Una cita histórica es la que tenía en su agenda el representativo canario del fútbol sala. Los tinerfeñistas elevaron hacia la eternidad los objetivos postulados a principios de temporada y, a la postre, cumplidos con merecimiento. Fue ante un Elche combativo como ninguno y que acabó cediendo por su propio peso. Porque parecía que el año del Uruguay era el presente, porque parecía que los chicos de Francis Arocas habían hecho mérito de sobrepeso como para subir al cajón más alto del deporte canario y disputar, de una vez por toda, la mejor liga del mundo.

La primera parte fue fiel reflejo de la temporada del Uruguay. Correosa, difícil de lidiar; los dos colosos se enfrentaron en un cara a cara sinigual que no dejó indiferente a ninguno de los más de 4 500 espectadores que había en el graderío. Comenzó igualado.  De hecho la posesión del cuero fue ilicitano en sus primeros compases. La contienda estuvo ampliamente disputada en unos primeros minutos de máxima tensión. 

El Uruguay golpeó primero

Correría el minuto dos de encuentro. El luminoso avanzaba lentamente hacia el ecuador del primer período. Kike Barroso asistía a Ayose desde la banda izquierda, éste a placer y con potencia marcaría el primer tanto del encuentro.

Ante la coyuntura desatada, el entrenador ilicitano decidió mover la banqueta. Por primera vez entre las contingencias, el conjunto visitante realizó transformaciones en su quinteto inicial. La posesión comenzó a equilibrarse en pro del conjunto canario y merced de un Elche que le echaba más corazón que cabeza.

Carlos Corvo fue uno de los más destacados del encuentro. El efectivo tinerfeñista tuvo dos claras ocasiones al borde del minuto cinco, el local disparó en dos ocasiones. La segunda, más peligrosa que la primera, precedida de una jugada individual, finalizó en un “vis a vis” con Christian que finalizó resultando inefectivo.

El Uruguay intentaba crear peligro a partir de combinaciones rápidas previa pérdida del cuero visitante. Desde la línea técnica, excesiva era la presión que ambos conjuntos ejercían sobre los colegiados madrileños. 

Carrusel de goles antes del descanso

El encuentro rozaba los puntos álgidos de entre los precedentes. Óscar le dio el primer susto al Pabellón Municipal. Faltaban 12:06 para la conclusión del primer periodo, el cuadro ilicitano empataba el encuentro gracias a un balón proveniente de la banda diestra que acabó interceptando el dorsal 11 y previo cruce del cuero, acabó estampado en el fondo de las mallas.

Superado el ecuador de la primera mitad, los valencianos mantuvieron la posesión. El jarro de agua fría que significó el empate visitante fue rápidamente solventado por el respetable chicharrero que, sin dudarlo, volvió a echarse a sus espaldas al equipo.

La reacción sobre el parqué aterrizaría a falta de 2’48’’ para la bocina. Varias jugadas de idas y venidas en sendos conjuntos resultaron en el gol de Pedro Toro. Sólo frente al guardameta acabaría cruzando la pelota de lado a lado para implantar el 2-1.

Los locales no abandonaron sus labores de presión en la sección de creación tinerfeñista. El esfuerzo de los ilicitanos acabó entrando en saco roto. Kike Barroso constataría el buen estado de gracia del cuadro capitalino. Previo saque de falta directa -puesta en marcha por Carlos Corvo-, acabó interceptando en el carril zurdo del área un cuero que casi sin ángulo acabaría tras la línea de gol. El minuto 19 de la primera mitad se acabaría convirtiendo en la bestia negra del Elche CF. El 3-1 que se implantó en el electrónico sirvió de golpe psicológico en pro de los insulares y muy a su pesar, merced de los valencianos.

Segunda mitad: 20 minutos para hacer historia

Los problemas siguieron resurgiendo en el cuadro ilicitano. Pitu recibió su segunda cartulina amarilla cuando recién se inauguraba la segunda mitad. Los visitantes, por tanto, tuvieron que jugar los inmediatos compases en inferioridad numérica. Escusa suficiente para asediar el arco valenciano. Tras varias ocasiones cosechadas por la escuadra canaria sin demasiada fortuna, llegó lo que, en ese momento, significaría la capitulación del Elche. Corría el minuto 23 de la segunda parte. Carlos Corvo volvía a dar una pelota digna de golear y, en efecto, Jacinto frente al portero incluiría en el fondo de las mallas un balón que le dejó asistido a puerta vacía.

A pesar de la incorporación del quinto jugador ilicitano, las fuerzas jamás volvieron a estar de su lado. Elche pasaría a falta de 12:19 a jugar con superioridad numérica. Juanjo sería el encargado de ponerse la camisola de guardameta y aportar en las acometidas tinerfeñas.

Pasado el ecuador, la fiesta se haría aún más evidente en el Palacio de los Deportes. Carlos Corvos se impondría sobre el resto y culminaría su excelente actuación con un gol en el minuto 33. Los valencianos habían cedido innumerables ocasiones. A la contra, el Uruguay pudo golear. Con la portería ilicitana descubierta, Carlos Corvo interceptó un balón al contragolpe en la línea divisoria y previa carrea de varios metros, cruzó el balón para estampar el quinto.

Compases mágicos

La ofensiva desesperada del Elche de poco serviría. Las ilusiones ilicitanas, ya rendidas por la coyuntura circundante, fueron levemente resucitadas gracias a dos goles del representativo valenciano. Carde haría efectivo, por primera vez en la contienda, un ataque en superioridad. Corría el minuto 38.

Acto seguido el Uruguay golpearía por mediación de Kike Barroso. La portería, una vez más vacía por el desesperado ataque de los de Óscar García, sería batida por el conjunto canario para poner el 6-2.

Finalmente, dos goles de Carde, en el último minuto de las contingencias maquillaría el resultado gracia al desorden coyuntural de la defensa. 

Con la bocina final  el Uruguay se convirtió en equipo de Primera División.