Una vez finalizada la temporada en la cual el Athletic Club se había proclamado campeón de Liga, Barcelona y Real Madrid se citaban en Zaragoza para redimir sus temporadas y alzar un título ante el eterno rival. En la Liga se vivía una época de dominio vasco, enlazando, entre el propio Athletic y la Real Sociedad, cuatro títulos (desde la temporada 1980 hasta el 84). Los blancos, dirigidos por Alfredo Di Stefano, se habían dejado la Liga en la última jornada tras caer ante el Valencia y un solo punto privó al Real Madrid de ganarla. Unas semanas antes de la final copera, la prorroga se le hizo demasiado larga al Madrid y el Aberdeen escocés le arrebató la Recopa, conjunto liderado desde los banquillos por un joven Sir Alex Ferguson. Los Juanito, Stielike, Santillana y compañía habían dejado escapar hasta tres títulos, quedando subcampeones en todos ellos (Liga, Supercopa y Recopa). La Copa se postulaba para compensar un final aciago de campaña, sin embargo, el Barcelona de Maradona se cruzó en su camino. Menotti, que había aterrizado apenas tres meses antes de este duelo en el banquillo culé, cambió la cara al Barcelona y fue superior a los blancos.

Los primeros minutos de Final fueron el anuncio de lo que iba a ocurrir durante todo el encuentro. Partido bronco y con faltas duras por ambos lados. Sin ir más lejos, una entrada de Migueli, que le costó la tarjeta amarilla cuando apenas se habían disputado cinco minutos, provocó una lesión en Paco Bonet que a la postre significaría su retirada del fútbol. Un joven de 23 años, de apellido Maradona, que había sido baja durante tres meses en el inicio del año 83 a causa de una hepatitis, rompió a jugar sobre La Romareda. Su estilo directo y descarado solo era detenido a base de faltas. En una de esas, al borde del área, llegó la primera gran ocasión del partido. Un lanzamiento duro del alemán Schuster era despejado por Miguel Ángel. El Madrid tenía el control del choque, pero cuando los de Menotti robaban, salían rápido a la contra con “Lobo” Carrasco, Marcos Alonso y Maradona, provocando serios problemas a la zaga madridista.

La réplica a la ocasión del teutón llegó cinco minutos más tarde tras un eslalon de Juanito que fue evitando las entradas de los blaugrana hasta que se plantó delante de Urruti. El remate fue detenido por el portero vasco cuando Santillana aguardaba, desmarcado, para definir sin oposición. Con esta sucesión de buenas ocasiones para cada equipo, todo parecía indicar que ambos conjuntos iban a dejar a un lado la brusquedad con la que se había iniciado el choque. El partido tuvo muchas entradas duras Sin embargo, la brega acompañó durante los 90 minutos y se convirtió en un partido poco atractivo para el espectador, con muchas guerras pequeñas dentro de la gran guerra que fue la final. Con este partido bronco, destacaba el divague de un futbolista especial. Maradona esquivaba jugadores y entradas duras con una magia solo al alcance de un jugador rival. El imprevisible Juanito alternaba los caracoleos con su fuerte temperamento.

Precisamente, El "Pelusa", en una de sus acciones fuera de lo común, fabricó el primer tanto de la contienda unos minutos después de marrar una clara ocasión tras centro de Julio Alberto. El Barcelona, cuando se había cumplido la primera media hora de encuentro, abría el marcador por mediación de Víctor que se aprovechó de una asistencia de Maradona. El primer gol culé llego tras un pase de 50 metros de Schuster y una asistencia de Maradona Un pase de 50 metros de Schuster ejecutado a la perfección encontró a Maradona que, con un recorte, se libró de la defensa blanca y habilitó a Víctor que llegaba desde segunda línea para batir a Miguel Ángel. El estallido de alegría de Víctor Muñoz fue acompañado por una inundación de senyeras catalanas y banderas culés que poblaron las gradas de La Romareda. El gol espoleó al conjunto de Menotti y noqueó a los madridistas. El descanso llegó en buen momento para los jugadores del Real Madrid, que se estaban viendo superados por un inspirado Marcos Alonso y un indescifrable Maradona.

Tras la reanudación poco cambió. El Barcelona se sentía muy superior y pudo aumentar la renta. Sin embargo, fue Carlos Santillana el que anotó tras una jugada desafortunada para la defensa culé. Schuster sacó en corto buscando Santillana anotó tras un fallo de la defensa a Gerardo, pero una imprecisión en la devolución de este, fue aprovechada por Santillana para anotar sin oposición. El Real Madrid, con poco, igualaba el choque. El gol fue un oasis en el partido. Los de Di Stefano no daban muestras de controlar el partido en ningún momento y el Barcelona siguió gozando de las mejores ocasiones con transiciones rápidas.

Entra ocasión y ocasión blaugrana, los madridistas intentaban estirarse hacia posiciones defensivas del Barcelona, sin embargo, la presión de éstos inhabilitaba cualquier intento. Mediada la segunda parte Maradona anotó un gol que fue anulado por fuera de juego tras centro de Schuster que debió subir al marcador. El Real Madrid estaba tocado y la lesión de Juanito, que provocó su sustitución, parecía ser un estoconazo más a sus propósitos de buscar la portería rival.

A pesar de todo, Isidro que había sustituido a Juan Gómez, tuvo un mano a mano frente a Urruti que no supo definir a diez minutos del final, y el balón pasó a ser de dominio blanco. El desgaste físico blaugrana había sido tal que llegó fundido a los minutos decisivos. Sin embargo, cuando el partido agonizaba y todo hacía indicar que iba a terminar 1-1, apareció Luis Alberto por la izquierda para poner un balón al segundo palo. Allí, apareció en vuelo Marcos Alonso, el”Pichón”, para marcar de cabeza tras un remate acrobático. Tras este postrero gol llegó la famosa celebración del alemán Schuster haciendo repetidos cortes de mangas a la afición y a los jugadores madridistas. El caprichoso destino provocó que, cinco años después, vistiese esa camiseta. No hubo tiempo para más, y como si de un gol de oro se tratase, García Carrión señalaba el final del partido y el Barcelona se adjudicaba la Copa del Rey.

Con el pitido final llegó la fiesta en el sector culé cuando aún se celebraba el tardío gol de Marcos Alonso. De este modo el Barcelona alzaba su vigésimo título copero, dejando al Real Madrid con la miel en los labios. El equipo que dirigía Di Stefano sumaba, con esta derrota, cuatro subcampeonatos en esa temporada (Supercopa de España, Recopa, Liga y Copa del Rey) y el futuro aún les depararía otro varapalo apenas unas semanas después al caer, a doble partido frente al propio Barcelona, en la Copa de la Liga. La final será, tristemente recordada, por el feo gesto del alemán Bernd Schuster y las duras entradas que afearon una intensa final.

Vídeo resumen:

*El apoyo infográfico corresponde a imágenes de El País y Mundo Deportivo.

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Sobre el autor
Adrián Orzáez
Editor. Redactor del Real Madrid. Licenciado en Economía y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Email de contacto: [email protected]