Aunque parezca asombroso, hubo tiempo en el que Portugal no era una de las selcciones punteras como lo es hoy en día. Los lusos no se clasificaban para los torneos internacionales y si lo hacían, pasaban muy desapercibidos. Y es que, solo cabe destacar el tercer puesto en el Mundial de Inglaterra de 1966, donde un gran Eusebio logró marcar 9 goles, y las semifinales que alcanzaron en la Eurocopa de 1984, precisamente en Francia, en una selección con grandes jugadores como Nené, Bento o Antonio Veloso, que lograron un verdadero hito, ya que era la primera vez que Portugal se clasificaba para la fase final de una Eurocopa.

Hubo un tiempo en el que Portugal tenía un capitán, lógico. Pero en ese tiempo no había un verdadero líder. Es verdad que Eusebio, en su día era esa cabeza visible parecida al guia que hay hoy en día, pero no tenía la ambición necesaria para lograr algo grande con la selección.

Precisamente en la Eurocopa celebrada en Portugal en 2004, comenzó a aflorar el líder que la selección lusa necesitaba, y con tan solo 19 años. Ese líder que afloraba era Cristiano Ronaldo, quien marcó dos goles en el torneo, uno de ellos en semifinales para meter a su selección en la final de la Eurocopa. Un hecho que dejaba entrever lo importante que iba a ser aquel chico para el devenir de su selección. 

Con el paso de los años, Portugal se ha ido afianzando como una de las mejores selecciones europeas, clasificándose hasta en tres semifinales, dos de Eurocopa y una de Mundial. Y es que, con Ronaldo en el equipo, Portugal se ha clasificado en 10 años en esas tres semifinales, las mismas que en los otros 72 años de torneos internacionales.

Más que un capitán

Con grandes actuaciones en Portugal, Cristiano se convirtió en algo más que un capitán. Se convirtió en un guia. Una figura que Portugal había estado buscando durante años. Y esta figura está hecha a base de esfuerzo y sacrificio. Cristiano Ronaldo, como él mismo ha reconocido en algunas ocasiones, vive por y para el fútbol. Esto se demuestra en su entrenamiento diario. Mientras sus compañeros, en el Madrid o en Portugal, descansan después de los entrenamientos, el delantero luso se mete en el gimnasio y sigue entrenando el resto del día. De ahí su aptitud física.

Después, ese esfuerzo en el gimnasio, se ve reflejado en el campo, donde siempre demuestra una superioridad abismal, tanto con rivales como con compañeros. 

Pero hay algo que es lo que a Cristiano le hace uno de los mejores, sino el mejor. Este aspecto que le hace especial es la ambición. La ambición que tiene Ronaldo por ganar la tiene muy poca gente en el mundo del fútbol. Ese afán de superarse día a día. Una prueba de ello se pudo ver en la entrega del Balón de Oro de 2014, cuando Ronaldo tras recibir el premio, en vez de mostrarse satisfecho, dijo que quería ganarle también al año siguiente. Eso es lo que le hace diferente.

La ambición es el aspecto más importante de Cristiano

Un ejército a su altura

Pero, ¿qué sería de un líder sin un ejército de élite? Nada. Y ahí Cristiano ha tenido suerte de coincidir con algunas de las mejores generaciones de futbolistas de Portugal. En especial con "la generación de oro del fútbol portugués", esa generación campeona del Mundial sub 20 en 1989 y 1991. Y con esos futbolistas idolatrados en Portugal compartió Cristiano sus inicios, en la Eurocopa de 2004. Algunos de esos futbolistas eran Figo, un jugador eléctrico con un gran don convertido en forma de asistencias, Deco, un centrocampista preciso y con una gran capacidad para la presión, un joven Ricardo Carvalho, que ya demostraba al mundo sus dotes de defensa central, o Rui Costa, el faro que alumbraba el juego portugués. En esa Eurocopa de 2004 y en el Mundial de 2006, Cristiano compartía liderazgo con los mencionados Figo y Deco.

Tras el Mundial de Alemania, parecía que el ejército se iba a ver mermado en calidad, pero no fue así. Y hasta esta Eurocopa de Francia, Portugal ha conseguido pelear con las grandes selecciones, con unos jugadores de alto nivel mundial como Pepe, André Gomes, Nani o un Quaresma que parece haber superado los problemas en los que se vio sumergido en los últimos años y que le privaron de ser el nuevo "Cristiano Ronaldo". 

Por todo esto Cristiano está donde está. Porque un jugador solo puede ser muy bueno, pero para aspirar a lograr títulos tiene que tener a buenos compañeros tambíen a su lado. Y es que: "Si caminas solo, llegarás más rápido, pero si caminas acompañado, llegarás más lejos".

"Si caminas solo, llegarás más rápido, pero si caminas acompañado, llegarás más lejos"

¿En qué afecta esa ambición a la selección de Portugal?

Ganas de ganar tiene todo el mundo, o al menos todo aquel que se dedique a un deporte. Pero esas ganas de ganar no siempre llevan a la gloria. Es la ambición la que te lleva a esa cumbre deseada. Y eso es lo que busca siempre Cristiano, quien lleva a sus compañeros a superarse cada día. Y es que Cristiano, como todo el mundo, puede tener un mal día, pero anima a sus compañeros y les transmite esa ambición para que ellos solventen esos problemas puntuales. La ambición lleva a un equipo a ganar aún no siendo el mejor y un ejemplo convertido en trofeo de esa ambición, es la Champions ganada esta temporada por el Madrid. El conjunto blanco con la llegada de Zidane no mejoró mucho su juego, pero sí su ambición por ganar, la misma que tiene Cristiano, y eso le llevó a la gloria.

Esa gloria alcanzada por el Madrid e impensable a principio de temporada, es lo que busca Portugal en la Eurocopa de Francia. Una Eurocopa que al principio parecía inaccesible, más con los empates cosechados en la fase de grupos, pero que gracias al esfuerzo de todo el equipo luso, a lo que se le suma esa ambición de Cristiano por alcanzar la gloria, ha llegado a las semifinales del torneo con grandes opciones para alzarse con el cetro continental.

Y si finalmente Portugal se hace con la Eurocopa de Francia, se volverá atrás para repasar los partidos jugados por la selección, pero sobre todo esas imágenes de Cristiano Ronaldo alentando a sus compañeros, y trasmitiendo sus anhelos de ganar y sobre todo su pasión por el fútbol. Y si alguna vez piensan en Cristiano, no miren tan solo lo que ha hecho, miren lo que él miraría, el futuro. Pero un futuro con ambición, que es lo único necesario para triunfar.

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Sobre el autor
Ivan Del Dedo Martin
Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y apasionado del fútbol.