Damos por asumido un orden establecido de conceptos y objetos que rigen nuestra vida, una serie de parámetros de la que no esperamos haya una irrupción que modifique nuestro modo de pensar. Por eso se es tan reticente a los cambios, a lo que altera nuestro ritmo cotidiano y nos empuja, levemente, a una situación desconocida, de la que no sabemos siquiera si habrá metros de subida o, en el lado difuminado, de caída. En ocasiones, nos conformamos con lo que ya hemos conseguido. "Es justo que esté donde estoy. Me va bien, no tocaré nada", se oye. Los riesgos nos causan pánico porque producen desconcierto, inseguridades, sudores fríos e incógnitas que no sabremos cómo manejar. Los riesgos traen temblores y provocan miradas hacia todos los rincones, como si en cada esquina hubiera un cuchillo que buscara la espalda. Pero, pensándolo bien, de qué se trataría nuestra vida si su argumento fuera lineal, alérgico a las aprubciones y destinado a la monotonía. Sería una existencia aburrida y, en definitiva, insípida. Sin hambre.

El deporte, en este sentido, tiene unos estratos bien definidos en cuanto a la notoriedad de los mismos. Existe la idea preconcebida de que a unos hechos se le deben dar mayor preponderancia que a otros, haya rasgos de injusticia o, simplemente, designios mediáticos. Gustan más las noticias respecto a ciertos temas o tópicos porque nos los imponen, en otras palabras, los responsables de las empresas de comunicación. La ley de la oferta y la demanda no pasa a estar en manos del consumidor, quien elige qué quiere leer, oír o escuchar, sino que se convierte en un mero espectador, inmóvil, sobre lo que le ofrecen que, casi siempre, suele ser un mismo contenido reciclado, una y otra vez, pero presentado con filtros distintos. Es aquí, en este maremagnum de grietas rellenadas con silicona y acantilados sin red, donde un pequeño atisbo de novedad adquiere relevancia, por su valentía o porque consigue rebanar "algo" de atención en esos espectadores inmóviles que, a veces, llegar a ser inhábiles.

El pasado 7 de septiembre, el estadio Mané Garrincha, en Brasilia, congregó a 56.578 espectadores —estadística ofrecida por la Confederación Brasilera de Futbol Sala— para presenciar el encuentro de fútbol sala que enfrentaría a Brasil y Argentina. El gobierno de la capital brasileña está en tramitaciones para que esta cifra se incluya en el Libro de Récords de Guinnes, ya que, según sus datos, la anterior cifra más alta de personas que presenciaron un partido de fútbol sala fue de 26.657, en 1999, en el estadio Mineirinho, de Belo Horizonte, con motivo de la final liguera entre Atlétio Mineiro y Río Miecimo. El resultado del acontecimiento deportivo, con victoria amarilla por 4-1, fue una anécdota, pues el reclamo que este espectáculo generó sirve como punto de inflexión. La carrera olímpica del fútbol sala se atonja tan utópica que resulta estresante y agotador depositar palabras y esperanzas en su elección, a pesar de que haya esbozos de intención. Es una batalla anclada que produce bajas y poco brillo. Pero estos alicientes entusiasman al aficionado, que ve una rendija de mínima esperanza para alzar el deporte.

No es un suceso aislado ni reciente, se cultiva con el paso de los años. El fútbol sala o futsal o fútbol de salón o fútbol a cinco o futbito, lo llames como lo llames, representa una realidad hoy en día, siendo uno de los deportes, si no el primero, que aglutina mayor número de practicantes. En cualquier centro educativo se puede encontrar una pista que permita que cualesquiera cojan un balón y jueguen. Hecho sencillo: cogerlo. Hecho áspero: habituarse. El deporte es parte imprescindible del aprendizaje en el desarrollo de las personas y el fútbol sala está ahí, desde los primeros gateos, para acompañarlos. No obstante, la repercusión que se deposita, junto a los diferentes avances que se realizan en materia de márquetin o publicidad, dejan visible una progresión en el futuro próximo, casi presente.

El presidente de la Liga Nacional de Fútbol Sala, Javier Lozano, desgranó, en el primer programa de Pista Azul de esta temporada, algunas realidades que la LNFS ha superado en los últimos años: "Hay cuestiones tangibles que son irrefutables. Entramos [en septiembre de 2009] con una deuda de 3,4 millones de euros, con los auditorios diciendo que era inviable la Liga porque no había ingresos. Era un drama tangible, incluso con demandas judiciales. También había un aspecto intangible, que era la sensacíon de que 'todo valía'. Se generaba un mix de inquietud que era muy peligroso. Ahora tenemos estabilidad absoluta, con la deuda pagada al 100%. La gente sabe que hay que cumplir y las normas son para todos. Lo más importante es que hemos recuperado la estabilidad para sacar a flote el proyecto". Las palabras de Lozano transmiten tranquilidad para los que viven de esto, aunque quiere dejar claro que pretenden "ser ambiciosos" y "cambiar muchas cosas". "Las circunstancias políticas, sociales y económicas condicionan, pero no debemos ser conformistas, tenemos que mejorar la profesionalización y no quedarnos con la sensación de que el fútbol sala es 'ese deporte en el que son amables'. Tenemos que seguir luchando por ser el segundo deporte de este país. Ese es el objetivo", continuó el presidente.

En términos administrativos y económicos, la LNFS es una institución sólida que se ha regenerado. Desde hace un lustro, todas las asambleas generales de la Liga aprueban sus cuentas y, según Lozano, "dejan de ser peleas de gallos". Por ello, recalca que necesitan tener "una visión más general que particular". Expandirse, en otros términos. En este aspecto, son un ejemplo empresarial respecto a otras competiciones internacionales, que no ofrecen un músculo financiero y de futuro tan fortalecido. Portugal, Rusia o Italia son algunos países que se pueden acercar mínimamente al modelo español, que debe servir de guía y reflejo para aumentar la difusión. La LNFS firmó acuerdos con BeIn Sports (24 países de África y Oriente Medio), Esporte Interactivo (Brasil), Sports TV (Turquía) o Povekhnost TV (14 estados del este de Europa) para mejorar la dimensión y corroborar que el fútbol sala interesa (y mucho) a los aficionados sin colisionar con la presencia del fútbol. El respeto que se necesita para ello, al menos, emerge. "Ahora ha cambiado la percepción, nos valoramos mutuamente", se refería el mandatario de la LNFS con respecto al trato que TVE dispensó en 2009, con emisiones en diferido que se comunicaban "10 minutos antes del inicio del partido" y el que facilita ahora, "retrasando el choque de Segunda División". "Somos un deporte muy barato. Algo le damos a los patrocinadores para que vuelvan, con una relación calidad/precio estupendísima", apunta, y pone como ejemplo una compañía de automóviles, que se benefició, el año pasado, de un retorno de "nueve millones de euros" cuando solo ingresó "el 1% de esa cantidad".

Las audiencias televisivas son otro factor a tener en cuenta. Su interpretación también admite matices relacionados con la naturaleza del canal (si es temático o "generalista"), si los horarios son accesibles o la competición que se traslada. Un ejemplo de la progresión la encontramos en que, en 2009, una retransmisión en Teledeporte de un partido liguero podía alcanzar un pico de 175.000 personas (1,4% de share), mientras que, este año, el primer choque de la competición alcanzó los 255.000 (2,7%). Si se tiene en cuenta que, actualmente, es mayor el número de plataformas disponibles y que, sin embargo, se mejoran las cifras, la evolución es palpable. La posibilidad de retransmitirse en una cadena "generalista", es decir, "clásica" y conocida por todo el ratio de aficionados (en algunas zonas del país aún no llega la señal de Teledeporte, Energy o, antes, MarcaTV), aumenta espectacularmente la penetración en los hogares. Por ejemplo, en 2008, La2 emitió un partido que alcanzó los 425.000 espectadores (3,5%) entre el Interviú Fadesa y el FC Barcelona Senseit, mientras que, otro duelo entre ambos clubes, en 2011, en MarcaTV, apenas llegó a los 251.000 (2,6%). Esto significa que la accesibilidad de un canal de mayor penetración acrecienta la audiencia, inevitablemente. No obstante, se pueden hallar evidencias de la demanda que existe. En 2014 hubo tres partidos significativos:

Fecha Partido Competición Espectadores Share Televisiones
3 de enero Inter - Barça Liga 465.000 2,6% Energy/Esport3
16 de marzo Inter - ElPozo Final Copa de España 515.000 2,8% Energy/TV3
7 de septiembre Inter - ElPozo Final Supercopa de España 360.000 3,5% Teledeporte

Estas cifras son sintomáticas del crecimiento, al menos, en España. Asimismo, las infraestructuras que se facilitan pueden albergar a millares de aficionados. En el Palau Blaugrana, por ejemplo, es frecuente superar las 2.000, al igual que en el Palacio de los Deportes de Murcia o el Caja Madrid de Alcalá de Henares. En la primera jornada de este mismo curso, "La Fonteta", de Valencia, registró 4.263, toda una declaración de intenciones. De hecho, para la organización de la Copa de España de esta temporada, se presentaron siete candidaturas de otras tantas ciudades, por lo que el interés por albergar la gran fiesta del fútbol sala nacional está en pleno apogeo. Finalmente, fue Ciudad Real la elegida para la celebración del acontecimiento del 12 al 15 de marzo en el Quijote Arena.

La creación de la Copa del Rey, que actualmente cuenta con cuatro ediciones, nació para "nutrir de ingresos" a los equipos de Segunda y Segunda División "B". Aprovechar las visitas de equipos de superior categoría para crear afición. Además, también se negocia una "División de Honor juvenil", al estilo de la de la Premier League, como otra novedad de enriquecimiento. Otro tema, en cambio, es la competitividad. Selecciones que antes desconocían el futsal, como Suecia, Turquía, Gibraltar o la misma Inglaterra, comienzan a dar sus primeros pasos y a enriquecerse en este ámbito. "Hay más cantidad de equipos, pero los fuertes siguen siendo los mismos: Brasil, España, Rusia, Portugal o Italia", concluye el presidente. Se estima que quedan, aproximadamente, 20 años para estar al nivel de España. Los primeros pasos están dados.

El fútbol sala ha dejado de ser un juguete de cachondeo y celo para aspirar a lo que está construyendo. Las deficiencias se pulen y las intenciones se materializan. Se necesita, pues, que unos y otros no lo tomen a broma. O, algo mas difícil hoy en día, que lo respeten.

Fotos 1 y 4: Ernesto Aradilla (VAVEL).
Fotos 2 y 3: Dani Mullor (VAVEL).