Vuelven los pasillos interiores. Vuelven los elogios desmedidos a Messi. Vuelve la nostalgia, la pasión. El control obsesivo compulsivo del rival. Vuelve la posesión por encima de todas las cosas. Vuelven las sorpresas en el once y vuelven las palabras claras. Vuelve el fútbol a la sala de prensa. Vuelve Pep.

El de Sant Pedor vivirá hoy uno de los partidos más especiales de su carrera y el público del Camp Nou estará a la altura para recibir al mejor entrenador de la historia del club. Guardiola, cuatro temporadas y catorce agujeros del cinturón después, vuelve a su casa para sentarse en el banquillo visitante.

Los culers deben ser consciente de que Guardiola viene para privar al Barça de estar en Berlín. Pero eso lo pretende hacer con el balón sobre el césped y con 180 minutos de eliminatoria como poco. Antes y después del partido, el público debe tratar a Guardiola como lo que es: una de las figuras más importantes de la historia del club.

Guardiola es el gestor del 2-6. Guardiola es el artífice del triplete. Guardiola es el que prometió que no fallaría dos veces y al año siguiente el Barça ganó la Champions en Wembley. Y lo hizo mandando un mensaje inequívoco al mundo del futbol, al equipo que había eliminado y a su entonces entrenador: “We love football”.

Guardiola es el de las lágrimas tras ganar el mundial de clubes. Guardiola es el del vídeo de Gladiator. El del “Viva la Vida” de ColdPlay. Guardiola es el que subió al cielo de Roma y de Londres. Guardiola es el que un día antes de jugarse la liga en el Barnabéu citó a Messi a las 10 de la noche para inventarse el falso nueve.

Guardiola es el amor a unos colores y una tierra. Guardiola es el que se plantó en una rueda de prensa para retar a Mourinho: “él es el puto jefe, el puto amo”. Guardiola es el que corrió la banda de Stamford Bridge superando la marca de Usaín Bolt. Guardiola es el que le dijo al público del Camp Nou que “a él le tendrían siempre”.  

Este es parte del legado de Guardiola, aunque muchos, aquí y allí, se empeñen en borrarlo. Guardiola es uno de los nuestros. Si cualquier culer mira de reojo hacia atrás, se dará cuenta de que el de hoy es un partido especial para Pep, pero también para todo el estadio. “El puto jefe, el puto amo” vuelve a casa.