Como ósmosis se expande el optimismo en la plantilla de Jaén Paraíso Interior. Como una brujería, también, parecen haberse conjurado las pautas necesarias para que los andaluces pasen de la noche de una temporada a la mañana de otra, con el consiguiente despertar. El III Trofeo El Olivo, que en esta edición se disputó en Alcaudete, sirvió para calibrar un poco más el encaje de piezas en el equipo jiennense que, a poco que entre en dinámica de competición, su puzle se acercará a los cielos más que a los infiernos.

Es una sensación patente, pese a que Dani Rodríguez no pudo contar Borja Blanco (por prevención), Dani Martín (sobrecarga en el cuádriceps derecho) y Carlinhos (problemas burocráticos), no queda ni rastro del equipo que quedó décimo en la campaña anterior, tan sólo el nombre. El dinero trae calidad. La calidad trae mejora. La mejora trae resultados. Con efectivos disciplinados y experimentados, se ensambla un plantel serio y competitivo. Se huele la estrategia. En la banda, se grita "¡Equis, equis!" como el que llama al daño ajeno, en una melodía que pone al rival en tensión, buscando las preguntas a las que no tiene respuestas. Entre Fabián, Cuco y Emilio mandaron un mensaje, a los dos minutos, de que la estrategia va a ser uno de los valores en alza de la plantilla. "¡Gol, gol". Ecuación despejada.

No hay, a primera vista, muescas, ni sensaciones que inviten a pensar en el resquebrajo. De hecho, sorprende que los automatismos y, sobre todo, la eficiencia táctica de una plantilla con diez caras nuevas (repito: diez), estén interiorizados en apenas un mes, pese a que el cuerpo técnico jiennense recite la cantinela humilde. Lógica, por otra parte, para no despertar falsos testimonios en fiestas de guardar. El plantel, amplio pese a las bajas, ya había volteado el banquillo a los cinco minutos, justo el tiempo que empleó Jumilla —que también contaba con las ausencias de Boyis, Pizarro, Josiko o Cristian— en realizar el primer cambio. Con las rotaciones, el Jaén FS no perdió frescura y sí desgastó, poco a poco, a los murcianos, que únicamente encontraban consuelo en Aarón (hiperactivo y protestón) e Ique (el ataque, en singular). El brasileño, por cierto, fue el último en asustar a Prieto con un disparo al palo antes de que Chino, exMontesinos, robara una bola y pegara con la puntera lo justo para que Cone se estirara en valde. La renta era, antes de llegar al ecuador del primer acto, por dos veces favorable a los locales.

Ni fue el día de Montesinos ni pretendió buscarlo. Más bien, se agobiaba en la salida de balón mientras Aarón resoplaba de impotencia. Al sevillano le falta experiencia y solidaridad, pese a su edad, dejar de acaparar el foco y pensar en alumbrar a sus compañeros para que el despegue no se efectúe sobre carreteras de pegamento. En el descoloque, Jaén Paraíso Interior desbordaba (¡milagro!) en el uno contra uno, lo que, en otras épocas, serían mitos extintos en la retina. Los de Dani Rodríguez regatean más y meten más goles, obviamente, porque crean más posibilidades de peligro, como acostarse con semillas y levantarse con melones: un subidón. Aprovechando el momento, se paseó Emilio para conseguir su segunda diana, de bella vaselina, y regalarse sendos presentes en su vigésimosegundo cumpleaños. El pívot lleva metiendo goles de vaselina desde que le regalaron los primeros patucos, contra niños de 12 o de 35 años. Le da igual.

Eloy Rojas anotó el cuarto en una triangulación con Jordi Campoy, que quiere ser el malabarista amarillo, el circense. A veces, payaso, cuando se encara con el rival y, otras, funambulista, con el correspondiente asombro del público. Ique, poderoso de cuerpo y mente, recortó distancias con uno de esos disparos en los que el silencio de la afición adversaria se rompe con un quejío de varios segundos. Escorado, apretó el tornillo de la escuadra con un chut casi lascivo. Fabián, de doble penalti, puso el 5-1 al descanso, para hacerse respetar.

En la segunda parte, cambió el telón y la obra. El azul ganó en relevancia y los murcianos subieron una marcha, que se transformó en mayor intensidad y ambición. Alamiro Vaporaki merodeó por la zona de Prieto de vez en cuando e, incluso, su equipo consiguió dar un larguero al trigésimo minuto, justo antes de que Ginés, el canterano, entrara a la pista y despertara aplausos en la grada. La juventud es lo que tiene, recibes simpatías por participar en un lugar que no te corresponde, pero al que aspiras como el que más. Doble presión. La muestra: casi un desmayo en los asientos del aficionado cuando a punto estuvo de anotar.

Se volvió bronco el contertulio a esas alturas, e incluso Juan Francisco Gea mostró su malestar por el "dedito" que sacaban los amarillos. Le molestó tanto la manía de los jiennenses que Aarón también sacó el pie a pasear. Concretamente, a media altura, con el consiguiente enfado de Jordi Campoy, que volvía a juguetear con el dedo índice. Alamiro, a cinco minutos del final, consiguió el segundo gol de los suyos y Chino, en extraordinaria maniobra de Campoy, puso el sexto. El resto, descanso, sin forzar la máquina.

Siguen invictos los de Dani Rodríguez, con diez victorias en otros tantos partidos y 66 goles celebrados, por ocho encajados. Buena pinta, sobre el papel, claro está. Así lo afirmó el técnico. Mañana, por lo pronto, competirán, en Pozo Alcón, en el cuadrangular "Sierra del Pozo", que calibrará a conciencia su maquinaria. Los rivales serán el Día Atlético Pozo Alcón, el Uruguay Tenerife y el Melilla FS, cuyos partidos se disputarán durante la tarde de este sábado y la mañana del domingo. Ya tienen El Olivo; ahora, quieren la montaña.