El Municipal de Benicarló presenció un partido apático, sobre todo en el segundo acto, por parte de ambos conjuntos. Las transiciones lentas, y sin objetivo, se alternaron con continuos parones del juego, el cual se vio espoleado en los minutos finales, con la alternativa del portero-jugador, donde empezaron a caer los goles cual fruta madura del árbol.

Un despiste fatídico

El Peñíscola inició, como es habitual, con la batuda del duelo en su poder. Pronto, a los veinte segundos, Solano advirtió a Barrón que estaba con ganas y que su intención era acabar con una racha negativa que se prolongaba desde hacía diez partidos. Al cuarto minuto, el propio pivot asistió a Carlos Anós, caído en banda derecha, para que fusilara al arquero balear, que nada pudo hacer.

El cuadro menos goleador de la Primera División ya había hecho lo más difícil, ponerse por delante. Sin embargo, la estrategia les funcionó a los de Tomás de Dios, que igualaron el marcador un minuto más tarde, por medio de Taffy, quien acaba de ingresar al campo. El jugador del Manacor remató sin oposición en el segundo palo.

Taffy, absoluto protagonista

Pese a no disputar la totalidad de los minutos sobre la pista azulona, el atacante visitante acaparó todas las acciones de peligro de su equipo, así como también fue decisivo en defensa. Mandó dos balones a la madera de la portería defendida por Gus, la segunda vez al aprovechar una mala salida desde atrás.

Perdonó Taffy y llegó la opción de adelantarse, de nuevo, el Peñíscola. Aunque los locales estaban ganando en faltas 4-1, a falta de casi 14 minutos para el descanso, fueron ellos quienes dispusieron de un doble penalti que se tuvo que lanzar dos veces, ambas de ellas detenidas por Barrón, quien tapó bien los espacios frente a Anós en la última jugada del primer tiempo.

Manacor toma ventaja

Tras el descanso, un jarro de agua fría para los intereses castellonenses. El primer minuto de juego fue un correcalles, con alternancia constante de contras. En una de ellas, Taffy se plantó ante Gus, quien bloqueó el disparo, pero nada pudo hacer en el rechace, que cayó en los pies de Jesulito.

A partir de entonces, un partido con poca historia. Carlos Maza, tras una jugada personal, mandó un balón a la cepa del poste cuando el pabellón celebraba la igualada, y Gus, antes de disparar a la cruceta, salvó por dos veces a su equipo. Vadillo, quien volvía a la que fue su casa durante una década, ofreció un recital de colación y orden, pero perdonó, por ser generoso, la sentencia.

La vuelta de Solano y Diego

A falta de poco más de 5 minutos, Ricardo Íñiguez optó por Uge como quinto hombre de pista y, esta vez sí, consiguió el premio del gol, al anotar Solano su cuarto gol con el Peñíscola. La celebración del mismo habla por si sola. Una liberación absoluta. La grada estalló, al mismo tiempo que el valenciano dio entrada a Diego Blanco, ausente desde el encuentro frente a Inter.

Tomás de Dios no se conformó con el empate, y arriesgó de cinco. El catalán, el más veterano de la Liga, cazó un mal pase en el centro del campo y desató la locura entre los aficionados locales. El conjunto de Castellón había dado la vuelta al marcador en un minuto y escalaba en la clasificación. El cuento, sin embargo, no iba a acabar bien, ya que Joao anotó el 3-3 y enmudeció a los presentes, en un nuevo error defensivo, fruto de una distracción, la cual ocasionó un nuevo traspié, y una oportunidad de oro de acercarse a la zona noble. 

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