El Deportivo Alavés se enfrentaba en esta jornada 33 del campeonato contra el CD Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López en busca de los tres puntos para mantenerse a flote en la lucha por la salvación. Y aún después de finalizar el partido sigue igual, en busca de los tres puntos, que no han podido sumar ante el equipo tinerfeño, ya que no les ha dado opción alguna para conseguirlos.

El encuentro comenzó con el guion habitual por parte del CD Tenerife como local, buscando la posesión. Ya en el minuto seis de partido llegó el primer lío entre la defensa albiazul y su portero, pero hubo suerte y el remate de Ricardo fue alto. Durante los minutos iniciales del choque no hubo ocasiones para ningún equipo, pero los de Canarias dominaban claramente el encuentro. Tras varios disparos y justo después del primer acercamiento por parte del conjunto vitoriano al área contraria, Juanjo, exalavesista, marcó gol a pase de Suso que había dejado atrás a Nano sin problemas.

Sin tiempo de reacción para el Alavés, cinco minutos después del gol, el colegiado madrileño señaló la pena máxima por una supuesta mano de Pepo Mora. Supuesta, por no decir inexistente. El encargado de transformar el penalti fue Ricardo, que no falló y ya lleva dos semanas consecutivas anotando. 

A partir de este momento, el conjunto albiazul fue un manojo de nervios y la revolución en el once que había propuesto el entrenador, Alberto López, resultó ser un desastre. Teóricamente, el equipo vitoriano había reforzado durante la semana el trabajo en defensa, hecho que no se pudo apreciar durante el enfrentamiento. El CD Tenerife se encontró muy cómodo, con numerosas ocasiones, más allá de los goles, mientras que al Deportivo Alavés se le pudo ver intranquilo y dudoso. 

En el comienzo de la segunda mitad, entraron Borja Viguera y Sergio Tejera con el objetivo de profundizar en las jugadas de ataque y ofrecer al equipo soluciones, pero los balones no llegaban y las posibilidades del glorioso para marcar desaparecían por momentos. El único jugador destacado en el Alavés fue Óscar Rubio, que tras muchos partidos sin jugar y estar prácticamente descartado para el anterior entrenador, Juan Carlos Mandiá, cuajó un buen partido. 

El Tenerife siguió con la misma tónica de la primera parte, presionando muy arriba, lo que se reflejó en el gran número de ocasiones creadas por el equipo isleño, aunque no supieron transformarlas.

Un equipo superado

Se le acaba la credibilidad al Deportivo Alavés, que necesitaba el triunfo contra el conjunto insular para poder hacer frente a los últimos partidos de la temporada con posibilidades reales de conseguir la salvación. Durante toda la semana, los jugadores albiazules declararon que en este partido había que salir a ganar, cosa que no se vio reflejada en el terreno de juego. Fue después del partido cuando discurso cambio y el entrenador, Alberto López, en rueda de prensa dejaba claro la inferioridad de su equipo en el encuentro, “nos han sacado los colores en muchas fases del partido”.

La actitud del los alavesistas fue la contraria a la esperada. Se vio a un equipo sin capacidad de reacción, un equipo que después de los goles no tenia fuerzas para luchar, en definitiva, un equipo que se dio por vencido cuando todavía quedaban minutos por jugar, ocasiones que rematar y sobre todo, una afición detrás que nunca se da por vencida, pero que, después de ver el partido, se ve arroyada por la posibilidad de bajar a un lugar inmerecido para un equipo grande como es el Deportivo Alavés, la Segunda B.