El Castell logra 'levantarse', tras las dos derrotas ante rivales valencianos, y asesta un golpe casi definitivo a sus opciones en la presente campaña. El partido, marcado por una tremenda igualdad en los primeros minutos fruto de la importancia del mismo, se rompió tras el descanso. Aarón abrió la lata, con su octavo gol como jugador azulón, y Gonzalo, Gus y Juanito ampliaron la distancia. Diego Blanco, con un doblete, continua con opciones reales de consagrarse, por segundo año consecutivo, como pichichi de la Segunda División del fútbol sala nacional. 

La tensión se apodera del juego

Inició el juego Carnicer con presión en toda la pista, sin dejar una salida limpia al Castell, quienes echaron a rodar el esférico. La primera ocasión del partido no tuvo lugar hasta el minuto tres, cuando Uge disparó al lateral de la red de Mendiola. El cierre, en carrera, recibió un servicio de Diego pero su potente disparo, desde la banda derecha del ataque local, rozó en un defensa.

Instantes de control, desde entonces. La posesión, al igual que a lo largo de todo el primer acto, estuvo en los pies de los jugadores de Ricardo Íñiguez. Pese a encerrar a los madrileños en su campo, con largas combinaciones, no concretaron ocasiones, por lo que practicaron un fútbol previsible y sin profundidad.

Carlos Maza, en el ecuador de la primera mitad, fue el protagonista de la ocasión más clara. El '8' del Castell se estiró en el segundo palo para poder rematar un servicio raso, cruzado desde la izquierda. Sin embargo no acertó con los tres palos ante Mendiola. Acto seguido, Rober dispondría del primer buen acercamiento de Carnicer a la puerta de Gus, al ejecturar un lanzamiento lejano que el portero repelió a córner.

Seguidamente cuatro minutos de acoso y derribo de los locales, personados en la figura de Gonzalo, quien pudo abrir el marcador en un par ocasiones. La primera de ellas, en el 11, mandó alto una jugada de estrategia. El jugador cadufero, sin oposición en el balcón del área, la mandó alta. La segunda, apenas un par de jugadas después, recibió un esférico franco de las botas de Diego Blanco, tras una jugada magnífica del catalán, pero no acertó en la definición, ya que optó por picarla.

Pese a gozar de mayor control del enfrentamiento el conjunto local, se llegó al descanso con el marcador inicial. Tras el parón el equipo local salió con mejor actitud, más predispuestos a romper el equilibrio y decantar, de una vez por todas, la balanza.

Aarón Núñez, deliciosa insistencia

De la mano del andaluz, una vez más, el Castell empezó a esbozar sonrisas y consiguió sustituir, de esa forma, los tímidos bostezos de los primeros veinte minutos. Vertical como de costumbre, el 'Mago de la calle Feria' dispuso de la primera oportunidad ante Mendiola, tras conducir una contra. Su disparo no fue efectivo y Mendiola acertó a despejar. Diego Blanco, bien colocado, cazó el rechace y con la cabeza cedió a Maza. Ambos ejecutaron una pared en el aire pero el remate del catalán, con la testa, se perdió por encima del larguero.

Instantes más tarde, de nuevo, el '6' azulón lo probó desde media distancia pero su raso disparo, centrado, lo mandó el portero a saque de esquina. El Castell estaba encerrando a su rival y un minuto más tarde, en el 25, llegó el gol de Aarón. El estandarte catalán del equipo que preside Juan Vizcarro, Diego, asistió a su compañero y éste, ante el arquero, no perdonó. Éxtasis en la grada. Lo más difícil estaba hecho.

La suerte de los campeones

En los minutos posteriores al tanto se invirtieron los papeles. Carnicer, como es lógico, tomó el mando del encuentro y empezó a generar juego, inédito hasta entonces. No obstante, y tal y como declaró su entrenador en rueda de prensa, no estuvieron acertados cara a gol y, palabras textuales de José Carnicer, “no hubiéramos marcado ni jugando dos días enteros”.

Gus, que volvía a la titularidad en el Municipal de Benicarló, sacó a relucir su arsenal de reflejos para detener todas las acometidas de los madrileños. Por ejemplo, la más clara de los torrejoneros tuvo lugar tras un balón a la base del palo de Zamo. El mismo protagonista se topó con el guardameta local cuando nadie lo esperaba. Un servicio cruzado al segundo palo lo remató el goleador y Gus apareció, de la nada, para salvar milagrosamente al Castell.

Sin duda esa jugada determinó, junto a la alternativa del juego de cinco en pista, el marcador final. Después de esos dos intentos fallidos, Juanito salvó con el cuerpo que el disparo de Kiki cogiera portería con Gus batido. Acto seguido, el técnico visitante, optó por Zamo como quinto jugador de pista a falta de cinco minutos para el final.

La grada entona el 'sí se puede'

En la primera jugada con portero-jugador, el conjunto del Baix Maestrat anotó el segundo. Al contrario de lo que pasara en Castellón, donde Jesús García marcó el 2-2 en el primer intento, esta vez fueron los locales quienes lograrían ampliar la renta. Diego Blanco, el más listo de la clase, le robó un balón en medio campo a Kike para, desde el suelo, disparar sin oposición.

Con 2 goles de diferencia, Carnicer Torrejón bajó los brazos. De manera incomprensible, en la jugada posterior, Zamo cometió el mismo error que su compañero y Gonzalo, muy hábil, consiguió subir el tercero en el electrónico. Pudieron empatar los de Torrejón de Ardoz, por medio de Kiki, pero Gus tapó el disparo y, con el esférico en sus manos, realizó un lanzamiento preciso con el pie que significó el cuarto.

Con los ánimos exaltados, llegó el gol de la honra, obra de Kita. El capitán se aprovechó de un despiste colectivo para reducir distancias a falta de dos minutos. No obstante, y pese a que el encuentro ya estaba decidido, los goles de Diego Blanco y Juanito, a placer, redondearon una mágica tarde en Benicarló que permite, a los de Ricardo Íñiguez, seguir con opciones al título. Por otra parte, los de José Carnicer podrán ser, como mucho, segundos, al tener en contra el golaverage con el Castell.