Noruega está de enhorabuena. Pese al titubeante inicio de torneo que supuso el empate ante la débil Islandia, desde entonces las pupilas dirigidas magistralmente por Even Pellerud no se tomaron ni un respiro. Holanda, Alemania (precisamente su rival en la final), España y ahora Dinamarca fueron víctimas propicias para un equipo al que tan solo le han conseguido perforar la portería en tres ocasiones, una de ellas desde el punto fatídico. Y es que precisamente la organización y equilibrio defensivo, unido a su innato talento técnico ofensivo para decantar la balanza del resultado a su favor, han sido las principales causas que han llevado a las escandinavas a otra final continental. Por su parte, Dinamarca, pese a protagonizar como siempre minutos de buen toque que cualquier espectador agradece, volvió a carecer de remate final y, en esta ocasión, la fortuna de los penaltis no les sonrió como ante Francia. Se vuelven a casa, sí, pero con la cabeza bien alta tras haber firmado un torneo más que digno.

Para Noruega llega el momento de la verdad, el momento de conocer si verdaderamente está al nivel de las más potentes del continente. Espera Alemania, un hueso duro de roer pero a la que ya derrotaron en la fase de grupos. Será un partidazo. Será la final del Europeo de Suecia.

Gol tempranero

Cuando todavía la gente estaba tomando asiento para presenciar una semifinal que se presuponía muy igualada, Noruega encarrilaba la eliminatoria. Y decimos encarrilaba porque para una escuadra como la escandinava, perfectamente equilibrada en su entramado defensivo, encontrarse con un tanto a su favor apenas a los tres minutos de encuentro es un auténtico caramelo difícil de desaprovechar.

Saque de esquina. La capitana Stensland golpea, como todos los balones parados, hacia el corazón del área, la guardameta Petersen erra gravemente en su salida, y Christensen tan solo tuvo que empujar el esférico. Gol. La central anotaba y, desde el banquillo, el rostro de Pellerud mudó en sonrisa. La semifinal parecía encarrilada. Jarro de agua fría para una Dinamarca que apenas había entrado en juego.

Tras el tanto a favor, y aprovechando las dudas danesas, las escandinavas tocaban con tranquilidad en el centro del campo. Dinamarca intentaba recuperar la posesión, pero cuando la tenía de nuevo en su poder, la presión ejercida por las jugadoras noruegas era tan asfixiante que le impedía tejer su habitual fútbol de toque y forzaba continuas pérdidas de balón.

Poco a poco, Dinamarca se olvidaría del tanto encajado y empezaría a tocar con más asiduidad y precisión, gracias en parte a las combinaciones entre Veje y Harder, que bajaban hasta casi el centro del campo para recibir y combinar. Pero Noruega seguía sin sufrir, con dos líneas muy bien juntas en su campo y evitando la aparición de huecos.

Durante los primeros veinte minutos de la primera mitad, la única manera que encontraron las danesas para crear verdadero peligro fue mediante disparos lejanos. Harder y Orntoft lo intentaron, pero sin suerte en el remate. Parecía que Noruega lo tenía todo perfectamente controlado, en especial apoyada en el espectacular e incansable trabajo de Isaksen y Stensland en mediocampo; y de la pareja Ronning-Christensen atrás.

Posesión danesa ante la rocosa zaga escandinava

Hasta aproximadamente el minuto 25, Dinamarca no encontró soluciones. La única vez que las chicas de Moller ganaron la espalda a su rival fue por una excesiva presión en ataque de las nórdicas, que propiciaría un buen contragolpe que Harder terminaría con disparo. Desde esa jugada, Noruega decidió no asumir ni un ápice de riesgo más y se cerró en su campo, idea no excesivamente positiva para sus intereses, ya que el juego de toque danés siempre termina por encontrar huecos.

Harder y, sobre todo, Veje se mostraron muy activas en el ataque danés

Así, poco a poco Dinamarca se fue haciendo dueña del partido, llegando cada vez con más asiduidad a las inmediaciones del área rival. Las de Moller creaban peligro sobre todo cuanto más aparecían Harder tocando cerca del área y Veje centrando desde la izquierda y dando muestras de su buen uno contra uno.

Con ellas como protagonistas llegarían precisamente las dos mejores ocasiones danesas durante el primer período. Primeramente, gracias a una muy buena y veloz jugada de toque en el balcón del área que despistaría a la concentrada zaga nórdica y que a punto estaría de aprovechar Brogaard; y minutos después merced a un remate de Rydahl desde el interior del área que interceptaría la cobertura noruega. Dinamarca avisaba.

Hegerberg era la única noruega que creaba peligro sobre la portería de Petersen

Noruega, pese a tampoco sufría en demasía, estaba jugando con fuego. De hecho, la única jugadora que verdaderamente creaba peligro era Hegerberg. No en vano, la atacante del Turbine Potsdam alemán tendría en sus botas la sentencia de la eliminatoria. Pero no tuvo suerte en los remates. Primero su potente tiro desde la frontal, precedido de un precioso reverso, se perdería muy cerca de la escuadra de Petersen; y solo instantes después la joven delantera no sería capaz de aprovechar una muy buena combinación de sus compañeras en las inmediaciones del área. Tan solo le faltaron unos milímetros para haber hecho perfecto su remate.

Intercambio de golpes

Tras el descanso, Dinamarca empezó muy metida en el encuentro, tocando, llegando y metiendo atrás a su rival. Knudsen tuvo dos muy claras, pero su disparo salió excesivamente cruzado cuando ya se cantaba el gol, y más adelante su remate de cabeza no encontraría fortuna. La mediocentro lo intentaba sin descanso con sus buenas llegadas desde segunda línea.

Pero Noruega no se quedaba atrás y avisaba a la contra, sobre todo gracias a una inmejorable ocasión de Hansen antes de ser sustituida. La genial interior nórdica se plantó sola delante de Petersen, pero su disparo no fue acertado y dio opciones a la guardameta danesa. Posteriormente, las de Pellerud también dispusieron de otra buena ocasión a la contra, pero el disparo franco de Thorsnes (que saldría por una Hansen muy desaparecida y desacertada) se perdería muy desviado.

Knudsen protagonizó las jugadas más peligrosas de Dinamarca y recibiría el premio del gol

Con el paso de los minutos, Dinamarca seguía llevando el ritmo del partido cada vez con más claridad pero sin encontrar huecos entre el buen entramado defensivo noruego. Viendo el panorama, Moller decidió arriesgar y dar entrada a Rasmussen (hoy sorprendentemente suplente) por Rydahl y a Nadim por Arnth. Este último era un cambio netamente ofensivo ya que prescindía de la lateral por una jugadora más de juego exterior.

Premio a la insistencia

Las danesas, que habían cambiado el estilo de juego en los últimos minutos buscando más balones en largo para las llegadas de Nadim o Veje, protagonizaron un bombardeo final con premio incluido. Precisamente Veje sería la primera en intentarlo a falta de cinco minutos para el final, pero su buen remate lo detendría Hjelmseth con una magnífica estirada. Un auténtico paradón que salvaba a las suyas del empate.

Cuando la afición danesa ya se mordía las uñas tras la ocasión y se veía más fuera que dentro de la Euro, la fortuna les sonrió, ayudando a Knudsen a empujar al fondo de las redes una buena prolongación de cabeza de Harder. El esfuerzo y el buen toque de balón tenían su recompensa. Pero ahora venía lo peor para las chicas de Moller… ¡segunda prórroga en apenas tres días! ¡Casi nada!

A la prórroga sin sus estrellas

Noruega se presentaba a los treinta minutos suplementarios sin su tridente goleador, Hansen, Hegland y Hegerberg, todas ellas sustituidas en la segunda mitad. En otras palabras, Pellerud se enfrentaba a los minutos en donde podría definirse el futuro de sus pupilas sin sus tres jugadoras más desequilibrantes.

Pese al cansancio acumulado y la extenuación que empezaba a hacer mella en sus estrellas, Dinamarca lo intentaría con muchas ganas y paciencia durante la primera parte de la prórroga. Harder, Veje, Nielsen y compañía seguían inventándose huecos para hacer daño a una defensa noruega muy bien posicionada pero que no iba a tener más remedio que arriesgar si quería llevarse la eliminatoria.

En contragolpes era donde Noruega desplegaba sus mejores armas. Thorsnes tuvo la ocasión más clara tras una gran combinación de sus compañeras, pero Petersen salvaría abajo con una grandiosa estirada. Podía pasar cualquier cosa.

La lotería de los penaltis volvía a cruzarse en el camino danés

Durante los segundos quince minutos, las ocasiones más claras tuvieron color rojo, destacando los disparos de Roddik, Nadim y Nielsen. Pero no hubo suerte. La lotería de los penaltis volvía a cruzarse en el camino danés.

Hjelmseth despertó para dar el pase

Dinamarca no entró convencida a la tanda decisiva y lo terminó pagando. Pese a que las rojas contaban con la ventaja de ser las primeras en ejecutar sus lanzamientos, las defensas Roddik y Nielsen no estuvieron firmes y Hjelmseth les adivinó las intenciones con dos auténticos paradones. Eran los dos primeros penaltis para Dinamarca, y ambos terminaron errados. Las cosas se le ponían muy de cara a Noruega.

Hjelmseth realizó dos paradones de mucho mérito en la tanda de penaltis

Las chicas de Pellerud no desaprovecharían semejante ventaja y, gracias a los estupendos lanzamientos de todas las encargadas, véanse Gulbrandsen, Dekkerhtus, Mjelde y finalmente Ronning, conseguirían llegar a otra final continental, una final a la que se presentan con la tranquilidad del deber cumplido. Ahora buscarán su tercer torneo europeo. Alemania es favorita pero que nadie subestime a un conjunto escandinavo que aúna todas las características de un buen equipo: organización, equilibrio, talento y, sobre todo, eficacia.

Fotos del cuerpo: uefa.com