El Rayo Vallecano llegaba a Vallecas con unas buenas sensaciones que esperaba seguir teniendo después de los 90 minutos. Visitaba Madrid un rival correoso y luchador, algo en común en ambas escuadras. La nula necesidad de puntos con el puesto de Copa ya conseguido, hizo que las franjirrojas pudieran mirar con otros ojos este duelo. Por su parte, el Collerense no tenía certificada la permanencia y todo lo que no fuera salir goleado, era una victoria.

Lo negativo del partido volvió a ser la afluencia de público. En lo que va de temporada la Ciudad Deportiva no ha acogido a más de 400 personas exclusivamente pendientes del fútbol femenino. En esta ocasión, no llegaban a la centena los espectadores del choque sumando los que pagaron entrada y los que disfrutaban del fútbol al otro lado de la valla.

Tanto va el cántaro a la fuente...

Con el pitido inicial, comenzó la lucha. Un juego centrado en el centro del campo permitía a las Guerreras lanzarse al ataque sin miedo a recibir represalia. Los primeros minutos fueron así, hasta que Costa empezó a tener cierto protagonismo. Los desbordes en banda de Vidal y las combinaciones de Pili y Maitane, abanderaban el ataque balear. A pesar del correcalles y de un dominio intermitente, las ocasiones más claras tenían tinte franjirrojo. Marian está en un estado de forma excelente, algo que nota muy mucho la delantera vallecana. La argentina hace una pareja de baile perfecta con Jade.

A pesar de que las llegadas en ataque y de que el peligro rondaran constantemente el área rival, el Rayo comenzó a recordar esa característica maldita que tan bien reconoce Torvisco: "Hemos llegado más de 40 veces, pero falta puntería". La falta de puntería de la escuadra de Laura hace que el refrán "tanto va el cántaro a la fuente" se torne en "el que perdona...".

Con un 0-0 que fácilmente podría ser un 2-0, se llegó al paso por vestuarios. Un descanso que sirvió como punto de inflexión en la escuadra rayista y que permitió seguir acumulando ocasiones a pesar de que no se materializaran. Si no era por falta de puntería, era por una portera que estaba siendo salvadora de su equipo en más de una ocasión. 

El que perdona...

Comenzó la segunda mitad y el Rayo Vallecano entró revolucionado. Volcadas completamente en ataque, las pupilas de Laura Torvisco buscaban abrir la lata cuanto antes para poder respirar tranquilas. A pesar de que la muralla balear amenazaba con ser igual de correosa, con el paso de los minutos se fue desvaneciendo obligada a quedar metida dentro del área para que los zarpazos rayistas no se vieran reflejados en el marcador.

El acoso y derribo continuo multiplicó las ocasiones generadas pero no eran fructíferas; algo, que como bien dijo Torvisco en el postpartido, se podía deber a una "falta de concentración". Esta falta de concentración en las finalizaciones de Jade, Marian o Ale no fue lo único que no permitió cantar gol en la City. Andrea Rodríguez, la guardameta del Collerense, volvió a hacer un partido que quedará en el recuerdo de los asistentes como "esa portera que paraba con todo". Salvadora en más de una ocasión, las paró de todos los colores frustrando en muchas ocasiones a las rayistas, tal y como podían reflejar sus rostros.

Este refrán si se cumplio, y es que "el que perdona, lo acaba pagando". Las baleares sacaron petróleo de una jugada en la que Sole cometió falta por manos dentro del área, de forma que la pena máxima estaba servida y, a pesar del buen hacer de Yagüe durante todo el partido, la balanza se decantó de lado rival. Pili Espadas, la gran capitana, puso el 0-1 en el marcador y le dio aliento a un Collerense que vio como tenía la sartén por el mango.

No en vano, las Guerreras Franjirrojas son guerreras por algo. 10 jugadoras en campo rival, añadiendo la entrada de una velocista como Iris y una delantera como Noe Morales fueron las seña de Torvisco para indicar que iba a por el partido. La solución al otro lado del banquillo: retrasar líneas y sacar jugadoras de contención para guardar el resultado. Quedaban 24 minutos y aunque tuvieron ocasiones, como dijo Sole al finalizar el encuentro "al final han sido ellas las que nos han tenido que meter el gol".

Un corner, de unos 20 que consiguió la escuadra rayista, aparentemente sin peligro de por si fue sacado por la sala de máquinas. Saray, que ha salvado varios puntos de falta directa quiso hacerlo desde el corner y no lo consiguió por sí misma, pero sí con ayuda. La vallecana dispara y Estefa, que intentó despejar, introdujo el balón en propia. Una jugada que recordó a la de unos minutos antes cuando bajo palos, ahí si, Vidal despejó el balón mandándolo a saque de banda.

Se ponía el 1-1 en el marcador. La furia rayista había conseguido dejar un punto en casa y en el Collerense reinaba la felicidad y la desolación. Habían tenido los tres puntos en su mano pero una jugada desafortunada se los había arrebatado.

A pesar de esto, hay que recordar el desplazamiento en el día que tuvo el Collerense, un club modesto que compite en Primera a pesar de las dificultades y que dio la cara en todo momento guiado por una gran Andrea y unas chicas muy jóvenes que se echan el peso a la espalda como Maitane, Vidal o Patri Guijarro, guiadas por la gran capitana. Un punto que ayuda para conseguir esa salvación ansiada y para comenzar a pensar en la próxima campaña.

El Rayo, que ya aseguró Copa la jornada pasada, es sexto con 46 puntos y tiene en mente acabar quinto, superando al Levante y acabando la temporada mucho mejor de lo que se esperaba en Septiembre. El próximo rival espera en Badajoz, el Santa Teresa.