El marcador es un impreciso termómetro de lo que suele ocurrir en un partido. A veces sí puede entenderse como una orientación, aunque en la mayoría de ocasiones es una simple instantánea: un buen minuto o 39 malos. En absoluto un 1-4 puede entenderse como un arrodillamiento ipso facto de Xota ante el FC Barcelona, pues el equipo de Imanol Arregui volvió a mostrar un ímpetu continuo a lo que sólo faltó la coronación del gol. Sin embargo, en estos terrenos, es Paco Sedano el que tiene en su poder la tiara.

El FC Barcelona, a ojos de los aficionados, es un equipo equilibrado que parece activado con un único botón: ON. De memoria, las camisetas blaugranas se buscan con numerosos recursos los unos a los otros, y tienen la posibilidad de disfrutar de diferentes estilos de juego según convenga. Si quieren balones al pívot, Ferrao o Wilde les ofrecen dos movimientos bien distintos. Si deciden jugar de cuatro, Saad o Lin suelen hacer fluir la bola con una naturalidad (y rapidez, que es más importante) asombrosa. Si en algún punto del partido no existe claridad de ideas, Sergio Lozano es proclive a arrancar por el centro de la pista como quien visita Las Ramblas.

Un enfrentamiento contra el Barça ya expone suficiente frustración previa al pitido inicial, algo que se incrementa cuando en apenas cuatro minutos la desventaja aumenta hasta los dos goles. Wilde (cómo no) y Batería, después de dos acciones combinativas, enfriaron rápidamente el partido, como si de un mamporro se tratara, para dejar a los navarros mirando a todos lados, desorientados. Tras ello, el público enseguida empatizó con Xota, que obvió la renta contraria y empezó a crear ocasiones en los pies de Jesulito o alguna caza de Dani Saldise. Hasta el descanso, sin embargo, se siguió percibiendo una continua reiteración en el parqué: los catalanes, cuando desean subir una marcha, acaban arrasando. No obstante, al descanso no se llegó con un resultado más abultado.

A la vuelta, algo había cambiado. Se animó el graderío, lo que inconscientemente sumó a Magna Navarra un poquito de impulso, a modo de cuesta, que inclinó las ocasiones verdes. FC Barcelona, acostumbrado a ser el autor de los recitales, ocupó en este caso el lugar del receptor. Pero Paco Sedano, que en el día anterior ya se ensanchó en varias ocasiones, volvería a hacerlo con más notoriedad incluso. En estos caminos, el choque parecía dirigirse hacia una sesión de psicóloga, pues el desgaste al que somete el arquero mostoleño suele terminar en demencia. Una tortura.

Para agrandar la anomalía anímica, dos goles más cayeron en el saco culé: Wilde y Rafa Usín mantenían a Xota a raya a 14 minutos de la conclusión. Imanol Arregui, en este caso, volvería a utilizar el juego de cinco, como ya hiciera 24 horas antes, aunque con un objetivo bien distinto, pues no luchaba para ganar, sino para embeber el océano que distancia Europa de América. Esto es, una hazaña de dimensiones utópicas. Es de valorar, incluyendo este hándicap, que los navarros crearon ocasiones de varias tonalidades, sonidos y trazos, y que siempre se toparon con el mismo "The end", que frecuentemente viste el dorsal 28. La pregunta que uno se hace llegado a tales niveles de efectividad es si llegará el momento en el que Paco tenga un mal día (y cuando llegue, seguramente tampoco encaje).

Raúl Jiménez, con anterioridad, había aumentado la moral de los suyos al detener un penalti, y más tarde, aumentó su palmarés de 19 años cuando desbarató otros dos dobles penaltis (uno anulado) en los pies de Batería. Sin que sirviera de recompensa, sí que dichos detalles insuflieron a uno ese gen combativo que merece toda batalla. Magna Navarra continuó con su apuesta del juego de cinco hasta el final y se llevó "premio" cuando Marc Tolrà, criado en la cantera culé, anotaría el primer y único tanto de los suyos.

Con ese desfondo verde, el equipo de la comunidad foral se mantuvo hasta el final con la portería en mente. No consiguió más provecho y el FC Barcelona mantuvo esa imagen de solidez, que le vale para disputar su cuarta final de Copa de España de las últimas cinco ediciones. La incógnita radica ahora es si tienen la vara adecuada para sacudir el "Olivo Mecánico".

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Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
Periodismo cuya máxima vocación es informar de lo que acontece en el plano deportivo. Hijo del año 92 e impulsado por los valores doctrinales del olimpismo. Tú escucha, que yo te cuento.