Esta Eurocopa, en cierta manera, está poniendo al desnudo varios planteamientos que se consideraban inapelables. Uno de ellos, el que citaba a Rusia como la gran favorita para adueñarse de la Eurocopa de Serbia, sufrió un brutal resquebrajamiento después de empatar con Croacia (alabanzas a Dios) y rozar con la punta de los dedos las maletas que le hubiesen llevado de vuelta al país de Putin. Los croatas, ávidos de demostrar su fútbol sala, se sostuvieron gracias a la tripleta diabólica de Jelovcic, Marinovic y Novak e incluso se adelantó por dos veces en el marcador. También pudo ampliar su ventaja hasta los dos tantos, lo que habría eliminado a los rusos (y dejado a Kazajstán, firme defensora del "demoníaco" juego de cinco, como líder del grupo). Lo normal, aunque con turbulencias, se produjo casi por intervención divina.

Lo que no fue "normal" era el plan de Croacia durante los primeros diez minutos. Jugaban con desparpajo, coherencia y con una actitud muy lejana de lo expuesto ante Kazajstán. Había calidad en sus intervenciones y elaboraciones. Marinovic avisó con una primera falta que buscaba la escuadra y encontó sólo aire, Jelovcic también se animó a disparar desde lejos y Novak se entretenía en sus virguerías para despistar a una endeble Rusia. También se caldeó el ambiente con alguna entrada y todo el ambiente desencadenó en un subidón de motivación ajedrezada hasta que Matosevic impulsó un balón que Robinho introdujo en su propia portería. La sorpresa ya estaba servida.

Rusia no estaba cómoda y sólo Rómulo, de disparo exterior, y la atención que generaba Lyskov podían incomodar al guardameta Jukic, que no intervino por primera vez hasta los diez minutos y 25 segundos del choque, coincidiendo con la entrada de Eder Lima, el auténtico redentor de un soso combinado ruso. A partir de aquí, mejoraron los de Skorovich gracias a la entrada del brasileño, que protagonizaba varias acciones de primer pívot mundial. En una jugada de córner, Robinho le sirvió un balón y Abramov cazó una volea ajustada. Sólo así pudieron empatar el encuentro y crecer. Hasta Lyskov se atrevió a dar un tacón con tanta bilirrubina que Jukic acertó a parar. Croacia, en cambio, se animó con un contragolpe de estos que vienen precedidos de choques y choques y siguió probando a Gustavo, sin encontrar el gol. Después, Eder Lima, hasta en tres ocasiones, progatonizó maniobras de peligro, antes del descanso. También sin celebrar nada.

La vuelta de vestuarios pareció haber producido un cortocircuito en las mentes rusas (o de Skorovich), que sólo veían el campo gris, como su juego. A los cinco minutos Jelovcic se inventó un taconazo hacia la paralela de Novak, que no perdonó ante Gustavo. Croacia volvía a estar por delante y un sólo gol eliminaría a Rusia de su supuesto campeonato, lo que era una situación delicadísima.

La lógica invitaba a que Rusia diera un paso adelante y se atreviera a neutralizar la ventaja, pero en cambio los futbolistas se perdieron en no se sabe qué para olvidar todo lo que habían aprendido del fútbol sala a lo largo de su vida. No había elaboración del juego y todo se limitaba a aclarados para el 1vs1 de Robinho, en los que ganara ventaja y que fuera lo que Dios quiera. Y eso, para que me entiendan, era alegría, porque más tarde todo se volvió más abrumador por lo descarado de las directrices de Skorovich. Con el marcador en contra, Rusia se limitó a mantener la posesión del balón y protegerse con ella, lo que decepcionó al aficionado y sembró dudas sobre si es merecedor de ser llamado "campeón".

Croacia avisaba con bastante celeridad de vez en cuando y, aunque Rómulo y Robinho tuvieron sus opciones, lo cierto es que Rusia apretaba los glúteos como si corriera delante del negro del WhatsApp. A cinco minutos del final, Rusia cometió la quinta falta y el rostro de Skorovich pasó de blanco siberiano a rojo tomatina, pudiera ser por el aprieto repentino que le hizo su propia corbata. No arriesgaba en sus movimientos y el aficionado serbio, que históricamente está enfrentado al croata, se estaba planteando incluso cambiarse de bando.

No obstante, Rusia, en una presión a toda pista de Croacia, acertó a encontrar el espacio adecuado, se llevó un rebote y el balón le cayó a Pereverzev, para alivio de Skorovich, que acertó a anotar a puerta vacía. Con el empate entró más oxígeno en el Belgrado Arena. Un millón de toneladas, diría yo.

Aunque no estaba todo decidido. Novak dispuso de un lanzamiento en el borde del área, sin barrera, a falta de un minuto, lo que todavía albergaba esperanza para un desenlace épico. El croata superó a Gustavo, pero su lanzamiento tocó la red exterior, lo que no le valió una celebración. Sin más, Croacia se quedó con el regusto amargo de tener a una potencia mundial a sus pies, pero no pudo rematarla, aunque sí atragantar a Skorovich.

De esta forma, Rusia se clasifica para cuartos de final de la Euro de Serbia como primera del Grupo C y se verá con el segundo clasificado del Grupo D (Azerbaiyán, Italia o República Checa). Kazajstán, que estuvo varios minutos como líder, acabo finalmente segunda y también espera adversario para su histórica eliminatoria.

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Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
Periodismo cuya máxima vocación es informar de lo que acontece en el plano deportivo. Hijo del año 92 e impulsado por los valores doctrinales del olimpismo. Tú escucha, que yo te cuento.