En el reino de los diamantes, despierta culpabilidad el hecho de rechazar zafiros, rubíes y esmeraldas. Es difícil escoger qué brillos conviene más al estuche de prueba y por qué son esos quilates, y no otros, los que tienen un sitio reservado de cara al mostrador. José Venancio López, seleccionador del equipo nacional de fútbol sala, confeccionó una lista con 14 jugadores que pretenderán alzar la séptima Eurocopa del palmarés hispano –lo que se traduciría como la quinta seguida- y, como toda adjudicación subjetiva, no se puede agradar a todos.

Lo que gratamente es irrebatible pasa por la calidad de esos 14 hombres. Sin ninguna duda, ofertan el arrojo y la predisposición adecuada que les demandará la competición. A raíz de ahí, se podrían confeccionar varias listas con diferentes efectivos que no por variopintas dejarían de tener opciones a conseguir el campeonato europeo. En el problema está la solución y la solución es el problema. Tantas alternativas acaban por censurar cualquier resultado, pero a continuación se intentará justificar lo que va, lo que podría haber ido y lo que ni se contempló.

Los que van

José Venancio López ofreció en la tan comentada lista los 14 hombres que, según él, son el mejor equipo que se puede construir en España.

Rafa. Su envergadura es su principal baza. Atrapa tantos recovecos que encontrar un espacio resulta más angustioso que encontrar una mota de polvo sobre granito. La agilidad de Rafa es recompensada desde hace ya tiempo por no ofrecer temor desde chuts a diez, cinco o dos metros. Esta temporada, su bagaje le ha valido a ElPozo Murcia para rascar algún que otro punto que ya volaba. Si un cataclismo no lo evita, será el portero titular de la selección española en Bélgica.

Juanjo. Un dubitativo inicio de temporada con puente aéreo incluido desde Alcalá de Henares a Santiago y el origen de la decisión de este vaivén motivaron a pensar que Juanjo estaba en declive. Las primeras jornadas, si es que había que mantener la duda, tampoco dispuso de muchos minutos en Galicia, así que lo más probable hubiera sido dejarle a un lado, habiendo disputado únicamente la mitad de los partidos en LNFS y habiendo encajado cinco goles más que su compañero arquero. Sin embargo, el murciano goza de la complacencia del seleccionador y también de su palmarés para justificar de sobra que es una buena elección.

Jesús Herrero. Llegó su gran oportunidad como internacional absoluto. Los reflejos de los que ha hecho gala durante la temporada han permitido que España cuente con otra portería interista de garantías para el torneo. Siendo francos, es el que menos minutos disputará, pero ser el cerrojo del líder de la LNFS no podía pasar inadvertido ni para el seleccionador español, ni para ti ni para cualquiera que tenga algo más que polvo en las sienes. Son un broche de oro a unos años magníficos tanto en Caja Segovia como en Inter Movistar.

José Ruiz. A primera vista podría parecer que José Ruiz no atiende a las leyes de la técnica para valerse por sí mismo, pero lo cierto es que el barcelonés, pese a no haber disputado ningún gran campeonato, asume con solvencia la posición de cierre en cualquier equipo. Aunque ya tardío, la experiencia le ha proporcionado el poso que lo convierte en un fijo indiscutible en la lista. Este año, además, marca goles, por lo que a su briega en el marcaje físico puede vérsele acompañado por una anotación sorpresiva.

Ortiz. Algo así ocurre con Ortiz, el relevo natural del ya jubilado Kike se ha destapado en ataque durante la primera vuelta del campeonato y suma una cifra de 12 goles (a la altura de Rafael, Pola o Batería, por ejemplo), aunque la disciplina que siempre otorga en la zaga es la verdadera razón por la que es él y no otro quien ocupará el centro ejecutivo de la selección. Su semblante serio y el respeto que inflige le permiten ser uno de los hombres de confianza, clave en las situaciones de estrategia y en preservar un grupo ganador. No se cree que sepa lo que significa saciedad.

Aicardo. Años atrás se hablaba de juventud y futuro al referirse al gaditano. Hoy, con montones de trofeos en el saco y el equilibrio que otorga ser parte de unos de los mejores equipos de la historia, se puede acuñar el término ‘presente’ para referirse a Aicardo, el jugador cuya masa muscular es inversamente proporcional a la violencia de su disparo. Es una alternativa difícilmente vetada por parte de los equipos contrarios, no es sencillo adivinarle y su zancada -larga y acelerada- se escurre tan rápido como el agua.

Raúl Campos. Posiblemente, el primer chirriar de esta lista definitiva. Nunca se duda del jugador que brilló en Santiago Futsal, del que debutó con la selección española tras una temporada plagada de goles y reconocimientos individuales en Galicia; pero el paso a ElPozo Murcia le ha ocultado entre un mar de nombres. Lo bueno de todo esto es que, habituado a la lucha, no se ha hundido y ha encontrado un hueco en el equipo titular charcutero que le ha valido para seguir asistiendo a los compromisos internacionales. Al menos, hasta la lista más importante.

Miguelín. Si se habla de versatilidad, no hay jugador más completo. El mallorquín encierra en sus piernas la agresividad, la virulencia, el nervio, el gol, la intensidad y el rigor que se le pediría a un equipo entero, sólo que él es un individuo que aglutina todo lo ya mencionado. Y lo lleva con humildad, porque la soberbia está alejada de los jugadores que marcan diferencias. Para que vean hasta qué nivel llega su comportamiento, siempre silencioso a la vista, se puede observar claramente que el estado anímico de Miguelín es esencial en ElPozo Murcia, lo que ya es decir atendiendo al nombre del club. Si él está mal, juegan mal; si está bien, se gana seguro. Lo dicho.

Lin. Hace falta vestir pajarita para presenciar el juego de Lin, tan elegante y fino que quienes le ven se ponen gabardina y encienden una pipa. El primer toque es religión en sus pies, la pared es el oxígeno de su organismo y la finalización…la finalización está en un segundo plano si se refiere a su guión. No duda en determinar la jugada, pero disfruta más asistiendo a quien verdaderamente ayuda el gol. Un jugador seguro que no opta por el riesgo a menos que tengas las piernas abiertas.

Jordi Torras. El capitán y alma mater de la actual selección es el timón, el encargado de poner las piedras para delimitar el camino y evitar que descarrilen los vagones disponibles. Torras está unido por la fidelidad y la fiabilidad del que se sabe lo hará bien, porque exquisitez y calidad es algo que ya demostró en toda pista que pisó. Bien es cierto que la edad no admite excepciones y renquea algo en la velocidad de sus movimientos, pero su localización táctica es suficiente para confiar en este chaval.

Pola. Segundo chirriar de la lista. Está dentro por méritos, seguro, pero entre el ambiente que circula se atisba algo de compensación por perderse otros campeonatos por lesiones. No obstante, se le atribuye rapidez en el movimiento y visión de juego, con un pase medio bastante leal a sus mejores cualidades. Tengan por seguro que sumará a un grupo en el que hacen falta trabajo y unión.

Fernandao. Indiscutible en su posición, imparable de espalda al área e incontenible en la corpulencia que atesora. Fernandao es el mejor pívot del mundo, si las lesiones musculares se lo permiten, y será el mejor pívot de Europa gane o no el campeonato continental. Sus escorzos, eléctricos y arrolladores, suponen el mayor de los quebraderos de cabeza para quien con agarrarlo, zarandearlo y empujando no puede siquiera moverlo. En Bélgica, el manejo en los espacios cortos permitirá a España salir intacta de más de un lío.

Rafa Usín. Su puesto era el más dudoso y el más demandado. Ofrece una nota de color más allá de los tres grandes y ganado se lo tiene, con una habilidad requerida en los últimos metros y un disparo lejano que compite con lo mejor en la LNFS. Rafa Usín es el típico jugador que encuentra el gol cuando te has dado la vuelta, cuando piensas que el balón es tuyo y cuando te duermes en el campo. A decir verdad, su espíritu incansable permite que el equipo no se derrumbe y, con eso, que no se dé un partido por perdido.

Sergio Lozano. Digamos que es el todo. El que no debería faltar bajo ninguna circunstancia que la naturaleza permita, el que más respaldo social aglutina y el que más pasión exhala por cada uno de los poros de su cuerpo. Lozano se define como potencia, como incansable y como no me vas a parar. Hagas lo que hagas, lo más probable es que aparezcas sentado en el suelo y con el cuello torcido hacia tu espalda mientras el madrileño acude a cornear la meta contraria. Tiene la robustez de una estampida y la pulcritud de un alfiler.

Los que podrían haber ido

El 9 de enero, el propio seleccionador hizo una prelista con 11 jugadores más que podrían haber ingresado en la definitiva. Sin embargo, no fue así. Ellos fueron los que podrían haber ido:

Cristian. La lesión que le tiene apartado en las últimas semanas ha sido crucial para no entrar en los 14 elegidos. Su trayectoria, en cambio, ha perdido enteros en el FC Barcelona Alusport después del renacimiento de Paco Sedano (hablaremos de él más tarde) y el estado de forma, pendiente de evolución, acortó sus opciones para viajar hacia Bélgica. No ha podido luchar por un puesto.

Lolo Urbano. Una de las grandes promesas españolas no termina de perpetuarse. Es un jugador abogado al “casi” más que a la seguridad, aunque su trabajo en Tudela es incuestionable. A buen seguro, la confianza de Venancio en los veteranos ha influido para que Lolo no cope una de las plazas. Aún está ligeramente verde para un gran campeonato.

Borja. Con pocas internacionalidades es difícil acceder, directamente, a una Eurocopa. Estar en la lista de preseleccionados ya era una sorpresa para Borja, quien se ha beneficiado del magnífico rendimiento de Inter Movistar para subirse al carro sin realizar un rendimiento espectacular ni ser imprescindible. Bien es cierto que mantiene el nivel y no desentona, pero es insuficiente para arribar entre los seleccionados.

Rivillos. La gran ausencia de esta lista. Al igual que su compañero Borja, no goza de presencia con el combinado nacional absoluto, por lo que su inscripción en la última lista era casi una utopía para la lógica. Sin embargo, esta temporada ha aumentado su peso en el equipo interista hasta el punto de hacer crecer al equipo y, por su puesto, a sí mismo. Fue generoso, contundente, veloz e importante en allí, algo que no le valió a Venancio para seleccionarle, ya que el criterio del bilbaíno pasa más por mantener lo ya establecido que por experimentar.

Antoñito. El jovencísimo jugón de Burela ya fue premiado con una internacionalidad tiempo atrás. Y se la ganó, puesto que la habilidad y los recursos de los que arma al equipo gallego bien merecen un reconocimiento, pero es un jugador irregular que, si no encuentra el balón, difícilmente hace daño. Un mal partido de sus compañeros lo contagia y le hace desaparecer, y ese es un riesgo que debe pulir.

Adri. El puesto de Pola era para él, por su amague endiablado y por su pisada casi obscena. Pero no fue así y nadie se explica por qué. Adri se queda fuera de Bélgica cuando ya se le creía como el heredero de la chistera de Alemao en España. Como sólo queda incomprensión respecto a por qué no va y no se me ocurre nada para justificar su ausencia, lo dejamos aquí.

Jesulito. Muy rápido, muy escurridizo y muy imprevisible. Podríamos referirnos a un bichito que pica y no lo ves, que te muerde y ya se ha ido y que, también, no tiene hueco en el periodo que no hay pruebas porque España no necesita jugadores de sus características. Tradicionalmente, la selección no se nutre de jugadores rápidos, sino pausados y pacientes, que circulan la bola sin prisa. Ese fue el mayor handicap del gaditano.

Adolfo. Ha despertado un pelín tarde para hacerse un sitio entre tantas figuras, pero no es algo que deba deprimirle, sino motivarle. Estar en una lista previa es garantía de estar haciendo las cosas bien y que, en un futuro, el puesto será suyo, de su olfato goleador y de su idoneidad posicional, herencia de su compañero Dani Salgado (también os hablaré de él). Es el futuro del gol español.

Álex. Es un caso parecido al de Adri, aunque en el caso del ciezano puede deberse a un problema de actitud en cancha. Es sabido que sus cables producen cortocircuitos de vez en cuando y ese es un riesgo que Venancio parece no querer asumir en una gran cita. Si se trata de otros aspectos, sólo pueden ocurrir la imposibilidad de llevar a todos, porque en lo que a fiereza y rapidez en el disparo se refiere, pocos habrán que tengan tanta hambre como Álex.

Matamoros. Características muy similares con Rafa Usín obligaban a Venancio a elegir entre el de Magna Navarra o el de Burela. Contundencia y habilidad en los espacios cortos en dos jugadores no era viable si se quiere una selección polivalente, por lo que la decisión era cuestión de criterio y gusto. Salió perdiendo Jorge.

Quintela. Se diluyó después de su primera convocatoria, como si fuera una colchoneta a la deriva del mar. No hizo méritos ni parecía factible que viajara a Bélgica en el mejor de los casos. Debe acumular experiencia y regularidad.

Los que ni se contemplaron

Lejos de estos 25 nombres, hay muchos otros que, pese a que la sociedad se extrañara en llamarlos, bien podrían suplir con rendimiento óptimo a la selección. Algunos, viejas glorias; otros, revelaciones.

Paco Sedano. La eterna incógnita de muchos aficionados, el guardameta más en forma de la actualidad no estará en la selección española ni se le espera. Temas extradeportivos (da igual lo que haga en cancha) y diferencias con el cuerpo técnico de la selección le apartan de convocatorias. No puede hacer nada para volver.

Molina. Es de aquellos arqueros espectáculo, que encuentran en los reflejos su razón de existencia y que divierten al público con sus paradas. Además, vibra en el juego de su equipo y arenga a los suyos para no rendirse. Es carismático y eso gusta, pero nunca ha tenido oportunidades de defender la meta española.

Dani Salgado. El pichichi de la competición doméstica no tiene sitio en la selección, ni aunque meta 29 goles en 19 partidos. No es nada personal, pero Salgado destaca cuando se siente protagonista y está rodeado de gente que juega para él, una situación que en España es incomprensible. Por eso y porque no atiende a tácticas, Dani Salgado es otro de los que no habrían estado en Bélgica.

Catela. Es el jugador revelación de la LNFS. Da igual que tenga 18 años porque ha demostrado una entereza inusual a edades tan tempranas y porque su desparpajo le ha permitido comandar a un equipo, Umacon Zaragoza, junto a otro veterano como Retamar. Remata todo y contagia una confianza a sus compañeros que pocos pueden igualar. Anoten su nombre.

Pichí. Lo mejor del equipo que más ha sorprendido: Montesinos Jumilla. Es la cara visible del recién ascendido que ha dejado boquiabiertos a todos, en parte, porque se han clasificado para la Copa de España de Logroño. Con una voracidad bastante aceptable, Pichí es la taquicardia que incomoda y pincha. Gran margen de progresión.

David “Burrito”. Otro integrante, sin querer, de los llamados “casi”. Conforman en Burela un equipo de grandes malabaristas que no acaban de funcionar como equipo. Además, su papel individual se ha visto algo reducido respecto a su estancia en Segovia. Juega igual, pero marca y se luce menos, lo que contribuye a que sus acciones también se devalúen.

Chano. Tiene un aire a Fernandao, aunque con más zancada en carrera. El de Azkar Lugo empatiza con el aficionado porque es proclive a tomar decisiones correctas y visuales. Es capaz de generarse una ocasión en solitario si se lo propone, lo que hace sonreír a cualquiera que le ve y le disfruta. Su evolución, al menos, agrada.

Palomeque. Es un erotismo perverso. Atrae sin saber por qué y gusta porque su golpeo es envidiado en toda la liga. Debe mejorar en aspectos defensivos y combinativos, pero es capaz de sacar una acción brillante en el mismo tiempo que empleas en pestañear. Te lo avisé.

Carlos Anós. La destreza siempre se agradece; los goles inverosímiles, también. Anós ha enamorado a Peñíscola porque ha encontrado un lugar, lejos de Tudela, donde valoran su calidad y le conceden galones de preponderancia. Con seguridad y confianza, se ha construido una corte que le han posibilitado crecer y observar cotas más altas.

Marc Tolrà. Pertenece a esa oleada de jóvenes que compondrán a las selecciones futuras. Un cedido por el Barça ha conseguido labrarse una imagen respetable en Xota, lo que no es para nada baladí. Si sigue así, las probabilidades de que su trayectoria no se quede en cesiones aumentan. La temporada próxima, por ejemplo.

David Ruiz. Veterano en pistas y choques, es el alma de Santiago Futsal desde hace varias temporadas. Es aguerrido, fuerte y combativo, pero nunca se ha topado con un golpe de suerte o un nombre suficientemente llamativo como para destacar en los grandes campeonatos. Su tiempo se acaba.

Variedad donde elegir, hay.

Fotos 1, 3, 5 y 6: Dani Mullor: Fotos 2 y 4: Ernesto Aradilla.