Los dos equipos saltaron al Centro Insular de Deportes sabiendo que era mucho más que una final y que los tres puntos serían definitivos en sus intereses. Suso Méndez llegó a la cita mucho más que mermado de efectivos, teniendo que sentar en el banquillo a tres porteros y Laurino lesionado. El Manacor quería la victoria y no volver a ser el único equipo al que los canarios han ganado en partido oficial en el 2013, allá por el mes de febrero.

Como viene siendo habitual en los últimos partidos, el conjunto grancanario cedió la posesión del esférico y se dedicó a jugar al contragolpe. Su defensa fue efectiva y apenas dejaba disparar a su rival. No obstante, su ataque carecía de profundidad y apenas inquietaba.

El Manacor se hizo con el balón

En el inicio, los de Baleares supieron mantener el ritmo que más le interesaba y a pesar de no tener grandes oportunidades de abrir el marcador, si dejaron sensación de peligro.  Con todo, el tanto de de Taffy en el minuto cinco con el que se inauguraba el marcador fue un exceso de confianza de la defensa canaria que permitió a su rival entrar por el centro casi sin oposición.

El resultado en contra obligó a los canarios a subir su primera línea de defensa y tuvieron la recompensa de ocasiones claras con las que debieron igualar el partido. Sin embargo, también se cargaron de faltas propiciando un lanzamiento desde los diez metros en el 17. Taffy hacia el segundo con un disparo ajustado al palo en el que nada pudo hacer Dani Cabezón.

Presión mutua tras el descanso

Tras el paso por los vestuarios, los dos equipos salieron a presionarse mutuamente. Ninguno lograba quitarle el esférico a su oponente y  el partido se hizo rico en oportunidades de gol al contragolpe. Los grancanarios dispusieron de las mejores, pero solo Juanillo acertó a materializar una de ellas en el 27, llevando la ilusión a la grada local.

Los de Tomas de Dios mantuvieron su dibujo táctico pero no lograban entrar con claridad. En el 29, Chicho realizó una gran jugada personal entrando por el centro y aprovechándose de la inocencia de su rival que le dejo disparar casi sin oposición.

A falta de ocho minutos, el técnico local ordenó atacar de cinco con Yeray como falso portero y logró anular al Manacor. Las ocasiones se duplicaron, algunas claras y otras con Medina como ángel de la guarda balear. Solo Campoy hacia efectiva esa superioridad de esta fase en el 33.

La locura se desató en el último minuto

El último minuto fue una locura. Los manacories renunciaron al ataque estático y solo defendían las acometidas canarias. Glauber y Yeray pudieron igualar el partido, pero fue Lincon quien lo hizo en a falta de poco más de treinta segundos. Un zapatazo de fuera del área que sorprendió a todos. Acto seguido, Tomas de Dios ordenó atacar de cinco buscando los dos puntos que le faltaban pero perdió su primer balón. Campoy no acertó desde su propia cancha. Con menos de diez segundos, Medina colgó literalmente un balón a la olla y su equipo se benefició de una mala coordinación entre Dani Cabezón y Lincon. Este último metió el balón en propia puerta, justo el definitivo 3-4.

El resultado final, las bajas y la lesión de alguno de sus jugadores que parece que va para largo ponen muy cuesta arriba la permanencia a los canarios. Además, el mercado de invierno les queda lejos y con dos partidos de la segunda vuelta ya disputados cuando se abra.  Visto lo visto, este podría haber sido el paso definitivo para el Manacor en la consecución del objetivo de la permanencia. Diez son los puntos que le separan y con toda la segunda vuelta jugando con ese colchón de maniobra.