El hecho de contar con un equipo con un nivel por debajo del de Rumanía se suplía con la ventaja de jugar en casa y tener al público de Amberes a su favor. Esos dos condicionantes contrapuestos predecían un partido igualado. Cada equipo explotó sus virtudes. Rumanía dejó que Bélgica aprovechase su papel de anfitrión y llevase el control del balón. Al contrario de lo común, fue en vano, y Rumanía consiguió imponerse, jugando sus opciones a la contra y aprovechando la teórica inferioridad belga.

Desde el saque inicial, donde Rumanía colocó a sus 4 jugadores en la línea central, se vieron las intenciones de ambos equipos. El conjunto del este de Europa buscaba el dominio del choque, intentando combinar en campo belga. Recuperando la pelota con facilidad, Bélgica buscaba el gol intentando encontrar a su pivot Rahou, quien pudo hacer el primero en un escorzo en el segundo minuto.

Poco tardó Rumanía en abrir el marcador. Raducu finalizó una combinación de su equipo batiendo por bajo a Morant. Solo habían pasado 4 minutos y Rumanía imponía ya la lógica. Mantuvo la presión y la superioridad durante la siguiente fase del encuentro, impidiendo a Bélgica mostrar sus virtudes ofensivas.

Bélgica fue entrando poco a poco en el duelo y a partir del minuto 10 comenzó a tener más ocasiones y limitar el juego ofensivo de Rumanía al contragolpe. Sababti era quien comandaba el juego de Bélgica y probó desde 10 metros a Iancu, que se mostró seguro bajo palos. La entrada a pista de Liliu continuó mejorando la imagen de Bélgica y su asociación con Rahou acercó más a Bélgica al empate pero la calidad de Rumanía volvió a imponerse. En una rápida contra, Matei empujó en el segundo palo, por segunda vez en el duelo, el balón al fondo de la red. Sin mucho brillo, pero con una gran efectividad, Rumanía ganaba 0-2 en el minuto 15 del primer acto.

Rumanía impone su juego, sentencia el choque

El inicio de la segunda parte solo confirmó que el planteamiento de Rumanía iba a ser el ganador. Continuó permitiendo que Bélgica estuviese plantada en su campo con la pelota pero se mantuvo defensivamente fuerte, apoyado en las buenas intervenciones de Iancu. Antes de que se cumpliese el tercer minuto, Lupu, tras una asistencia de Matai, marcaba el tercero de Rumanía. Sin embargo, el gol no acabó con las aspiraciones del equipo anfitrión y solo 1 minuto más tarde, Rahou descontaba para Bélgica. Ganar el partido seguía estando lejos para los belgas, pero ya habían demostrado que eran capaces de perforar la meta rumana.

El partido se abrió y Rahou vio como se le anulaba un gol por mano. Chaibai, previamente, no había sido capaz de batir a Iancu cuando se quedó solo ante él. Bélgica se fue arriba en busca de seguir recortando lo que provocó que desatendiese la faceta defensiva de su juego. Rumanía intentó aprovechar eso e Ignat pudo hacer el cuarto en una contra dirigida por él. En el minuto 30 del partido, Stoica mandó el balón al palo derecho de Morant, tras una jugada de estrategia en un saque de banda. La cosa iba de palos y, segundos más tarde, Matai estrelló el esférico, esta vez, en el travesaño.

A falta de 7 minutos, Sotarca sentenció el encuentro al anotar el cuarto de Rumanía. Bélgica, a la deseperada, sacó portero-jugador y la situación solo propició que las probabilidades de ampliar la renta aumentasen para Rumanía. Pese a la ventaja en ataque, Bélgica continuó mostrándose inoperante ante Iancu. El portero rumano quiso también su parte de protagonismo en ataque y anotó el quinto de su equipo aprovechando la ausencia de arquero en Bélgica, finiquitando así el duelo. En los últimos 5 minutos, destacó la expulsión del goleador belga Rahou. Este hecho lo aprovechó Rumanía para, mediante Matei, anotar el 1-6. Ambos conjuntos, dejaron morir el duelo en sus compases finales.

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Sobre el autor
Ignacio Garcia Vera
Ingeniería Electromecánica.