A los 25 años de edad y tras 4 temporadas en la máxima categoría del fútbol sala español, Edu Duato dice adiós al fútbol sala profesional, al menos de momento. El futbolista comunicaba el pasado miércoles a sus compañeros y directiva esta decisión tras que el D-Link Zaragoza se proclamase campeón del Torneo de la Ribera Alta del Ebro. Allí el jugador se despedía del público y la afición entre lágrimas pero con la ilusión de empezar una nueva etapa en un campo distinto al del deporte, el mundo empresarial.

El ala aragonés, Diplomado en Empresariales, ha aceptado una propuesta que el propio club califica como "irrechazable" dentro del mundo empresarial y que no podrá compaginar con la práctica del fútbol sala profesional en el D-Link Zaragoza.

Oficialmente, la directiva del club, en un gesto de cariño tras los numerosos años que ha permanecido el jugador en la entidad zaragozana y sus categorías inferiores, ha comunicado a Edu Duato que, siempre que lo desee y su estado físico sea adecuado, "podrá considerar su regreso al equipo"

Un ejemplo a seguir

El club se ha despedido del jugador dedícandole unos párrafos en su web, donde se recalca la forma en la que este jugador ha compaginado los estudios hasta conseguir una Diplomatura en Empresariales y la práctica del deporte de élite, siendo un ejemplo para todos los chavales que vienen por detrás.

"Edu Duato ha sido y seguirá siendo un ejemplo para todos los niños que, como hiciera antes él, sueñan con alcanzar la élite del fútbol sala. Su esfuerzo deportivo nunca dejó de lado el trabajo académico. Compaginó siempre los libros con el balón. Y siendo ya jugador del primer equipo obtuvo una Diplomatura en Empresariales. La vida después del fútbol sala. Y la vida ha llegado. Antes de lo esperado, pero en forma de gran oportunidad. 

Edu llegó al club siendo infantil procedente de la Asociación Deportiva Pirineos. Le reclutó el mítico Tito García Sanjuán. Desde entonces y hasta la pasada temporada, en la que fue el tercer jugador más utilizado por Sampedro y Peñaranda, su camino hasta la élite no resultó fácil. Tuvo que hacerse mayor cedido en el Aragón 21 y después en el Sala Zaragoza, hasta que en 2008 ingresó de nuevo en el filial. Dos años más tarde llegó el primer equipo. Hoy lo deja con lágrimas en los ojos, goles en las zapatillas y el cariño eterno de todos los que han tenido la suerte de compartir su fútbol y su amistad."