a la élite europea en el mercado de invierno de la temporada 2010/2011, con 26 años ya cumplidos y sin ser el típico brasileño amante de las filigranas que llega a Europa en plena adolescencia. Aunque sin que sirva de precedente, O Detonador sí que compartía una característica con estos imberbes brasileños, las ganas de comerse el mundo.

Sus cuatro notables temporadas en las filas blanquinegras (también con algunas críticas probablemente debido a no ser un jugador mediático) con destacadas actuaciones en Liga y Champions y con 51 goles a sus espaldas, pese a jugar muchas veces de segundo punta, le llevaron incluso a debutar con la Selección Brasileña, pese a que inexplicablemente nunca ha tenido continuidad con la Canarinha

Foto: ligabbva.com
Foto: ligabbva.com

En el Benfica muestra todo su potencial

Tras su paso por España, llegó su fichaje por el Benfica portugués en la temporada 2014/2015, un fichaje también extraño, como todo lo que rodea a Jonas, ya que llegó con el mercado de fichajes ya cerrado y por lo tanto con la carta de libertad bajo el brazo. Este hecho conllevó que la contratación del brasileño fuera una operación redonda para la escuadra lisboeta ya que además de no tener que desembolsar nada por su contratación sus 20 goles en 27 partidos en su primera temporada bajo la tutela del visceral Jorge Jesus le hicieron destacado protagonista de la consecución de la Liga Nos y de la Taça de la Liga la temporada pasada, ya que, para más inri, quedo segundo en la tabla de máximos anotadores por delante de su compañero de ataque Rodrigo Lima, actualmente jugando en Dubai a cambio de un suculento sueldo, y solo por detrás del colombiano Jackson Martínez, reciente incorporación del Guangzhou.

Esta temporada, bajo las órdenes del prometedor Rui Vitória, este futbolista con apariencia de padre de familia, sigue detonando redes rivales y mejorando sus ya de por sí magníficos números en pos de seguir cosechando éxitos con las águilas. De momento, ya lleva 23 cañonazos (y los que quedan) en la Liga NOS en solamente 21 partidos, más otro en Champions, que le permiten postularse como uno de los candidatos más sorprendentes pero fiables a la deseada Bota de Oro, sin dejar de ser un futbolista atípico, de esos que lamentablemente, cada vez, van quedando menos.