Los dos contendientes necesitaban la victoria para seguir luchando por unos objetivos opuestos. Alcanzar al Inter Movistar y tener el factor cancha en el caso de los peninsulares y lograr la permanencia en el caso de los isleños. Además eran conscientes de que las diferencias en la tabla raramente se ven reflejadas sobre el parquet y que habría que correr en todas las jugadas.

Sin claro dominador en el inicio

Nadie se hizo con las riendas del partido en los primeros minutos. El Barcelona intentaba hacerse con el balón, pero no lograba trenzar jugadas. Por su parte, el conjunto grancanario trataba de mantener un ritmo lento y que su rival no pusiera todo su potencial en pista. Con esas premisas, no se dieron ocasiones para marcar.

Lo que se supone que es la lógica natural llegó con el paso de los minutos. Los jugadores de Marc Carmona engrasaron su maquinaria y el balón fue solo suyo. Lo movieron con rapidez y tuvieron paciencia para seleccionar sus disparos. Sin embargo, no lograban meter balones entre líneas y sus finalizaciones eran tiros de fuera del área.

Dani Cabezón fue el salvador durante muchos minutos. Con sus intervenciones evitaba los tantos de su rival y daba confianza a los suyos.

El conjunto de Suso Méndez se encomendó al contragolpe como argumento ofensivo. En ninguna de ellas tuvo superioridad numérica y apenas inquietaba. Aun así, en el minuto diez, Juampe salió con fuerza y le cedió el balón a Juanillo. El pívot galdense no falló en el mano a mano frente a Cristian en el que supuso el primer tanto de la noche.

Los locales no acusaron el gol en contra

El gol no descompuso el dibujo táctico de los locales que veían como llegaban con más claridad en esta fase. En este tramo, los palos entraron en la ecuación para frenar a los catalanes junto a Dani Cabezón. Ari y Torras estrellaron en ellos dos buenas acciones colectivas.

Finalmente Ari, en el minuto 17, lograba el premio a tanta llegada local. Tuvo que ser tras la enésima parada de Dani Cabezón y al aprovechar su rechace al borde del área. Con ese resultado, y poco más que destacar, se llegó al descanso.

Tras el paso por vestuarios, El Barcelona salió con más intensidad buscando encarrilar el partido y lo consiguió en menos de un minuto. Lin rebaño un nuevo balón tras otra gran parada de Dani Cabezón para poner en ventaja a los catalanes.

La ventaja del Barcelona abrió otro partido

El gol le dio otro aire al partido. El Barcelona, que ya jugaba con más serenidad, realizó ataques estáticos  eternos y sin terminar de crear peligro. La buena defensa visitante tuvo mucha culpa de ello. Tuvo que ser una genialidad de Gabriel, con un desvío de tacón a un balón metido entre líneas en el 29, el que hiciera subir el tercero de los locales.

A falta de seis minutos para la conclusión, Suso Méndez ordenó atacar de cinco alternando con Juanillo y Yeray como falsos porteros. Su rival es especialista en defender este tipo de acciones, pero los jugadores colegiales supieron crearle peligro moviendo el esférico con desplazamientos cortos y lentos.

El gol de la noche lo materializó Campoy. En jugada personal se llevó a dos contrarios y superó a Cristian con una preciosa y ajustada vaselina. Aun quedaban cuatro minutos para lograr algo positivo para los intereses de su equipo.

El marcador tan ajustado le dio más emoción, si cabe, a los minutos finales. Marc Carmona adelantó su primera línea de defensa para ralentizar el ataque de su rival y Suso Méndez continuo con su ataque de cinco.

En este tiempo, la ocasión mas clara fue sonando la bocina. Campoy estuvo a punto de lograr el empate y dar la sorpresa en el Palau Blaugrana, pero Cristian realizó la parada más rentable del partido. Una parada de tres puntos.

Dos nombres propios: Campoy y Sergio Lozano

Los dos técnicos hicieron intervenir a todos sus efectivos. Muchos de ellos pusieron el listón alto y alguno dejo muchos detalles de calidad. Dos fueron los nombres propios del partido: Sergio Lozano y Campoy.

El del Barcelona regresaba a un partido oficial tras su lesión y viendo como jugó, nadie diría que ha estado parado. Le puso muchas ganas, siendo el más incisivo de los suyos y el que más peligro llevó a la meta contraria.

Campoy regresaba para enfrentarse al club que lo formó y dejó claro que tiene hueco en esa plantilla. Encaró con mucho desparpajo y tuvo en jaque a la defensa local. El tanto anotado era un premio más que merecido a su insistencia.