Buenas noches, señor aficionado.

¿Qué es lo que hace especial a Arturo Vidal? Seguramente cualquier analista sacará a relucir su brillante y desgastado diccionario de sinónimos excesivamente cargantes para demostrarnos que el centrocampista chileno nació para cambiar pistolas por pelotas y que durante sus partidos las poblaciones de medio mundo paraban sus actividades económicas para disfrutar de una obra de arte que los ojos del aficionado tan siquiera merecerían ver. 

Sin embargo, para el aficionado medio, Arturo Vidal es ese chileno que juega bien a fútbol -y no este año- que se corta el pelo con malicia. Algo así sucede con buena parte de los futbolistas profesionales de moda, que han destacado más por lucir peinados dignos de la movida madrileña una mañana de domingo poco inspirada. Futbolistas en portadas de revistas de moda, mientras sus carreras deportivas son firmemente criticadas por el aficionado de a pie, al cual poco le importa las líneas horizontales que Benzemá se hizo en su pelo, cuando lo único que le han pedido al francés es volver a la senda del gol.

Si esto le parece poco, ahora tendrá que ver como una de las grandes promesas españolas, Jesé, sale más en los 40 principales que en los resúmenes de Canal Plus. ¿El motivo? ya no se llama Jesé, por si lo quiere cambiar de su camiseta, ahora es Jey M, antes Big Flow. 

Seguramente usted, el aficionado común y corriente estará acostumbrado a pagar impuestos a cara de perro, y en caso de no pagarlos, a asumir las consecuencias. Pues no se preocupe caballero, y es que sus grandes estrellas han decidido que mejor no, que mejor usted. Sólo así se explica que Lionel Messi o Cristiano Ronaldo estén siendo investigados por diversas causas en relación a la hacienda pública (aquella que somos casi todos).

¿Quiere más? Pues véngase hombre, ¿ha decidido qué camiseta comprarse? pues cálmese, porque posiblemente ese futbolista pase a militar al equipo vecino mañana mismo, o quién sabe, se marche a Qatar para aprender de la mejor escuela de fútbol del país árabe por amor al arte, y nunca por un maletín más lleno que aquellos de Marbella.

Pero no piense que esto es nuevo. ¿Recuerda usted a Jesús Gil o Augusto César Lendoiro? O ese Ruiz Mateos disfrazado de Supermán, humillando a cada jornada al Rayo Vallecano junto con su no muy adorable esposa. Pues bien, estos pintorescos personajes dan paso al hombre de las autopistas, un Florentino Pérez que ha encontrado en el fútbol el mejor trampolín posible para sus negocios. Si quiere más, podrá revisar como un club como el Fútbol Club Bárcelona pasa de promocionar gratis a Unicef, a recibir dinero de Qatar Foundation, una asociación con más sombras que ojeras la cara de Cassano un domingo. Pero vaya, no quiera correr, y es que ya llegan los jeques con billetes a apoderarse de todos, como reza la canción de los Pokemon. A día de hoy, aquel aficionado que defienda que el fútbol es "por y para ellos" vive en la misma burbuja que cualquiera de nosotros soñando con Megan Fox.

Señor aficionado, como le decía en esta carta, el fútbol ha cambiado, pero usted sigue animando. Y pese a todo lo que anteriormente he mencionado, nada de esto sería posible si usted no decidiese asistir a un asiento del estadio, a acudir al bar de turno o simplemente, a escucharlo por la radio. El fútbol le debe una a usted. El peluquero de Vidal, el asesor fiscal de Messi, el de la autoescuela de Benzemá, el estilista de Alves o Cristiano, el abogado de Florentino, le dan las gracias.

 


 

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Sobre el autor
Daniel Martin
Encargado sección boxeo, colaborador en F1. Viajante gracias al noble arte.