Año para la calma en San Petersburgo. Tras una temporada convulsa por los conflictos internos -en el vestuario y la grada- y externos -propuesta de liga soviética por parte del club tras sanción de la Federación rusa-, el club del Petrovskiy anda en busca de la regularidad deportiva e institucional que le ayude a reconquistar el trono ruso. Hace poco más de 12 meses, Gazprom le prometió a Spalletti un proyecto para pelear por la Copa de Europa a medio plazo y la entidad reventó el mercado con las incorporaciones de Hulk y Witsel, por una cifra cercana a los 100 millones, en una tarde.
 
Se las prometían muy felices. Por aquel entonces, el conjunto celeste partía como favorito en su grupo de Champions pero la derrota en Málaga (3-0 en el debut) evidenció las carencias y la fragilidad mental de un equipo que arrastró durante meses problemas de adaptación y de egos. A la postre, el Zenit cayó eliminado en la fase de grupos de la máxima competición continental y no revalidó el título liguero, sufriendo más de lo previsto para alcanzar una plaza para la previa de la Champions.
 
Año I post-Denisov
 
Fue él, capitán de la selección rusa, quien señaló a Hulk y Witsel, por sus altos honorarios -con un evidente trasfondo racista-, y desató una guerra civil de la que tomaron parte entrenador, jugadores, aficionados y directiva, y que necesariamente favoreció el naufragio europeo del Zenit. A principios de verano, el club vendió  a Denisov, a todas luces mejor centrocampista defensivo de Rusia, en una operación para la normalización del ambiente en el vestuario. Pese a las aspiraciones del equipo, la entidad tampoco ha realizado ninguna contratación de primerísimo nivel.
 
Tras un año complicado por las declaraciones de Denisov sobre los fichajes de Hulk y Witsel, el Zenit ha vendido a Denisov y no ha fichado a ninguna estrella
 
El Zenit ha firmado buenos futbolistas con cartel en el país tales como Ansaldi, Smolkinov o Shatov y viejas glorias del club, como Arshavin o Tymoschuk, ambos partícipes de la Copa de la UEFA ganada en 2006, que regresan a la antigua Leningrado para recuperar la regularidad de antaño. 100 millones y un año después, Gazprom intenta dar marcha atrás.
 
Así, en plena transición hacia el pasado, el Zenit afronta una nueva participación en la Champions League. Sin presión ni favoritismos -sobre el papel Porto y Atlético están por encima del conjunto ruso- el conjunto de Spalletti no se ve con la necesidad imperiosa de pasar a cuartos de final, si bien pretende lavar la imagen europea de la pasada campaña. El principal objetivo del equipo peterburgués es volver a reinar en Rusia tras un mal año también en el campeonato doméstico.
 
Solvencia defensiva
 
El 4-3-3 de Spalletti -o 4-5-1 según se mire- se asienta sobre la solvencia defensiva del equipo. El hermetismo de la zaga del Zenit, virtud desde la llegada del técnico italiano a San Petersburgo, se ha visto reforzado por las incorporaciones de Igor Smolkinov (ex FC Krasnodar) y Cristian Ansaldi (ex Rubin Kazan), dos laterales de culto que ofrecen recambio de garantías a Anyukov y Criscito, respectivamente.
 
El duende de Danny, la potencia de Hulk y la llegada de segunda línea de Shirokov son los principales peligros del actual Zenit de Spalletti
 
Lombaerts, Neto y Hubocan, quien ha actuado durante muchos partidos en el costado diestro de la zaga por la baja de Anyukov, se reparten los minutos en la zona central de la defensa después que la entidad vendiera a Bruno Alves al Fenerbahçe. El veterano Malafeev y el joven Yuri Lodygin, revelación en lo que va de temporada del equipo celeste tras su fichaje en el pasado mercado, defienden con éxito el arco del Petrovskiy. Los laterales, con proyección defensiva todos ellos, destacan por su envidiable sentido táctico y ofrecen pocos huecos a sus espaldas. 
 
Con la baja de Denisov; Zyryanov y Fayzulin, con un perfil más bien creativo, y Tymoschuk, el más destructivo de todos, se alternan en la posición de 5. Ninguno de ellos tiene la trascendencia en el campo del capitán de la selección rusa, un verdadero problema fuera del terreno de juego para la entidad. Witsel, cada vez más adaptado al equipo, y Shirokov, que ha recuperado su mejor nivel tras un año oscuro, acompañan al mediocentro posicional en la medular. El belga es más de pase en corto y juego raso y el ruso, de desplazamiento en largo y llegada desde segunda línea. De hecho, Shirokov es el llegador por antonomasia del fútbol ruso, muy a menudo desatascador de partidos para su equipo. Con la retirada de Semak y la salida de Denisov, solamente él y Zyryanov se mantienen de aquel centro del campo hegemónico en el país. Poco a poco la medular del Zenit viene recuperando el nivel de aquel trivote de 2011. 
 
Danny, Hulk y la falta de un 9
 
Si bien el centro del campo del conjunto de Spalletti suele estar formado integramente por peloteros, el verdadero desequilibrio del Zenit actual se fragua en los costados del ataque. Si en aquel equipo bicampeón, Bystrov y Fayzulin eran extremos solidarios, de equipo, con tendencia a centrarse y participar en la creación, Hulk y Danny son las individualidades del conjunto. El portugués es el mejor jugador del campeonato ruso y, desde su recuperación y hasta el momento, el principal argumento ofensivo de los celestes.
 
Kerzakhov, delantero titular del Zenit, recientemente acumuló una racha negativa de ocho meses sin marcar
 
No en vano ha anotado nueve goles y ha asistido en cuatro de ellos en los trece partidos que ha disputado esta temporada. Danny es el futbolista más determinante y su inspiración ha compensado las carencias creativas de la medular del Zenit en muchos de los encuentros de esta campaña. Hulk, prácticamente adaptado a Rusia y al equipo, debe explotar en este 2013-2014. Potencia y desequilibrio que se equilibran realmente bien con la imaginación y el último pase de Danny. Arshavin y Shatov dan respiro a Hulk y Danny partiendo desde el banquillo. 
 
Pese al altísimo nivel de los extremos del Zenit, la posición de 9 desentona respecto a sus dos acompañantes. El eterno Kerzhakov se mantiene como delantero titular pero anda lejos de su mejor versión. Hasta hace unas semanas, Sasha acumulaba más de ocho meses sin ver portería, cifras del todo inaceptables. Se mueve bien al espacio y equilibra su poca corpulencia con velocidad y asociación. Bukharov es el otro 9 de Spalletti.
 
Apenas dispuso de minutos la temporada pasada pero por la negativa de la directiva de incorporar a un atacante top -probablemente para evitar otro incendio en el vestuario- se ha mantenido en la entidad. Con su 1,93 m de altura tiene un perfil totalmente opuesto a Kerzhakov. Cabecea y pivota muy bien pero sufre con las combinaciones rápidas. Precisamente, la posición de delantero centro es el principal problema de este Zenit.