Si alguna descripción, de entre las muchas que se tuvieron que inventar para definir a Romario Da Souza Faria como futbolista, sirvió para acercar, si acaso en algo a la realidad que se podía contemplar al verle sobre un terreno de juego fue aquella de Jorge Valdano: “Es un jugador de dibujos animados”, decía el argentino. Era bajito, pero siempre daba la talla. Que no corría, decían, pero cuando entraba en el área nadie podía alcanzarle. Caminaba con aquel andar suyo, esa especie de tambaleo que permitía reconocerle desde la distancia, y jugaba al fútbol a las mil maravillas, como si bailara samba. Su disparo, su regate, su olfato de gol, además de su personalidad, le convertían en un personaje único, dentro y fuera de los campos de fútbol.

Llegó al Mundial de Estados Unidos por los pelos, dada su no muy buena relación con el seleccionador de la Canarinha, Carlos Alberto Pereira, pero si Brasil obtuvo su cuarta Copa del Mundo fue gracias a Romario, a sus goles y a sus asistencias, que fueron la esencia del equipo ese verano de 1994. Fue el primero en abrir la cuenta goleadora de la campeona, que solo totalizó once dianas en esta edición del torneo.

Romario conduce a Brasil hasta octavos

El estreno de Brasil en el Mundial, y de Romario como goleador, tuvo lugar el 20 de junio en la victoria sobre Rusia por 2 a 0, en la Universidad de Stanford (San Francisco). El entonces delantero del FC Barcelona anotó a la salida de un córner, enviando el balón al fondo de la red en un toque firme con su pie derecho. El segundo gol de la Canarinha fue obra de Ray, de penalti. En la fase de grupos, Camerún y Suecia fueron ‘víctimas’ del killer Romario.

Los africanos fueron superados 3 a 0, en un encuentro en el que Romario abrió el marcador tras recibir un centro e irse de tres defensas, encarando al portero, al que venció por la derecha. El segundo gol de Brasil lo hizo Márcio Santos y en el tercero volvió a intervenir el 11 de la canarinha, que combinó con Bebeto, autor del tanto que cerraba la goleada. En el empate a uno con Suecia, un gol de Romario, que vino desde atrás y se fue de varios contrarios, evitó la derrota de los hombres de Pereira.

Liderada por el bajito artillero carioca, Brasil finalizó primera del grupo B con siete puntos, al sumar dos victorias y un empate, para después enfrentarse a Estados Unidos en octavos de final. Los sudamericanos se clasificaron para cuartos con una victoria por la mínima sobre la selección anfitriona, gracias a un gol de Bebeto tras una acción de Romario.

Intenso encuentro en cuartos de final

Romario y Bebeto formaban un dúo letal

El enfrentamiento con los Países Bajos en cuartos de final, celebrado en Texas, fue calificado como el mejor partido del Mundial de 1994, y es que no le faltó de nada: emoción, goles, y por supuesto, una nueva genial actuación de Romario, que hizo subir el primer gol al luminoso, al clavar al primer toque, con su pie derecho, un magnífico pase de Bebeto desde la izquierda. El dúo que formaban el delantero del Barça y el jugador del Deportivo de la Coruña volvía a ser letal.

El futbolista brasileño del Deportivo avisó primero con un balón al palo, pero poco después aprovechó una ocasión, en la que la defensa holandesa quedó plantada, confusa al creer que la acción quedaría invalidada por fuera de juego, para batir al portero y ampliar la ventaja de los suyos. La especial celebración de este gol por parte de Bebeto, moviendo los brazos como si estuviese meciendo a un bebé, tenía una explicación: dos días antes había nacido su hijo.

Dennis Bergkamp y Aron Winter pusieron las tablas en el marcador, en un partido disputado donde los holandeses dieron la cara, pero Claudio Branco no falló en un lanzamiento de falta, a tres metros de la portería, y con un disparo seco y directo dio la victoria a Brasil, con el consecuente pase a semifinales.

Romario, brillante y decisivo, da el título a Brasil

En la semifinal entre Brasil y Suecia, que se enfrentaban quince días después de empatar a uno en la fase de grupos, la Canarinha consiguió derrotar a la impresionante selección sueca por 1 a 0, con un gol de Romario a falta de diez minutos para el final. El máximo goleador de Brasil recibió un pase de Jorginho, y muy bien posicionado tras ganar la posición a Roland Nilsson, remató de cabeza para dar la ventaja y colocar a la Canarinha en la gran final del torneo.

El rival de Brasil en la final de la 15ª edición del Mundial de la FIFA fue Italia. Ambas selecciones se midieron el 17 de julio de 1994 en el estadio Rose Bowl de Pasadena, California y las actuaciones de ambos equipos, especialmente la de sus particulares estrellas Romario y Roberto Baggio, dejaron mucho que desear ante los 100.000 espectadores que asistieron al encuentro.

Los italianos querían vengar la final de México 1970, cuando fueron derrotados por la Brasil de Pelé por 4 a 1, pero no fue posible. La Canarinha acabó por imponerse en los penaltis, tras un partido dominado por los nervios, donde las defensas fueron superiores a los ataques. Romario volvió a poner su rúbrica en uno de los lanzamientos de pena máxima – al carioca solo le faltó marcar frente a Estados Unidos, cuando puso una asistencia para que anotase Bebeto -, firmando cinco de las once dianas de su equipo. Con este título, Brasil se convirtió en tetracampeona del Mundial y Romario pasó a la historia de los Mundiales.