En un escenario repleto de pinchos, los dos conjuntos parecían andar entre algodones llegados al último partido. A ElPozo Murcia le recordaban constantemente el pésimo camino en las finales que acumulaba (hasta once consecutivas), mientras que a los baleares, hendchidos en imposibles durante el torneo (al derrotar a Inter y Barça en el mismo cuadro), se les comentaba que no podrían tener una oportunidad parecida y tan brillante en un futuro próximo. Se impuso el peso de las decepciones del cuadro de Duda, que no pudo esperar ni una competición más para expulsar toda la rabia contenida, simbolizado en la bomba que soltó Miguelín en ese último minuto.

La única verdad absoluta era que ElPozo, con esa nueva indumentaria, abría el apetito y resultaba estar "de rechupete". Confirmó esa sensación primeriza a lo largo del encuentro, pero sobre todo con una primera parte tan seria que no admitía sublevaciones, y cuando el Palma Futsal se ponía rebelde parecía darle un capón para que no se saliera de la raya. Con todo, los baleares salieron imponentes en los primeros minutos de la final, puesto que merodeaban con insistencia el campo charcutero, e incluso Taffy probó a Fabio con un disparo lejano, aunque bien dirigido. El Palma amasaba la bola e incluso salía de presión con facilidad, algo que parecía una treta ideada por su adversario, pues en los momentos de agitación dañaba más ElPozo.

El equipo de Duda se asemejaba a aquella niebla a la que no se le da menor importancia hasta que deja la vista opaca por completo: ganaba terreno poco a poco. En gran parte, gracias a la actuación de Álex, que adhirió mordiente a los suyos. Se fue tornando competitivo ElPozo Murcia hasta que le puso su nombre a la final. Eran minutos de dominio rojo, primero con una acción de José Ruiz para probar a Sarmiento y, en otra, con la acción del gol. Lima filtró desde el costado un balón a y el brasileño invitó a un baile al argentino. Acabó siendo una samba y, evidentemente, ganó el pívot por cintura. Le recortó y anotó el primero. El Palma llevaba minutos necesitando un cubo de agua fresca en la cara, pero ni siquiera subiendo líneas ni encadenando tres o cuatro acciones rápidas se soliviantó ElPozo. Sergio y Bruno Taffy, con dos triquiñuelas de malabaristas, tampoco rompieron a Fabio —muy seguro durante la final—. Amoldado ElPozo a la horma del encuentro, no dejó que nada se saliera del calzado y pudo ampliar la renta con un disparo al palo de Miguelín.

El choque era limpio y noble, sin demasiados calentones que desviaran la atención del fútbol sala. El equipo de Juanito estaba en riesgo de caer en el estado zombie si no reaccionaba ante las muestras de sometimiento. Fue Sergio, con un autopase elevado sobre José Ruiz, el que se desembarazó del catalán en lo que se puede entender como un obsequio al futbito. Al llegar a Fabio, remató, pero no pudo embocar, algo que sí hizo Taffy con ese rechace. Con el empate, se partía de cero de nuevo y las sensaciones estaban cercanas a una fase de desconocimiento, balones divididos e ideas perdidas. Podría haber hasta miedo.

En estas dudas al Palma Futsal le dio por salir de su campo con toques exquisitos y montrar contragolpes al primer toque. Dos de ellas se saldaron con tarjetas amarillas para charcuteros y otra, con un Bruno Taffy que podría haber derribado una manada de bisontes si hubiese querido, en gol tras dejar atrás a dos charcuteros por velocidad. El pase de la muerte lo anotó Sergio para adelantar a los isleños y en claro ánimo de compañerismo por ser los mismos protagonistas del primer tanto verde. Irradiaba la jugada generosidad por los presentes.

A raíz de ahí se puso ElPozo manos a la obra para erradicar cualquier fantasma que se le pasara por la cabeza. Las alarmas sonaban más fuertes que nunca y decidieron contrarrestar el ruido con más ruido, concretamente de la artillería pesada, a ver si así se desorientaba Sarmiento por no saber a dónde mirar. Durante los diez últimos minutos avasalló el cuadro de la Región a su contrincante por medio de Miguelín, Bebe, otra vez Miguelín, Miguelín y algún disparo de Miguelín. Pero fue Álex, que se coló como una ratilla en casa ajena por el centro de la cancha, el que batió a Sarmiento de disparo cruzado. En los últimos instantes, Fabio detendría un 1vs1 a Attos y Miguelín centraría en Sarmiento su disparo antes de que Raúl Campos disparara al poste. La prórroga acechó tras un periodo de continencia en la retaguardia para unos y casi sin agresividad para otros en ataque. Sólo quedaban seis minutos.

Los mismos que no pasarán a la historia de este deporte, ya que sólo un disparo de Lima y otro de Vadillo inquietaron las metas rivales, sin rastro de portero-jugador. Carlos Barrón era tratado simultáneamente en el banquillo por la fisioterapeuta del Palma hasta que Miguelín, en una acción que avecinaba otro chut lejano, el que soltó el cañón para primero dejar a Nico Sarmiento con el culo en la pista y después para festejar el tanto definitivo. A 26 segundos del final. También pudo mirar a la fisio para indicarle que dejara sus menesteres, pero no fue necesario. Un escenario idílico.

Faltaba un último microinfarto para la afición murciana en las botas de Sergio que, ya en el juego de cinco, sí que tuvo la última oportunidad y halló el último pie de Fabio para sellar el resultado final. ElPozo Murcia consiguió su primera Copa del Rey con mucho sufrimiento, como si desafiara al destino que lo aplacó en las tres ocasiones anteriores, y así se deshizo de la losa de pesimismo que le ha sepultado durante los últimos años. Al menos hoy puede respierar aire puro. Se comieron la camiseta.

Fotografías: RFEF.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
Periodismo cuya máxima vocación es informar de lo que acontece en el plano deportivo. Hijo del año 92 e impulsado por los valores doctrinales del olimpismo. Tú escucha, que yo te cuento.