No pudo ser. El futbol volvió a demostrar que cuando quiere puede ser muy cruel. El camino de Inglaterra en Canadá llegó ayer a su fin. Tocó despertar del sueño de poder disputar por vez primera una final. Y lo hicieron de la peor manera posible, cayendo por 2-1, con un gol en propia puerta en el minuto 92.

Clasificada ya Estados Unidos para la final, quedaba saber quién sería su rival. Sobre el terreno de juego de Vancouver, se enfrentaban Japón y el conjunto inglés. La calidad de unas contra la ilusión de las otras. Experiencia contra novatas en partidos de tanta trascendencia. La vigente campeona Mundial contra quien llegaba a su primera semifinal.

Sobre el papel todo hacía presagiar que el equipo nipón ganaría con facilidad debido a la calidad de sus jugadoras. Pero nada más allá de la realidad. Fue oír el pitido inicial y el equipo europeo tomó las riendas del partido yendo a por todas, como demostraron ya en el primer minuto con un lejano disparo de Jodie Taylor. Ella fue la que se encargó de las acciones de ataque, el referente por el que se canalizaba el peligro.

El conjunto asiático, acostumbrado a tejer sus jugadas a través del juego de toque y posesión de balón, se vió sorprendido por la presión del rival que le impedía desplegar sus virtudes y limitaba sus acciones. Estaba desubicado, incapaz de crear ocasiones, que corrían todas a cargo de las inglesas, aunque ninguna de ellas con el suficiente acierto como para inaugurar el marcador.

Y entonces llegó la suerte nipona en el minuto 33. Balón largo desde la defensa hacia la banda derecha donde Saori Ariyoshi, rompe el fuera de juego de la adelantada defensa y Claire Rafferty la hace caer al internarse en el área. La colegiada neozelandesa Anna-Marie Keighley no dudó en señalar penalty. La capitana Aya Miyama, hasta entonces la más destacada de su equipo, se encargó de transformarlo.

Pero poco les duró la alegría a las 'nadeshiko', ya que siete minutos después, llegaría el empate. Saque de esquina desde la derecha botado por Fara Williams, no lo llega a rematar ni a despejar nadie y le cae a Steph Houghton que es derribada por Yuki Ogimi. Pena máxima lanzada por Williams, logrando el empate con el que se llegaría al descanso.

Demasiado castigo para Inglaterra

En la segunda mitad, todo volvía a empezar de nuevo. Aunque el juego no era fluido y la mayoría se disputaba en el mediocampo, Japón comenzó a acercarse a la portería defendida por Karen Bardsley, cosa que apenas había hecho en los primeros 45 minutos.

Pero las ocasiones más peligrosas continuaban corriendo a cargo de las inglesas con tres disparos. Toni Duggan, que controló el balón y tras un bote, disparó y éste tocó en el larguero. Dos minutos después, en el 63, una recuperación cerca del área, el balón llega a Ellen White, que había entrado por Taylor, y con la zurda remató colocado obligando a la portera Ayumi Haikori a lucirse para enviarlo a córner. Y el tercer intento, pero también sin suerte, fue de Jill Scott, que se marchó fuera por poco.

En el minuto 70, entró en el terreno de juego la joven Mana Iwabuchi, quien se puso el equipo a sus espaldas para mejorar el juego nipón. Se cumplía ya el tiempo añadido y parecía que se jugaría la prórroga cuando llegó la sentencia. Internada por la derecha de Nahomi Kawasumi, que puso el balón al área y Laura Bassett lo interceptó estirando la pierna, pero el rechace se volvió envenenado, tocando el larguero para acabar entrando.

No había consuelo posible para Bassett (Getty Images)

Desolación en las inglesas, sextas del ranking, que se despiden habiendo hecho su mejor papel en una cita mundialista. Ahora lucharán con Alemania por el tercera puesto, el próximo sábado en Edmonton. Mientras, Japón y Estados Unidos reeditarán la final del pasado Mundial del 2011, donde se impusieron las niponas en la tanda de penaltis tras empatar a dos.

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Sobre el autor
Sonia Arnau
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