Llegó la hora de la verdad. Con la derrota del pasado sábado en Aguilar de Campoo frente al Burgos, el Alavés puso punto y final a una pretemporada en la que ni los resultados ni las sensaciones han sido las deseadas. Con una sóla victoria en siete partidos y con problemas de cara a portería, al cuadro de Bordalás todavía le queda un amplio margen de mejora.

La pretemporada comenzó, si se miran los resultados, de manera positiva, con una victoria por 2-0 frente al Aurrera de Vitoria, clásico rival en los amistosos preparatorios de verano. Si bien es cierto que el nivel del rival no era demasiado elevado, el resultado fue positivo para un bloque de jugadores que llevaba menos de diez días entrenando juntos. En el duelo quedó patente que jugadores como Toquero y Juli tendrán un papel importante en este Alavés de Bordalás. En sus botas estará, probablemente, parte del destino del club babazorro.

En el segundo duelo, tal vez el más exigente de la pretemporada viendo el nombre del rival, y que además sirvió de partido de presentación, el equipo cuajó un buen partido. El resultado, derrota por 1-2, estaba dentro de lo esperado teniendo en cuenta que el rival llegaba más rodado a Mendizorrotza. En el duelo ya se pudieron ver algunas de las características que definirán a los de Bordalás: mucho trabajo físico y presión rápida para recuperar el balón tras las pérdidas. Carácter, por lo tanto, no faltará este año en el Paseo de Cervantes.

Problemas de cara a portería

Tras esto, y con la plantilla prácticamente cerrada (sólo faltarían los fichajes de Fernando Pacheco y de Dani Iglesias, más los que el equipo debe acometer aún), llegó el equipo a una fase frente a rivales con menos nombre, pero que a todas luces ha resultado ser más exigente para los albiazules. Tres partidos, tres empates, dos de ellos, además, sin goles. En el primero de ellos, que tuvo lugar el pasado día 1 en Laguardia frente al Logroñés, ya se empezaron a percibir los primeros efectos de las dobles sesiones de entrenamiento a las que acostumbra el preparados alicantino. No obstante, el físico no es algo que preocupe ni dentro ni fuera del club, ya que ha quedado claro que los equipos entrenados por Bordalás tienen una preparación física excelente. Por lo tanto, sólo queda esperar a que los jugadores cojan el ritmo adecuado de trabajo.

En el segundo de los compromisos tampoco tuvo el Alavés su mejor tarde. El lugar, Olaranbe, contra un Mirandés que incluso en verano es un hueso duro de roer. Los babazorros comenzaron bien, al igual que lo hacían la temporada pasada, pero la imprecisión a la hora de definir ha lastrado a los arietes vitorianos. Dos goles de Toquero y uno de David Torres ha sido el balance ofensivo de los atacantes en la pretemporada. El resultado del partido: empate a un tanto y derrota en los penaltis. Del siguiente duelo, que acabó con empate a 0 frente a la Selección AFE poco se puede decir. Se vio a un equipo gris, demasiado impreciso, un equipo con una imperante necesidad de mejoría si quiere alcanzar los puestos de promoción al final de la temporada.

Mal final de pretemporada

Con el equipo sembrando ya demasiadas dudas después de tres pobres empates, llegaba la última fase de la pretemporada, que enfrentaría al Alavés con el Tudelano y el Burgos en menos de una semana. El balance, tras estos partidos, arroja aún más dudas al equipo, ya que no ha sido capaz de ganar ninguno de los dos enfrentamientos. Más aún, ha salido derrotado en ambos, desarrollando un juego más que insuficiente.

El margen de mejora, por lo tanto, es grande, y la primera prueba de fuego para comprobar el verdadero rendimiento del equipo será este sábado frente al Huesca (El Alcoraz, 20.30 horas). Para el partido, Bordalás ya podrá contar con todos los jugadores a su disposición, después de que Barreiro se haya reintegrado al grupo. Paciencia, toda la del mundo, pero ambición también. El tiempo dirá si esta pretemporada se queda en anécdota o si es el primer síntoma de algo más grave. En Vitoria hay confianza en lo primero, porque esta afición ha hecho méritos de sobra para llevarse un buen alegrón a final de temporada.