La segunda vuelta del campeonato comenzaba con uno de los derbis más intensos de toda la liga, el Azkar - Santiago. El partido prometía intensidad y algún que otro roce subido de tono, pero está claro que sobrepasó todas las expectativas. La mala actuación arbitral, que fue subiendo las revoluciones de los jugadores, acabó por deslucir y sacar del primer plano lo que realmente importaba, que era el fútbol sala.

Al final del choque, tanto Santi Valladares como Diego Ríos coincidieron en sus opiniones acerca del papel de los árbitros, y ninguno de los dos se marchó especialmente contento ni con el juego de su equipo ni con el resultado. El balance se queda en un punto más para cada conjunto y una larga lista de bajas por sanción para el próximo encuentro liguero.

Primer tiempo de tanteo

Como es normal en este tipo de partidos, los primeros minutos sirven para ir encotrando sensaciones sobre el parqué, e ir cogiendo poco a poco la medida al rival para intentar sorprenderlo en cualquier acción. Al poco tiempo, David Pazos envió un balón a la madera, para que tres minutos después Aranburu hiciera lo propio por el bando lucense. Las hostilidades ya habían comenzado.

En el minuto 10, llegó la primera jugada polémica. Entrada durísima de Palomeque con ambos pies por delante, por la que recibía la cartulina amarilla. Aranburu y el internacional Diego Quintela se enzarzaron en una pelea, y los colegiados cortaron por lo sano. Ambos a los vestuarios, en una decisión bastante desmesurada. Una amarilla para cada uno hubiese sido suficiente.

Los dos equipos se quedaron con un hombre menos durante unos minutos, y el objetivo principal se convirtió en no encajar ningún gol antes del descanso. Finalizaba así la primera mitad sin goles, aunque ya se podía ir intuyendo el desenlace del derbi.

Mejor comienzo del Azkar

Tras la charla de Diego Ríos, el Azkar pareció despertar. Una salida fulgurante de vestuarios les permitió ponerse con dos goles de ventaja rápidamente, gracias a dos buenos remates de Antonio Diz y Chano. Por delante en el marcador, y tras la expulsión de Lucho por doble amarilla, los lucenses pudieron aumentar la renta, pero no estuvieron finos de cara a gol, lo que más tarde acabarían pagando caro.

Protagonismo arbitral

A los trece minutos, llegaba la cuarta expulsión del partido. El siempre temperamental Chano hacía una entrada en el centro del campo, y los colegiados lo enviaban a la caseta. Ahí, los de Valladares sí supieron aprovechar la superioridad, y mediante un afortunado lanzamiento de falta, Palomeque acortaba distancias.

El dúo arbitral continuaba señalando faltas y más faltas, y en el minuto 32 llegaba la sexta de los pronistas. De nuevo Palomeque enviaba el balón al fondo de las mallas, poniendo la igualada en el electrónico.

A partir de aquí, y además de la expulsión de Hamza por protestar, no hubo nada reseñable. Ninguno de los dos equipos quería irse de vacío, y por eso no se lanzaron en busca del gol del triunfo. Una última ocasión del lucense Iago Rodríguez puso fin a un derbi que sin duda será recordado mucho tiempo.