Al espectador le gusta la celeridad. La velocidad en la acción. El quiebro repentino que sorprende a cerebro y ojos. El mismo que, generalmente, va acompañado por una onomatopeya bocal que despierta asombro. Ya saben, aquél oh que tanto se busca sobre el parqué. También gustan los goles, obviamente, como una parte intrínseca del espectáculo. A nadie le atrae un 0-0 ni los marcadores cortos. Un 1-1 tampoco goza de calificativos positivos, como si fuera el jersey que se traspasa de hermano mayor a hermano menor. Dani Salgado es de los pocos que lucha con goles. Déjenle paso.

En la Liga Nacional de Fútbol Sala, una jornada sin tantos de Dani Salgado no es un fin de semana raro, es insospechado, increíble, sorprendente, excepcional, inesperado, inimaginable, inverosímil, extraordinario, impensable y, también, curioso. La vuelta a Marfil Santa Coloma ha venido escoltada por un certero olfato que creyó perdido en (ElPozo) Murcia. Sus dos últimos inicios ligueros (14 y 15 goles en los nueve primeros partidos) han relacionado más que nunca balón y portería en su trayectoria, casi como un pensamiento sempiterno cuyo cumplimiento es la única forma de supervivencia. Lo más acertado es decir que Dani Salgado es Gol.

Al menos, durante las últimas cuatro temporadas y el pico de ésta recién estrenada. El colomense ha sido capaz de perforar hasta en 132 ocasiones la meta adversaria en la fase regular de la LNFS (una media de 26,4 goles por temporada) y con cumbre en la pasada campaña, cuando se alzó con el Pichichi con 44. Este año, por lo visto, ve conveniente superarlo, porque eso de tener 33 años hay que disimularlo o, por qué no, mostrarlo con vehemencia.

Dani Salgado posee una electricidad innata y crea imantación, no pregunten el motivo, pero es así. Acude a cada rechace que ocurra y, si no, se lo inventa. Pero siempre llega. También de cabeza a pase de Dídac. O tras regate de Sepe. O después de que Adolfo dispare. O aunque se tropiece. No creas que no se levantará, porque marcará.

El rendimiento de Marfil, más sorprendente si cabe que la rutina de Salgado, ha respondido exponencialmente a la figura del pívot, pero también a la madurez de dos puntales que empollan sus movimientos: Eric Martel (cedido por el FCB Alusport) y Rafa López han comprendido la filosofía imperante, por lo que han decidido hartarse a meter goles, concretamente, siete cada uno. Con este panorama, los catalanes están cuartos en la tabla con seis victorias, dos derrotas y un empate (cuatro puntos más que la pasada temporada a estas alturas) y, lo que es más importante, en posición para incordiar a Inter Movistar, ElPozo Murcia y Barça, el trío beligerante.

Lo más probable es que no lo retengan, ni que lo frenen, ni que lo ralenticen. Ni siquiera es conveniente que los rivales lo subestimen, lo busquen o, peor aún, sientan compasión. Es sencillo. ¿Por qué? Porque él nunca cede el paso.