En una LNFS extraña, resultaba un tanto paradójico que Marfil encarara el derbi frente a FC Barcelona Alusport con dos puntos de ventaja sobre los de Marc Carmona. El entusiasmo suscitado en las gradas del Jacint Verdaguer, que estableció una simbiosis de ahí a la cancha y de nuevo de vuelta a los asientos, permitía oler un choque distinto, pese a que los últimos relataban cinco victorias blaugranas.

Xavi Passarrius estaba empecinado en romper la estadística, que molestaba tanto como una mosca al pasear. Con ello en mente y tras varias sacudidas en los primeros minutos (siete disparos en los cinco iniciales), el FC Barcelona Alusport se notaba desdibujado en el caos táctico que se convirtió el encuentro. Los colomenses se divertían en la algarabía de encontronazos, balones aéreos y transiciones cortas, pero efectivas, donde aprovechaban su mayor alegría para enervar a los visitantes.

No había rastro del equipo dominador y vigente campeón de todas las competiciones nacionales, el Barça, que parecía sumido en una crisis de identidad, venida ya de lejos, y de la que parecía imposible poder recuperarse. Renqueaba en el repliegue y se veía sorprendido por las internadas de Sepe, Adolfo o los repentinos forcejeos de Dani Salgado –activo durante todo el encuentro-. Marfil era un moscardón incansable.

Tanto, que pilló cacho en un ejercicio de ortopedia por parte de Jordi Torras, muy lento en el momento en el que Adolfo, trece años más joven, le rebasó la bola como el que coge una manzana del cesto de la cocina. Con pista despejada, Adolfo engañó a Sedano con una bicicleta y lo batió fácilmente. Ninguna combinación en el quinteto culé veía factible detener el juego local, envuelto en éxtasis. Los azulgranas trataron de ordenar su estatus, pero ahí apareció Didac, sin concesiones, con 13 paradas en la primera parte.

La vuelta a la cancha tergiversó los roles. FC Barcelona subió la presión y retiró su apuesta por la pasividad. Emprendió entonces una búsqueda de espacios que encontró con Fernandao, pero que no evitó que Martel, excanterano blaugrana, culminara una acción de estrategia en la escuadra y aumentara a dos goles la ventaja para los locales. Los colomenses viraron su estrategia y abandonaron su naturaleza, dejaron de lado la improvisación para amasar la bola. Y les hubiese salido bien de no ser por el fondo de banquillo que atesora Marc Carmona. La primera vez, Fernandao pisó bola y esperó al puntapié de Gabriel para reducir distancias. Ya había murmullo en las gradas.

Aun con empeño en mantener el resultado y con un Didac que acumuló nueve paradas más en el segundo tiempo, el envite de los culés cada vez era más evidente. A seis minutos del final, Ari participó como portero-jugador, lo que posibilitó opciones de disparo merced a transiciones rápidas que descolocaban el cuadrado que formaba Marfil. Sin embargo, no fue hasta el último minuto cuando los visitantes no degollaron a sus paisanos por medio de Torras (sombrero a Didac y a Rafa López) y Lozano (para no perder la costumbre). Desconsolados, los de Passarrius se vieron abocados a un destino que, como el de una mosca, es volar hasta desfallecer.

En cifras, se traduce como la sexta victoria consecutiva de FC Barcelona Alusport contra sus vecinos, quienes sólo han conseguido un empate y un triunfo en los últimos nueve enfrentamientos. Como curiosidad, es la tercera jornada seguida que los hombres de Marc Carmona remontan dos goles de desventaja (dos empates). Marfil Santa Coloma es quinto con 10 puntos y Barça, tercero con 11.

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Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
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