Muy a su pesar, y al de todos los aficionados del Plásticos Romero Cartagena, la temporada acabó mucho antes de lo que se esperaba para Enrique. El cierre totanero de 26 años estaba cuajando una increíble campaña hasta que su menisco y ligamento dijeron basta. Y es que el pasado 8 de enero, Enrique cayó lesionado de gravedad, justo un día antes del primer partido de la segunda mitad de la temporada frente al Cidade de Narón, y desde entonces no pudo disputar ninguno de los trece siguientes partidos. Toda la afición se volcó mandando mensajes de apoyo para el jugador, cuya imposibilidad de jugar en lo que restaba de Liga se hizo pública el mismo día de su operación.

Enrique le ha dado mucho al Cartagena FS desde que llegó, pero centrados en la temporada actual, antes de la fatídica lesión, sus números no podían pasar desapercibidos ante los ojos de nadie. Sus ocho goles en los diez partidos que disputó le dan una media de casi un gol por encuentro. Contando que su posición es de cierre -por lo que está más centrado en defender que en atacar-, la implicación ofensiva del totanero ha sido muy eficaz y clave en el desarrollo de los choques. Gran Canaria, Prone Lugo, FC Barcelona Lassa B, Naturpellet Segovia, FSD Puertollano y ElPozo Ciudad de Murcia han sido los equipos que han visto a Enrique perforar su portería.

En Enrique, la seguridad y el talento se unifican para dar como resultado a uno de los pilares bases y piezas clave del Plásticos Romero Cartagena. Junto a Javi Matía, Patricio y Jesús Izquierdo, hicieron una primera vuelta de oro en la que el conjunto cartagenero fue el que menos goles recibió y en la que Enrique llegó a enfundarse el brazalete de capitán en una ocasión, frente a Jumilla en Copa, propiciando un gran empuje a la consecución del posterior ascenso a Primera División. Este ascenso, por supuesto, también es suyo.

La anécdota de la temporada

“Mi mejor anécdota de la temporada fue cuando un compañero se lesionó porque le cayó un tronco en el pie cuando fue a encender la chimenea de su madre... ¡Ya no sabemos si fue a propósito o no! [risas]. Imagina las 'coñas' que tuvo que aguantar del resto del equipo. Fue uno de los momentos más graciosos porque tenemos un ranking de las excusas más malas para no poder entrenar y esa fue la que ganó, eso creo que demuestra el buen rollo que hay en el vestuario”.