Quién le mandaría a Italia caer contrapronóstico frente a Eslovenia (2-3) en su debut. Quién le mandaría a Azerbaiyán remontar un 5-2 ante la misma escuadra balcánica y ajusticiarla por 6-7 en el último minuto. Quién creería que este aparente trámite para la azzurra acabaría por sembrar un galimatías en el grupo C de la Eurocopa de Bélgica en el que no se predice nada, vaya a ser que ocurra exactamente o todo lo contrario. Aquí no hay garantías. Lo único que hay es un gol de diferencia entre estos tres países. Uno solo. El decisivo.

Italia, acostumbrada a eso de llevar la presión del favoritismo, está desconcertada y no relaciona su consistencia y sus resultados, ciertamente despectivos con el rival. Le pasó ante Eslovenia y le puede pasar frente a los azaríes si vuelven a engullirse entre nervios, prepotencia e ineficacia. Como mediterráneos que son, se dejan llevar por los impulsos súbitos y llegan tarde a las consecuencias, si es que las reconocen. Saad, el timón de este burdel, deberá poner calma en una selección que tristemente huele a óxido.

Qué decir de los brasileños. Perdón, los azerbaiyanos, con una valentía inusitada en una región de la que se esperaba poco fútbol sala, pero que en el último año ha revolucionado el continente. Primero, el Araz Naxçivan se clasificó para la Final Four de la UEFA Futsal Cup 2014, de la que será anfitrión, contra toda previsión y, segundo, la selección tiene altas posibilidades de clasificarse para las eliminatorias de una Eurocopa si consigue empatar o, incluso, perder (pero eso lo explicaremos más adelante). De ahí se explica la revolución.

El desarrollo del encuentro es el más previsible que se pueda imaginar. Influye todo, el estado de ánimo, el cansancio, un gol, dos goles, una parada…un enrevesamiento o un cortocircuito vespertino podría acabar con todo. Pero, ¿cuáles son las cuentas para cada uno?

Italia se clasifica si: a) gana por más de un gol o b) gana por un gol habiendo marcado más de siete goles.
Azerbaiyán se clasifica si: a) gana, b) empata o c) pierde por un gol habiendo encajado menos de siete goles.