Empate de muchos quilates en Krasnodar. Kuban y Rubin, cada uno de ellos caracterizado por su manual de fútbol, encabezan la lucha por las dos últimas posiciones europeas. Son la cara y la cruz del fútbol ruso. Unos representan el fulgurante ascenso de la clase media del balompié nacional, con un proyecto basado en la austeridad y el buen trato de balón. Los otros, el renacer dorado del deporte exsoviético -a través de fuertes inversiones, en este caso pública-, con un estilo aburrido, pragmático y siempre ultracompetitivo, como bien recuerda el Camp Nou. Identidades antagónicas. Unos están demasiado arriba, otros demasiado abajo. Solo les une el notable comienzo de 2013. Con este contexto se libró la enésima batalla para Europa -hasta siete equipos compiten por la cuarta y quinta posición-, un sueño para los unos y una obligación para los otros.

Con Rondón pero sin Eremenko

Al Kuban solo le faltó punch. Le sobran mediapuntas con talento y carece de atacantes con gol. Ibrahima Baldé, un 9 al uso, fija a los centrales -también tiene cierta movilidad-, equilibra la falta de centímetros en tres cuartos y permite el juego interior en campo contrario, pero no es nada ducho en el gol. Ante el Rubin lo volvió a demostrar. Popov y Özbiliz fueron los mayores obstáculos para la zaga tártara, que sufre en exceso con los ataques móviles. Aún con ello, los chicos de Berdyev, que formó ayer con un inusual 4-4-2 con Dyadyun y Rondón como referencias -Eremenko fue el sacrificado-, a la postre dispusieron también de ciertas ocasiones para ganar.

El Kuban ha empatado con Rubin, Spartak y Dinamo en los últimos tres encuentros y se mantiene invicto en este 2013

Desde que arrancara el partido, la posesión fue del Kuban, que casi siempre intentó las combinaciones rasas. En numerosas ocasiones golpearon unos y otros. Los locales, a través del dominio y la asociación interior; los visitantes, con contragolpes o a balón parado. Kaboré, opornik que libera al organizador Kulik y a la línea de mediapuntas, taponó a Natcho, motor del Rubin, y de ello se resintió mucho el -poco- fútbol de los tártaros. Pese a la superioridad de los de Kuchuk, ambos golpearon. Popov estrelló un balón a la madera tras una buena combinación de su equipo, en la que fue la mejor ocasión de los de Krasnodar durante el primer tiempo. Dyadyun y también Marcano, de cabeza a la salida de un saque de esquina, también inquietaron la portería rival.

El Rubin terminó mejor

Partido abierto hasta el entretiempo, desequilibrado en fútbol y posesión en favor de los locales. Las diagonales de Özbiliz y las llegadas de Popov se acrecentaron en el segundo tiempo. Ambos se cocinaron la mejor opción de la reanudación. El armenio filtró al interior del área un pase para el capitán búlgaro, quien cruzó en exceso ante Ryzhikov, completamente vendido. El Rubin, acostumbrado a correr tras el cuero y rentabilizar al máximo sus acciones, disparó al palo. Lo hizo Natcho en una falta directa en el 56’. Con el paso de los minutos, los visitantes adelantaron líneas y, con la entrada de Eremenko, intentaron atacar a través de la asociación. En el tramo final ninguno de los dos equipos, conscientes de la trascendencia del triunfo, guardaron la ropa. El Rubin, que con fortuna mantuvo su portería imbatida hasta los instantes finales, dispuso de los últimos acercamientos para vencer pero Belenov amarró el punto para los locales, en un encuentro que no mereció un 0-0. Pese a los muchos quilómetros que recorrió el conjunto tártaro a lo largo de la semana, los de Berdyev llegaron mejor a las postrimerías del encuentro.

(Foto: fckuban.ru)

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Sobre el autor
Marc Mosull
Amante del fútbol en todas sus vertientes. Aficionado sufridor.