Noventa años dan para mucho. El nonagenario Mendizorroza ha sido testigo de muchos partidos, muchas batallas. Sumen una más. Un expulsado por cada bando, jugadores que no debieron acabar el partido, un equipo, el más tarjeteado de la categoría, que supo llevar el partido a su terreno y otro que fue incapaz de resolverlo con todo a su favor. El parte de guerra se completa con un Rafa García ingresado en observación tras el encontronazo con Hector Verdés.

Y es que el duelo entre vitorianos y alcorconeros se presentaba con dos trayectorias bien diferentes. Los visitantes, con únicamente tres puntos sumados en los últimos doce disputados, mientras que los locales llegaban situados en la zona templada de la clasificación, tras sumar cuatro en sus encuentros contra Lugo y Racing. Tranquilidad contra necesidad. Y estos estados de ánimo se dejaron ver desde el principio.

Temprana expulsión

Un once albiazul preconcebido para mantener y mover el balón (con la incorporación entre otros de Juanma) contra un equipo bien armado y enfocado a mantener el resultado y buscar las contras. Tras unos primeros minutos de tanteo, fueron los visitantes quienes rompieron el hielo al intentar sorprender con un disparo lejano que Manu Fernández desvió con dificultad a corner. A renglón seguido, un balón largo fue controlado dentro del área rival por Rafa García pero su centro fue rematado alto por Manu Barreiro, cuando parecía tener todo a su favor. Iban pasando los minutos y los de Bordalás creaban peligro con rápidas aproximaciones y repetidos saques de esquina.

El partido se trababa, el Alavés caía en la tela de araña tejida por los madrileños, gracias a una presión agobiante en el centro del campo y con contínuas faltas que ralentizaban el juego. En el minuto 28 un revolucionado Djené veía su segunda tarjeta amarilla tras un codazo a Juanma. Mejoraba el escenario del partido para el Glorioso. Alberto lanzaba desde la banda sendos “balones a Juanma” y “máximo dos toques”, mientras que el “más pegados” de Bordalás dejaba claras las intenciones de su equipo para el resto del encuentro. Y es que lejos de beneficiarse de la situación, el Alavés vio como las llegadas del oponente se repetían, a través de unos activos David Rodríguez y Oscar Plano.

Goles y dureza

Transcurridos los primeros compases de la segunda parte, el técnico local quiso meter más profundidad con la entrada de Sangalli y Despotovic. Más mordiente a consta de perder control en el centro del campo con la sustitución de Juanma. Apenas tres minutos después de las sustituciones, Manu Barreiro bajó dentro del área un balon aéreo y su remate acabó dentro de la meta defendida por Falcón. La defensa visitante reclamó mano en la acción del control que estaría además precedida de un claro fuera de juego del delantero gallego.

En lugar de tirar la toalla, el Alcorcón tiró de oficio. Un contundente Hector Verdés vió la tarjeta amarilla por un codazo sin balón a Despotovic en la zona de banquillos. En un posterior corner, el mismo Verdes impactó en la cara de Rafa García, que quedó inconsciente en el terreno de juego. Se vivieron momentos de nervios y tensión, hasta que el jugador recobró la respiración. El centrocampista albiazul tuvo que ser retirado en camilla e ingresado en observación en un centro hospitalario. Alberto no cambió el dibujo y mantuvo el doble pivote con la incorporación de Manu García.

Con un jugador menos y en desventaja en el marcador, se presentaban las jugadas a balón parado como el mejor aliado alcorconero. Y así fue como en el minuto 74 una falta botada por Ruben Sanz desde la medular acabó tras un rechace en la cabeza de David Rodriguez, consiguiendo el gol que a la postre evitaría la derrota.

A partir del empate, el partido se convirtió en montaña rusa. La tuvo de nuevo Oscar Plano en un uno contra uno para dar la vuelta al marcador, pero el regate a Manu Fernández le dejó escorado y sin opción. En la siguiente jugada se nivelaría el choque también en efectivos sobre el campo. El rifi rafe entre Sangalli y el recién incorporado Ángel acabó con este último en el suelo. La veteranía de Ángel y la bisoñez del albiazul hicieron el resto. La repetición posterior demostaría la rigurosidad de la tarjeta roja mostrada al extremo cedido por la Real, pero el daño ya estaba hecho.

Penalti en el descuento y salvador Falcón

Cuando el reparto de puntos parecía inevitable, apareció de nuevo Manu Barreiro. El forcejeo con Charlie Dean acabaría con el primero en el suelo, con el segundo amonestado y con el árbitro señalando el punto fatídico. Y fatídico fue, pero para Ranko Despotovic, encargado de realizar el lanzamiento y que se encontró con un pletórico Falcón. No tiene suerte el Alavés este año con los penaltis decisivos.

El empate final dejó insatisfecha a la parroquia babazorra, preocupada por la escasa capacidad del equipo para crear oportunidades ante equipos bien plantados defensivamente. Dos nuevos puntos que vuelan.

Totalmente diferente sabe para los visitantes el punto conseguido. El Alcorcón demostró mucho oficio, para reponerse primero a la expulsión inicial y para remontar después el marcador adverso. Los de Bordalás encaran su recuperación clasificatoria desde la seguridad defensiva, la presión en el centro del campo y la velocidad y calidad de sus delanteros. No hace falta mucho más para mantenerse en la zona tranquila de la segunda división