Disfrutó por fin de nuevo Mendizorrotza de una victoria de los suyos. Tras las tres últimas derrotas en liga y copa, se palpaba un cierto nerviosismo en jugadores y aficionados y el partido ante el Albacete se presentaba fundamental.

La victoria final se celebró por todo lo alto, no solo por su importancia clasificatoria, también por la forma en la que se produjo. Las lesiones de Unai Medina y Migue influenciaron el desarrollo del encuentro y se enfilaba la parte final del encuentro con el empate en el marcador y con el runrún en la grada. El cabezazo de Vélez llevó la tranquilidad a los locales, que acabaron defendiéndose en su área y marrando claras ocasiones al contrataque.

Buen comienzo y ventaja inicial

Sorprendió Alberto con la inclusión de Juanma en el lugar que en los últimos partidos había ocupado Raúl García, buscando quizás algo más de calidad en la creación de juego. Y sorprendió el Alavés a los manchegos con una nueva salida en tromba que en el minuto 5 llevaba a los babazorros a adelantarse en el marcador. Juli recogió un mal despeje dentro del área y no perdonó. Casi a continuacion, el de Alcoy pudo marcar de nuevo, pero su vaselina desde 30 metros fue repelida por el larguero.

Parecía que el encuentro se podía decantar ya en los primeros minutos, pero el ímpetu inicial de los alaveses fue frenado poco a poco por los visitantes. El centro del campo paso a ser dominio albaceteño y su banda derecha se convirtió por momentos en autopista para ellos. Juanma no llegaba a la ayuda a Xabi Castillo y las internadas se sucedían.

Fue a balón parado como los de Luis César Sampedro tuvieron su mejor oportunidad. Una falta en la frontal, ligeramente escorada era rematada en última instancia por Pulido desde el suelo pero la pelota encontró el palo de la portería defendida por Manu Fernández. Quizás pudo influir en el fácil remate que los centrales albiazules estuviesen formando parte de la barrera, en un claro error táctico.

Gol visitante y maldición en el lateral derecho

Empezó a torcerse el partido con la lesión de Unai Medina. Una mala caída con el hombro le obligó a retirarse con evidentes signos de dolor. Su puesto sería ocupado por Migue y el de éste en el centro de la zaga por Einar.

Se preveía un arreón final de los locales antes del descanso y así fue. Sin embargo, en un saque de banda de nuevo por la derecha del ataque albaceteño, el balón llegó a Keko, que recorrió la frontal del área cediendo el balón a Nuñez. El centro envenenado acabaría siendo introducido en su propia portería por Einar, al intentar evitar que llegara a un Chumbi que se encontraba en fuera de juego.

El empate no fue la única mala noticia para los albiazules antes del descanso. En un forcejeo con Jorge Díaz, Migue se echó la mano al muslo teniendo que ser sustituido ante la sospecha de lesión muscular.

Vélez decide con el partido roto

Tras el descanso, ninguno de los equipos conseguía hacerse con el control del partido. Alguna incursión manchega era respondida con un par de peligrosos remates a cargo de Juanma y Juli. No se había llegado al minuto 60 de encuentro y ambos equipos empezaban a mostrar signos de cansancio. Las ayudas no llegaban a tiempo, la presión se relajaba, se empezaba a romper el partido.

Y se rompió. Tras un par de centros con peligro por parte de los extremos alavesistas, el balón caía de nuevo en los pies de Juli. En los dos primeros balones a área la defensa había mostrado su anticipación, su poder por alto. En el tercero no. Pedía la grada la entrada de un rematador, de un 9 nato, de un delantero con instinto. Pero el "killer" estaba en el campo. Ion. Vélez. Gol.

Oportunidades para sentenciar y agobio final

Con el gol encontraron los locales la tranquilidad que necesitaban. Los motores diesel de Beobide y Toribio empezaron a sobresalir cuando la gasolina se había agotado. Juanma ayudó a contemporizar. La entrada de Sangalli dio más empuje al contrataque, pero fue Juli el que pudo matar el partido. Su uno contra uno en el 44 moría en las manos de Dorronsoro y daba al Albacete fuerzas para las intentonas finales. Los tres minutos de prolongación se convirtieron en cuatro. Pero esta vez la defensa babazorra se hizo grande, gigante.

El pitido final del colegiado, con varios errores de apreciación a lo largo del partido (ninguno grave), llevó la alegría a la parroquia albiazul. El último partido del año en Vitoria deja los tres puntos en el casillero local, que suma ya 22 y vuelve a situar un colchón de cinco sobre el descenso. La semana que viene el Alavés rendirá visita a un Girona situado en los puestos nobles de la clasificación.

El Albacete, que ha dejado una buena imagen en Mendizorrotza pero que se vuelve de vacío y cae a la última posición en vísperas de recibir a la Llagostera en la matinal del domingo 21. Partido trascendental ante el equipo que este fin de semana le ha cedido el farolillo rojo.