Cara o cruz. Así es el fútbol y mucho mas en segunda división. Con el partido ya madurado, momentos de la verdad. Un uno contra uno de Juli que salva milagrosamente Munir, cruz. Un balón que bajaba con nieve en el que Jarosik tenía todas las de ganar y lo ganó Enrich, de nuevo cruz.

Puso mucho el Alavés para llevarse los tres puntos de Soria. Pusieron mucho más los 700 hinchas que acompañaron al equipo y que no dejaron de animar durante todo el partido. Pero no fue suficiente. Esos tres puntos eran fundamentales para seguir en la lucha por la sexta plaza, o por lo menos para alcanzar los 50 puntos que aseguran la permanencia, ni uno ni otro, toca seguir peleando.

El que perdona lo acaba pagando

Comenzó el partido con igualdad numérica en las gradas. La hinchada visitante, puntual, superaba en decibelios a los sorianos que habían salido de casa sin tomar el postre. El Alavés quiso corresponder. Sin superar el segundo minuto de juego había tenido ya un par de ocasiones, que serían dos más para el minuto diez. Había salido Alberto con el once de los últimos partidos, con un pivote defensivo como Toribio y dos interiores Manu García y Juanma, brega y toque. Se vió mucho más al primero y se echó en falta al segundo.

Lanzarote percutía por la derecha, Barreiro entraba en juego, los balones se robaban muy arriba, pero el gol no llegaba. Aprovechó el Numancia la falta de acierto para serenar el partido. De nuevo la calidad de Julio Álvarez se hacía notar. Un par de recortes por aquí, una buena apertura a la banda, peligro inminente en cada lanzamiento a balón parado. Juanma de cabeza pudo desequilibrar el choque, pero su cabezazo se topó con el larguero.

La lesión de Unai Medina superados los veinte minutos de juego trastocaban los planes visitantes. Sangalli ocupaba su lugar, un extremo reciclado a lateral acompañado por otro extremo como Lanzarote con ciertas lagunas en las ayudas defensivas. Peligro.

Dejar todo a cara o cruz para la segunda parte

Una entrada de Jarosik al borde del descanso pudo dejar al Alavés con diez, pero el colegiado quiso compensar la primera amarilla rigurosa que había visto el checo. Así pues once contra once y otros cuarenta y cinco minutos por delante, que comenzaron enzarzados, con mucho juego subterraneo y poca continuidad. Tuvieron alguna los numantinos, varios centros peligrosos y un remate cruzado de Enrich.

La entrada de Juli por un desaparecido Juanma cambió por momentos el escenario. No era partido para toques en el centro del campo y la aparición del de Alcoy acompañando a Barreiro ayudó a dar continuidad a los balones largos. Fueron momentos en los que se pudo desnivelar el partido a favor del Alavés, Lanzarote con un remate de interior en el segundo palo que se marchó alto, Barreiro con un cabezazo también alto y el propio Juli en la ocasión mas clara del partido que se encargó de desbaratar Munir.

Seis jornadas más, ¿en tierra de nadie?

Lo que no habían aprovechado los albiazules lo finiquitó Enrich. Delantero de los de verdad, peleón, fajador, goleador. El balón que llegaba desde el cielo traía marchamo de nada. Fácil para el portero, o para el rubio central de 1,96. Ni uno ni otro hicieron su trabajo. Enrich lo vio y no perdonó. El 1-0 supuso un mazazo insuperable ya durante el partido, con solo diez minutos por delante. Y seguramente también insuperable ya durante las seis jornadas que restan.

La tercera derrota consecutiva deja a los babazorros lejos de los puestos de playoff y quizás también de los puestos de descenso. Cuarenta y siete puntos son muchos, probablemente suficientes para salvar la categoría. Pero también parecían suficientes cincuenta la temporada pasada, no conviene relajarse.

La próxima jornada visitará el Paseo de Cervantes la Ponferradina de entre otros Pablo Infante para aclarar el futuro albiazul. ¿Salvados?, puede. ¿Descartados?, demasiado pronto parece. ¿Cara o cruz? Al menos la jornada que viene no se enfrentará a Enrich.