No fue un encuentro para sacar conclusiones pero sí para percibir sensaciones. La primera fue que el UMA Antequera escogió mal rival para empezar la pretemporada (o bueno, según se mire, para sonsacar cuanto antes los errores). Los pupilos de Moli apenas aguantaron a los de Dani Rodríguez, más rodados y formados en conjunto que los malagueños, excesivamente permisivos en las marcas y en las transiciones defensivas. Una lectura rápida que desprendió el IV Trofeo del Olivo fue que el Jaén Paraíso Interior seguirá fiel al juego desplegado la campaña anterior, la mejor de su historia, que se basa en ser paciente y esperar la oportunidad para atacar. Y ser intensos sin amilanarse.

El partido estuvo desnivelado desde el principio porque para los universitarios se trataba de la primera piedra de toque, nada más y nada menos que ante el vigente campeón de la Copa de España, que arribaba a Alcalá la Real con tres victorias en sus tres encuentros de rodaje (eso sí, ante adversarios de nivel inferior, pero que ayudaron a calibrar a los capitalinos). La sensación fue que Dani Rodríguez tiene el lienzo bien diseñado, sin que haya brochazos que emborronen el cuadro. Pocos cambios habrá en la dinámica del grupo, si bien sorprende que Boyis, uno de los fichajes, se adapta perfectamente a lo que pretende el entrenador. Se le ve ágil y voluntarioso que, aunado a un acierto tanto en la zaga como en el ataque, le convierte en candidato al quinteto titular. El resto de las nuevas incorporaciones necesita rodaje. Mella da gratas sensaciones, pero precisa de más exigencia, mientras que Ossorio debe ser más activo en el desborde para que verdaderamente se note su presencia en la cancha. Murga es el más retrasado y el más alejado de la dinámica. Al gaditano se le presupone talento, pero debe coger forma rápidamente para entrar en los planes.

Poco se vio del UMA Antequera en la primera mitad. Compresibles imprecisiones en los pases y en las transiciones ofensivas les hicieron perecer en el pabellón alcalaíno. Aguantaron casi diez minutos antes de que el Jaén Paraíso Interior hiciera sangre. Al gol inicial de Eloy Rojas, de potente disparo, le siguió el de Crispi, que aprovechó un rechace para superar a Mella. Al minuto siguiente, Dani Martín logró dar de nuevo ventaja a los jiennenses en un chut que, sin adquirir velocidad endiablada, terminó superando a Alberto por uno de aquellos designios que entusiasman a Iker Jiménez. La bola perteneció casi en su totalidad a la escuadra amarilla (fosforita) sin que los antequeranos optaran a un par de oportunidades. Carlinhos desinfló el balón de potente disparo tras un juego asociativo entre Cuco y Ossorio, y Boyis, de pícara vaselina tras un pase largo, extendieron la victoria local hasta los tres goles (4-1) al descanso.

El preparador jiennense experimentó con diversos quintetos en la pista. Los más acertados incluyeron a dos de los siguientes tres hombres: José López, Eloy Rojas y Boyis. Este trío apunta a titular (junto con Emilio) en la mayoría de partidos de Liga. Su presencia otorga seguridad a la zaga de igual manera que Dani Martín, en cuanto toca la bola, siente la necesidad de cambiar el rumbo del choque. Otros cuartetos, en cambio, olían más a floritura que a apuesta seria. Sería impensable por la descompensación que ofrecerían, por ejemplo, unir a Solano y a Víctor Montes. En la segunda parte se vio más empeño en los de Moli, que incidieron más en la meta de Dani Cabezón. El cancerbero sería colaborador en los dos goles de Óscar. En el primero permitió, con una salida tímida, que el '21' antequerano rematara con la parte más blanda del cuerpo, la barriga, hacia la meta. En el segundo, su salida fue valiente, e imprecisa, como un cachalote en busca del sol, y acabó recogiendo la pelota de las redes.

Por suerte para el guardameta, su equipo presentó una pegada destacable a pesar de que no estuvo tan cómodo en el segundo periodo. Posiblemente, por la inercia que dio el resultado. José López, Ossorio —de falta directa— y Dani Martín elevaron a siete los puntos jiennenses sin demasiado esfuerzo. Jordi Campoy mostró sus ya tradicionales destellos de calidad, de esos que enredan los ojos del espectador y acaban por soltar un asombro de él por pura gratitud. Agradecidos son estos caños antes que ver en La Victoria a un Real Jaén sediento, se suele escuchar en la afición jaenera. Armando y Crispi fueron las únicas luces en los antequeranos. Especialmente activo estuvo en la segunda mitad el canterano de Movistar Inter, inicisivo en la banda y sin tapujos a la hora de enfrentarse a sus adversarios. No fue suficiente para su equipo, que aunque anotó el último gol del partido gracias a Claudio Da Silva en una jugada de portero-jugador, sólo pudo ser subcampeón en Alcalá la Real.