El encuentro comenzó con dominio de balón del equipo dirigido por José Peseiro que empezó dominando el balón en campo contrario, e intentando crear espacios en la defensa de un rival replegado que estaba achicando espacios a la perfección, jugando hacia las bandas donde estaba entrando en juego un Héctor Herrera muy participativo, que estaba conduciendo las jugadas por el costado derecho que estaba siendo el mayor flanco de ataque de un equipo que a pesar de que estaba creando un cierto peligro por las bandas no estaba consiguiendo rematar ninguna jugada. Por su parte, el conjunto local se mantuvo replegado, pero aún así estaba saliendo al ataque con bastante asiduidad.

A nadar contracorriente para ser terceros

El 1-0 llegó por medio de Pedro Nuno en un libre directo, tras un golpeo magistral desde la frontal del área que se coló en la escuadra del portero Helton. Tras el gol, el conjunto blanquiazul siguió manejando el encuentro, aunque perdió bastante continuidad en ataque, porque a pesar de que siguió teniendo la posesión del balón tuvo muchísimas dificultades para llegar con claridad al área rival combinando entrelíneas, pues el Oporto carecía de presencia en ataque por el centro ni en el área contraria, ni la de un mediapunta, y tampoco encontraba las bandas con facilidad cuando movía el esférico en campo del contrincante.

El 1-1 llegó por medio de Rubén Neves que marcó tras aprovechar un balón rechazado tras un córner con un disparo desde fuera del área que se coló por la escuadra. Tras el gol, el conjunto local tuvo un tramo de control del juego en el que se instaló en campo contrario, y en el que rondó el arco del contrario, centrando balones al área contraria, mientras que el conjunto dragón aguardaba replegado, a la espera de una buena ocasión para salir al contraataque. Tras unos minutos, retomó el control del encuentro gracias a la posesión, y empezaron a atacar jugando con transiciones rápidas, pero aún así no consiguió encontrar a los hombres de ataque, que estaban absolutamente desaparecidos de combate. 

Dominio más productivo de los dragones, con un final titubeante

El segundo tiempo siguió siendo de control por parte del 3º clasificado de la liga portuguesa que tenía el esférico, pero que apenas conseguía crear peligro, porque cuando se acercaba al área contraria, estaba siendo incapaz de crear espacios con la circulación tan lenta de balón que tenía en los ataques posicionales. Esto le imposibilitaba mucho a la hora de crear peligro, y rara era la vez en la que terminaba la jugada, y ahí entraba en escena el Academica que estaba teniendo bastantes opciones de llegar al arco de Helton por la cantidad de balones que estaba recuperando, pero afortunadamente para los visitantes, les estaba faltando fondo en ataque a los de Coimbra que cuando salían en velocidad no encontraban una opción de pase fiable.

Después de los primeros minutos de juego, el equipo de Peseiro siguió teniendo el mando del partido, y a base de mover la pelota y de ganar metros consiguió establecer un dominio fuerte sostenido sobre un ritmo bastante bajo de intensidad, y cimentado sobre posesiones largas con una circulación de balón bastante lenta que hacían que la agrupación se alargara más sobre el campo. Pero aún con eso, el cuadro blanquiazul consiguió adelantarse de nuevo en el encuentro con un gol de Brahimi, que remató en boca de gol, un centro rechazado desde el costado. Tras el gol, el ritmo de intensidad descendió aún más, y los visitantes camparon a sus anchas sobre el terreno de juego, ante un rival que a pesar de que se mantenía agrupado en la frontal del área con las líneas bastante juntas, que estaba teniendo sus ocasiones para salir al contraataque por mérito suyo, pero también por torpeza del Oporto que estaba lento bajando a defender y algo fallón en la marca. 

En los últimos minutos del enfrentamiento, el dragón trató de mantener la situación bajo control, pero se estaba encontrando con un equipo que se le estaba sublevando por momentos, pues le estaba presionando, persiguiendo al jugador que tenía el cuero, y le estaba contragolpeando sin ninguna timidez en vista del marcador que campeaba en el electrónico, y de las dudas que mostraba el Oporto, que viendo peligrar la confirmación de la tercera plaza, tenía el mismo dilema que podría tener cualquiera en esta situación: atacar y buscar la sentencia, o defender y arriesgarse a que le empaten. Lo cierto es que se quedó en tierra de nadie, ya que no buscó el ataque claramente, ni se encerró a cal y canto, por lo que especuló con el resultado, sin dar ninguna garantía de juego, y jugandóselo todo.