Rusia estará en las semifinales de la Eurocopa de Serbia, como hizo en las cinco ediciones anteriores del campeonato continenal, tras derrotar a la Azerbaiyán del entrenador español Tino Pérez. No obstante, la imagen robusta que destilaba la actual subcampeona de Europa está lejos de lo que se presuponía para una potencia tal. No controló el partido del todo y a punto estuvo de hallar un destino más fatalista si los azerís embocan alguna de las muchas ocasiones que generaron con el juego de cinco. La mayor alegría para Skorovich es que, con un juego irregular, se plantan entre las cuatro "mejores" selecciones. A saber qué ocurrirá cuando si se destapa el talento.

El inicio del partido se centró en Eder Lima. El rusobrasileño fue la referencia indiscutible de los del noreste de Europa con total claridad. Rusia no se escondía en buscar a su pívot y su juego de espaldas. Avisó con una tijera tras pase de su compañero Robinho (conexión, por cierto, inédita en este torneo), para más tarde protagonizar una maniobra a media vuelta propia de las grúas más rápidas del planeta. Azerbaiyán no podía hacer otra cosa que encomendarse a los contragolpes y a la valentía de Augusto para hacer daño, como si pusieran sobre la cancha un complejo de inferioridad palpable.

En estas entró Abramov, que tiene un olfato asesino evidente, para abrir la lata de los rusos como ya lo hiciera ante los croatas en otro de los partidos atascados de los suyos. De disparo lejano, batió por alto a Huseynli porque el propio arquero ya se había rendido antes de que el del Dina golpeara el balón: estaba arrodillado desde el principio. Aquella bofetada despertó a los de Tino Pérez, que tuvieron tres oportunidades: un disparo de Amadeu, un mano a mano de Eduardo y, finalmente, el gol de Augusto. Gustavo salvó un 1vs1 majestuoso y, acostumbrado a dar una de cal y otra de arena, encajó el primer gol azerí entre las piernas. No pudo culpar a nadie ante las evidencias que mostraban las cámaras televisivas.

Se envalentonó entonces Rusia, como si se avergonzara de un marcador tan corto, e inició una estrategia basada en bombardear la meta contraria con virulencia. Sergeev y Eder Lima enviaron misiles desde lejos, sin superar a Huseynli. Pereverzev, en una acción de estrategia, rozó con la puntera la pelota, a lo que el guardameta azerbaiyano reaccionó con seguridad. En otra acción de córner, ocurrió algo rarísimo: un gol de cabeza de Rómulo. El primer síntoma extraño llegó con un centro lateral elevado en el que el cierre puso la cabeza. "Primero remato y luego ya pregunto, por si sospechan", debió pensar el cierre del Dinamo. Augusto y Fineo cerraron la primera parte con dos chuts peligrosos.

Rusia no expuso una mejoría respecto al encuentro ante Croacia. Sí la hubo en la definición, pero su imagen seguía siendo demasiado pasiva y errática en las elaboraciones. Una acción a balón parado permitió a Robinho aumentar distancia merced a un disparo ajustado. Con una desventaja de dos tantos, Azerbaiyán dispuso el portero-jugador con aún 15 minutos por delante. No lo pudo hacer peor cuando, en el primer ataque, se vio con el balón encima y sin arquero —se supone que estaba haciendo el cambio—, por lo que Gustavo sacó en largo y Abramov, ante tantes facilidades, cabeceó sin un guarda en la meta. Mucho premio para Rusia dado su rendimiento.

La confianza, eso sí, aumentó con el juego de cinco para los azerís. Un palo de Augusto fue el preámbulo al gol del pívot, que aprovechó una secuencia de rebotes para embocar y recortar distancias. Azerbaiyán estaba cómoda con cinco atacantes y generó bastante peligro con un disparo de Rafael, un palo de Amadeu o con la circulación rápida del esférico, que es como se debe jugar en esas tesituras. Rusia no basculaba con eficiencia y sufría tanto por su rival como por la inestabilidad de Gustavo.

Los de Skorovich sufrieron hasta que a falta de un minuto apareció su goleador, Eder Lima, que anotó sus dos primeros tantos del campeonato y cogió confianza de cara a las semifinales, que los enfrentará el jueves con los anfitriones, pero mostró una imagen tan voluble que el collar de favoritos se deshilacha a cada partido. Azerbaiyán, por su parte, se va de Belgrado con un reconocimiento inesperado de los aficionados al fútbol sala: peleó con sus armas y apretó. La mano de Tino Pérez es evidente. La Historia, sin embargo, pesó más.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
Periodismo cuya máxima vocación es informar de lo que acontece en el plano deportivo. Hijo del año 92 e impulsado por los valores doctrinales del olimpismo. Tú escucha, que yo te cuento.