No parece que sea un veinteañero. Tampoco su rostro denota niñez por la espalda ensanchada y el cuerpo erguido al que la barba despoja cualquier signo de adolescencia. Ni siquiera el dorsal ‘5’ que ahora luce en el primer equipo de ElPozo Murcia es una buena carta de presentación de sus cualidades (el número, más acorde en el filial, se duplica hasta el '10'). Sin embargo, la presencia de Lolo Suazo en pista parece estar más cercana a la década de profesionalismo que a las orillas de su corta trayectoria en la élite. Quizá sea aquél el secreto de su irrupción: adecuarse al medio para, conforme pasan los partidos, sobrevivir. Viniendo desde el filial, apartando complejos, es más difícil. No desentona, y eso, en ElPozo, ya es una virtud.

Nunca es tarde para triunfar. Lolo, que llegó al club charcutero a los 18 años (2010) proveniente del Géminis gaditano, ha escalado los peldaños necesarios para formarse como jugador de provecho. Dos años en el segundo equipo le bastaron para firmar con los séniors por cinco temporadas. Aunque en esta última temporada ha vuelto a alternar con el equipo reserva, la figura del andaluz ha agigantado sus pisadas en el tramo final de temporada, donde ha pasado de firmar la cuarta posición en Segunda División a ser titular en cada uno de los encuentros de los cuartos de final por el título frente a Santiago Futsal. Y, repito, no parece sentirse incómodo entre campeones.

Subir de categoría ofrece siempre adversidades por fácil que pareciera anotar 21 goles en la categoría de plata. Una buena presencia física y una técnica sostenida en la pisada como el respirar a la vida no son del todo garantía de triunfo. En el caso de Lolo, necesitó dos años de liderazgo en el equipo filial para agarrar un balón en la primera plantilla. Fue en mayo de 2012, durante los playoffs, frente a Umacon Zaragoza con 10-2 para los que acabaron siendo subcampeones ligueros. Les pido ahora que lean entre líneas y escudriñen responsabilidad en el momento del estreno. Junten las palabras debut, playoffs y subcampeón. Sería complicado inmiscuirse en mitad de tales términos, pero la zurda de Suazo consiguió congeniar los conceptos y triunfar.

Doce meses después se mantiene sobre el mismo escenario, pero en un contexto distinto. Ya no se sitúa como diana de los minutos inservibles, sino que ha elevado el nivel. Goza de titularidad desde hace ya cinco partidos independientemente se trate de las últimas jornadas de liga, partidos eliminatoria directa por el título o final de la Copa del Rey (llegando a ver puerta). ‘Duda’, lejos de amedrentarse ante el chico de las 21 primaveras, ha confiado parte de su destino en éste para que intente romper el yugo que ata a ElPozo desde el triplete del 2010. Desde tal año, sólo una Supercopa de España y un ramillete de finales marradas (casi todas, frente a FC Barcelona Alusport).

Ni siquiera las vueltas al ruedo de Miguelín y Adri han perturbado su posición inicial, que parece anclada hasta el final de las series bien como fogueo entre tiburones o como arpón de los mismos. Incluso, se ha tomado el atrevimiento de pesar en el devenir de los choques, mayoritariamente tomando la batuta de asistente tan eficaz como inesperado para sus rivales, quienes todavía no conciben al gaditano como capaz. A la vista está que, de momento, Santiago Futsal lo subestimó.

No es el único, pero sí el ejemplo más notorio (junto a Franklin) de la delicadeza instaurada en el conjunto murciano sobre sus retacos. Sólo esta temporada, cuatro nuevos futuros ya estrenaron en la máxima categoría sus credenciales de empleo: Jesús Izquierdo, Javaloy, Juampi y Míchel respondieron a los designios de ‘Duda’ por otorgar a la juventud las riendas más próximas del carruaje. Y hasta golearon.

Muchos taparon sus ojos cuando el quinteto inicial de ElPozo en Irún lucía a Lolo entre ellos, un desconocido para la mayoría, lo que despertó desconfianza entre el aficionado periférico a la Región. Unas dudas que, con el paso de los minutos, han tornado en certezas tan rápido como desaparece una mentira entre sabios. Si es de esta forma cuando más se divierte, que Suazo siga mintiendo.